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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Autos de Fórmula 1 de los 80 y 90, fabricados en el país y a la venta

El mérito es de Tulio Crepi y sus hijos. La Argentina produce desde hace algún tiempo automóviles de Fórmula 1 que estarán disponibles para coleccionistas y amantes de los vehículos más apasionantes del mundo. Todo comenzó cuando la producción de Netflix solicitó sus servicios para construir las réplicas que se utilizaron en la filmación de la serie sobre la vida de Ayrton Senna. 

 

n Esto que sigue es de no creer en el contexto de recesión que impacta de lleno en el emprendedorismo nacional: en la Argentina de este tiempo diastásico y desconcertante, se están fabricando automóviles de Fórmula 1 como los que conducían a 300 kilómetros por hora Ayrton Senna, Alain Prost y Nigel Mansell en la que quizás haya sido la última época gloriosa de la hoy superdigitalizada máxima categoría del automovilismo.

El responsable de esta genialidad es el siempre vigente Tulio Crespi, cuya fortaleza de Balcarce puso manos a la obra para producir réplicas sorprendentemente similares a los monopostos que daban espectáculo en los años 80 y 90. La noticia no es reciente, pero poco conocida fuera del circuito de fanáticos del automovilismo, donde el dato comenzó a circular desde 2022, cuando los talleres Crespi comenzaron a construir las recreaciones de los McLaren, Ferrari y Lotus utilizados en el rodaje de la serie sobre la vida de Ayrton Senna.

La biopic en capítulos producida por la plataforma Netflix será estrenada durante la segunda mitad de 2024, a 30 años del fallecimiento del gran piloto brasileño, después varios meses de filmación que transcurrieron en locaciones de Argentina, Brasil y Uruguay. En tales escenarios (incluido el semipermanente de Mar del Plata para imitar los paisajes de Mónaco) pudieron verse en acción las réplicas fabricada por Crespi, que sorprendieron por su desempeño dinámico.

Según relata el sitio especializado Motor1, Tulio y su hijo Luciano Crespi detectaron rápidamente que los concept-cars fabricados en Balcarce (histórico epicentro de producción de vehículos de competición y fueras de serie desde los años 60 hasta el presente) no solamente que causaron sensación a la vista, sino que demostraron un desempeño impresionante. Especialmente las versiones equipadas con motorizaciones más picantes.

Ante tales logros, el paso siguiente fue avanzar hacia la comercialización de las réplicas para clientes que deseen tener uno de estos modelos y disfrutarlos en eventos, autódromos y exposiciones. Luciano Crespi, quien además de estar involucrado con la cocina del proyecto se desempeñó como doble de riesgo al volante en la filmación de la serie, explicó que “seremos una opción más en el mercado de las réplicas de Fórmula 1”.

“Podrá haber quien gaste millones de dólares en comprar un Fórmula 1 original, otros que compren un chasis sin motor para tenerlo colgado en su casa y también quienes opten por nuestros autos, que tendrán la ventaja de que podrán ser conducidos por sus propietarios sin inconvenientes. Faltará el sonido de los motores V10 o V12 de aquellos años, pero la sensación de manejar un F1 estará presente”, aseguró Crespi.

La gran diferencia entre los Fórmula 1 originales de hace 30 años y los presentados en la serie de Netflix pasa no sólo por las motorizaciones sino por los materiales. En este caso se trata de un chasis multitubular con carrocerías de fibra que imitan las formas y la aerodinámica de los modelos oficiales, pero con algunas diferencias como la accesibilidad y la amplitud del cockpit, ya que los espacios permiten acomodar mejor a un conductor amateur.

Según anunció Crespi Motorsport, habrá cuatro modelos en catálogo: McLaren 85, Lotus 86, Ferrari 90 y McLaren 91. Todos con disponibilidad de caja con levas al volante o selectora manual lateral (como los que dominaba Ayrton Senna en su famosa rivalidad con el francés Alain Prost). Los motores, por supuesto, no son Ferrari ni Honda (los usados por McLaren), pero sí serán apropiados para un comportamiento digno.

En concreto, los modelos aceptarán los siguientes impulsores de calle: un cuatro cilindros aspirado de 1.8 litros y 125 CV, otro similar pero con admisión turbocomprimida de 250 CV, y una tercera alternativa V6 de admisión aspirada también de 250 CV. Suficiente para sentir un vértigo parangonable con las sensaciones que se viven a bordo de un auténtico monocasco de la época dorada. ¿Precio? Se estima que para cumplir el sueño del Fórmula 1 propio habrá que desembolsar unos 100.000 dólares.

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