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/Ellitoral.com.ar/ Campo

Planificar la recría de las hembras de reposición

Jorgelina Flores, técnica de la EEA Inta Mercedes, elaboró un informe sobre este manejo en los campos de cría de la provincia.

La hembra de reposición es el primer eslabón del rodeo de cría y realizar una adecuada recría, sin duda, mejorará la base de los resultados que se obtendrán a futuro. 

Adelantar la edad del primer servicio tiene alto impacto en el sistema productivo de cría, independientemente del planteo del mismo. Lo que debe fijarse desde un principio es el objetivo de la edad de entore, para esa hembra recriada, si se pretende alcanzar el primer entore a los 18 meses, a los 2 años o más adelante, ya que esto implicará un plano nutricional diferente y un manejo posterior diferencial.

Al realizar el destete se selecciona la hembra de reposición, principalmente en base al peso de destete, pero también teniendo en cuenta su genética, frame, precocidad y fertilidad materna (si se tiene la información necesaria de las madres), entre otras cuestiones. Previamente se debería tener el potrero reservado y de calidad adecuada para recibirlas dado que es importante que los animales sigan ganando peso durante esta etapa otoñal. 

El objetivo a plantearse con la reposición en cualquier sistema de cría es: mantener las ganancias diarias de peso durante todo el período de recría, desde el destete hasta el ingreso al servicio.  Esto es esencial para lograr un vientre productivo. También, es significativo seleccionar los animales por precocidad y fertilidad con el fin de alcanzar la mayor eficiencia posible del sistema. Las herramientas de selección son grado de desarrollo genital (GDR), realizada por el médico veterinario previo al servicio y el descarte por preñez no lograda. 

La edad a la cual se alcanza la pubertad dependerá de la raza, del ambiente, del plano nutricional y de las características estructurales de cada establecimiento. Sin embargo, existen algunos criterios básicos que son similares para todos, por ejemplo, focalizarse en el desarrollo y crecimiento logrado en el primer invierno pos-destete. 

Entonces, para llegar con la mayor cantidad de hembras desarrolladas, es necesario planificar la alimentación posterior al destete, que dependerá de cada ambiente, región y establecimiento: selección de potrero, reserva de los mismos, alimentos disponibles localmente (en el caso de suplementar), confección de reservas forrajeras o implantación de verdeos. Siempre teniendo en cuenta que, cualquiera sea el planteo, se cubran los requerimientos nutricionales de esta categoría. 

En el caso de planificar una suplementación durante el período invernal primero se deberá analizar la condición forrajera disponible, ya que el tipo y cantidad de alimento a entregar dependerá de la oferta de fibra. Es decir, de contar con reserva de campo natural, pasturas estivales o forrajes conservados (henos/silajes) con oferta suficiente, superior a los 2000 kg MS/animal. Generalmente este forraje reservado tiene bajo porcentaje de proteína, pero podría alcanzarse el objetivo de ganancias diarias de peso adecuadas con una suplementación proteica al 0,8% PV; sin embargo, si la oferta es menor, se deberá pensar en una suplementación más completa, energética-proteica y a un nivel mayor al 1% del PV. Con esta definición y la planificación adecuada, se podría realizar la presupuestación y compra de alimento antes de que la demanda haga aumentar los precios. 

A modo de ejemplo y para ver cuáles serían los pesos y objetivos de ganancia diarias, podríamos tomar una recría de vaquilla Braford para servicio a los 18 meses en el centro-sur de Corrientes. Para ello, tendríamos que comenzar con un buen peso de destete de los animales seleccionados: 170 kg PV en promedio; durante la etapa otoñal se deberían tener ganancias superiores a los 200 - 250 g/an/d, en la etapa invernal emplear alguna tecnología (suplementación, encierre o verdeos) que asegure ganancias próximas a los 500 g/an/d para llegar con pesos superiores a los 250 kg PV al inicio de la primavera y continuar con ganancias primaverales que permitan que en febrero los animales superen los 300- 315 kg PV (70% del peso adulto).  

 

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