“Lamentablemente este problema no es nuevo. Pero el olor nauseabundo parece cada vez más fuerte. No sé si cambiaron algún producto que usan o simplemente nosotros estamos cansados de tener que vivir así. Si eso me pasa a mí que vivo en una de las zonas más alejadas de la planta, imagínese a los que viven a 150 y 200 metros”, expresó el intendente de Perugorría, Ramón Castellos. Se refirió así al ser consultado por El Litoral sobre las resoluciones que adoptó: la clausura preventiva de las instalaciones y una denuncia por presunta contaminación. Hoy iniciará las averiguaciones ante organismos públicos destinados al contralor de ese tipo de actividades.
La problemática no es nueva. Los reclamos datan de varios años. Inclusive, en mayo del 2017 hubo una manifestación por parte de vecinos que reclamaron el cumplimiento de una resolución que el Concejo había aprobado el mes anterior, más precisamente en la sesión del 25 de abril.
En aquella oportunidad, desde el recinto municipal solicitaron al Ejecutivo que -conforme a la legislación vigente, entre ellas, la Carta Orgánica- ordene la relocalización de la empresa que elabora asfalto.
“A la vera de la misma, entre Perugorría y Solari, existe una amplia zona que no está poblada y está disponible para ese tipo de trabajos que generaron mucho humo”, plantearon en aquella oportunidad desde el grupo de vecinos que fueron consultado por El Litoral.
Pedido
Esa reubicación no se concretó. El polvillo oscuro y el olor nauseabundo continuó -sostienen- invadiendo a la mayoría de los hogares, en especial, a quienes están en las inmediaciones.
Precisamente, los principales afectados son los aproximadamente 600 alumnos que concurren a la Escuela Nº 410 que funciona a menos de 100 metros de planta, como así también quienes son asistidos en el hospital emplazado a unos 150 metros.
“A ello hay que sumarles los habitantes de dos barrios: uno de 67 viviendas y otro de 25”, añadió Castellanos. Tras lo cual comentó que “personalmente, en dos oportunidades les pedí que, al menos cuando había viento Norte, que no trabajaran en la planta porque era imposible estar. Pero hicieron caso omiso a ese requerimiento en buenos términos”.
Con respecto a esto, el jefe comunal afirmó que “entendemos que es una fuente de trabajo pero la salud de toda una población es lo que está en juego”. Por eso, argumentó que primero trató que al menos no trabajaran con determinadas condiciones del tiempo y en paralelo avanzaran en algún plan de relocalización.
“Pero no me dejaron otra alternativa. Los vecinos constantemente reclaman y los entiendo. Es un olor fuerte y -por ejemplo- te levantás a la mañana y antes de lavarte la cara o ducharte, tenés que limpiar el baño porque está cubierto de un polvillo oscuro”, explicó. Al mismo tiempo precisó que por eso, el viernes emitió una resolución clausurando preventivamente la planta. Sin embargo, “al día siguiente siguieron trabajando como si nada, entonces tuvimos que insistir con la clausura”.
Asimismo, el Municipio realizó una denuncia penal.
“No nos dejaron otra alternativa. Eso mismo le expliqué hoy al propietario que vino a dialogar conmigo. Le insistí que no tengo un problema personal con la empresa, sólo que como intendente debo velar por el bienestar de la comunidad”, manifestó Castellanos. En tanto, añadió que “si bien él insiste en que no hay contaminación, no me entregó documentación que así lo garantice. Por eso voy a ir a Corrientes a averiguar en el Icaa y otros organismos que tienen competencia en este tipo de actividades”.
Ante la consulta sobre cuál considera que sería la solución para que la planta siga funcionando y que los vecinos puedan vivir sin tener polvillo y olor nauseabundo en sus casas, Castellanos aseveró que: “Debe relocalizarse, es lo que hace años vienen pidiendo desde la comunidad”.