Por Juan Carlos Raffo
Corría el año 1811... y los paraguayos llevaban a cabo un desembarco en Itatí desde una cañonera artillada con dos piezas. Exigieron que se les diera víveres y datos de las defensas de la ciudad de Corrientes, no ocultando que se preparaba un ataque sobre la misma.
Manuel Belgrano estaba en plena campaña militar y su misión al Paraguay, además era diplomática, ya que si bien con sus escasos 1.000 hombres y poco armamento, no era mucho lo que podía hacer, era tan o más importante entablar diálogos con los oficiales guaraníes para llevarles la verdad de la causa de mayo y procurar que estos se asociaran a un proyecto común.
Los paraguayos, paralelamente a la defensa de su suelo, desarrollaban una gran actividad a lo largo de la costa del río Paraná dando golpes de mano con pequeñas embarcaciones y a veces con algunas de mayor tamaño.
Con esta estrategia los paraguayos buscaban cortarle a Belgrano su paso por el Paraná. Las canoas con que el ejército de Belgrano cruzó el Paraná fueron construidas en Corrientes por el entonces muy joven Pedro Ferré y transportadas en carretas hasta Candelaria, ciudad ubicada al norte de Posadas. Ya empezaba por entonces a prestar su valioso concurso a la patria quien sería con el devenir del tiempo el gran estadista de Corrientes y prócer reconocido en toda la nación.
Belgrano primero triunfó en Campichuelo y luego cayó derrotado en Paraguarí y Tacuarí, firmando en este último lugar, el armisticio.
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