“Somos un dúo que hace acrobacias aéreas en telas. La verdad es que teníamos ganas de hacer algo y mostrar lo que hacemos en Corrientes. Estas acrobacias se muestran a veces de otros lugares, pero hay que saber que también en esta provincia se practica y lo hacemos desde hace algunos años”, cuenta Soledad. “Teníamos una afinidad por Arandú Beleza dado que familiares y amigos pasaron por esta comparsa. Esta fue la que elegimos y con la que teníamos ganas de trabajar. Además, el tema que han elegido este año es precioso. Arandú presenta en esta edición ‘Arandú Ensueños. Seres mitológicos’. Dentro del cuadro general nosotras representamos las ninfas, somos Hadas. Nos gustó mucho la propuesta y nos enganchamos con mucho entusiasmo y ganas”.
Durante este fin de semana en su paso por el corsódromo se las vio sonreír con felicidad. Había complicidad entre las dos acróbatas, sonreían, coqueteaban con la mirada y, a diferencia del show de comparsas, en el corso se permitieron más interacción con el público. Por momentos bajaban de sus telas, bebían agua y hacían acrobacias en el piso del carro.
Agustina explicó que el show fue diferente porque ahí tenían una rutina especial. “El corso es distinto porque va cambiando el espectador. Acá en la pista nos permitimos jugar más y vamos interactuando con la gente para que se divierta con nosotros. Además, es una disciplina agotadora y en ese sentido sabemos lo que somos capaces de hacer. Vamos jugando sobre la tela, pero también hacemos acrobacias abajo”. Las chicas por momentos iban subiendo y enrollándose en la tela hasta lo más alto. Luego se dejaban caer casi hasta el piso y ahí despertaban el asombro y el entusiasmo del público. “Buscamos disfrutar y divertirnos también.
Hay aquí algo especial en la relación con el compañero de trabajo, con la dupla, cuando uno puede coordinar mejor el trabajo todo se hace más sencillo”, destaca Soledad. Cuando terminó el paso por el corsódromo, Soledad y Agustina se sentaron en el carro. Se las vio cansadas y estiraban sus piernas mientras bebían agua. Llegaron cerca de los galpones del predio y ahí recién se bajaron del carro.
“Hay que tener en cuenta que es la primera vez que salimos haciendo acrobacias aéreas y no sabíamos cómo nos iban a recibir. El público nos acogió muy bien así que ahora estamos más que felices y tratamos de gozar de este momento. Sobre el corsódromo no pretendemos cansarnos sino mostrar una destreza física con las acrobacias conociendo nuestras capacidades”, concluye Soledad.