Se cumplen este martes 59 años del fallecimiento de Juan Romero, fundador del diario El Litoral y emprendedor exitoso de varias empresas correntinas. El párroco de San Luis del Palmar, Epifanio Barrios, celebró una breve ceremonia en su honor acompañado de Carlos Alberto, José "Pocho" Antonio, Raúl Rolando "Tato" Romero Feris, hijos de Juan Romero. Participaron además Juan José Romero Feris, Raúl Romero Feris, la doctora Bertha Valdovinos Zaputovich y Nora Nazar, junto a otros amigos de la familia.
La ceremonia se realizó a la vera de la ruta 5, km 17, en el monolito que se erigió en el lugar donde ocurrió el trágico accidente de tránsito en el que Juan Romero murió. El padre Barrios rezó una oración en memoria de Juan Romero y se depositaron arreglos florales. A las 18 se realizaba una misa en la iglesia Santa Rita.
Don Juan fue un hijo adoptivo de Corrientes, descendiente de inmigrantes libaneses, que llegaron a este terruño sin nada y dejaron la vida en respuesta a la generosidad de estas latitudes. Defendió las ideas del autonomismo y por su tozudez y entrega fue reconocido en su pueblo, San Luis del Palmar, donde nunca perdió una elección, por lo que se lo conoció como el autonomista invencible.
Mientras otros dudaban, Don Juan Romero tenía una visión clara, optimista y a futuro. Habla de ello, la decisión de erigir el diario El Litoral, en momentos de crisis nacional, solo para que su querida Corrientes no pierda una tribuna de pensamiento, desde donde todos puedan siempre ver con claridad y desprovistas de toda mezquindad sectorial o política.
También se hizo cargo de la planta frigorífica casi en quiebra, en un lugar lejos de los beneficios del poder central, solo para afianzar el desarrollo de una provincia que regó con sangre de sus hijos cada batalla en la que se debió defender la patria.
La sangre de Juan Romero también alimenta esta castigada patria, ninguneada y azotada por decisiones incomprensibles de aquellos ingratos que decidieron mirar para otro lado en beneficio propio y en perjuicio de millones. Pero más allá de la cruda realidad,la memoria de Juan Romero impulsa a todo aquel que la recuerde a seguir proyectando, emprendiendo con esperanza, a no darse nunca por vencido.
Ese legado se mantiene vivo en sus hijos y nietos.