¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

La educación, cimiento nacional que se debilita

Por El Litoral

Domingo, 29 de noviembre de 2020 a las 01:03

La habilidad sobrenatural de Diego Armando Maradona para jugar al fútbol lo llevó de sus orígenes humildes a ser una estrella mundialmente reconocida. Un camino que recorrió a través de esa meritocracia casi perfecta que es el deporte profesional. Ser el mejor con la pelota se impuso como criterio sobre todo lo demás. Para ser el mejor también tuvo que hacer sacrificios y dejar la escuela ni bien comenzó la secundaria. Maradona fue único. La conmoción mundial que generó su muerte lo confirmó una vez más. Su excepcionalidad confirma además nuestra norma: el resto de los argentinos no somos Maradona y la mayoría tampoco vive del deporte profesional. Necesitamos de otras vías para un eventual ascenso social y para proyectar nuestro futuro. La educación, en forma de mito de creación de la nación, representó la vía por excelencia para lograr ese ascenso. El proyecto educativo que fue delineando Domingo Faustino Sarmiento durante su vida fue coronado con la ley 1.420 que estableció en 1884 que la educación debería ser obligatoria, pública, laica y gratuita. Una legislación que tenía poco que envidiarle a proyectos similares de países más avanzados.
Casi 140 años después, la pandemia de coronavirus en general y el funeral de Maradona en particular dejaron en evidencia que el mito de la educación como cimiento nacional está profundamente debilitado, como símbolo y como realidad. La educación no aparece como una actividad esencial ni para las autoridades, ni para las corporaciones, ni para los gremios, ni para una parte de la sociedad (...) La estimación que sí tenemos para Argentina, según investigadores de Flacso, es que al menos un millón y medio de chicos abandonaron la escuela este año. También sabemos por una encuesta del propio ministerio que el 78% de los alumnos recibió clases por WhastAspp, lo que significa recibir una clase asincrónica y en general en un dispositivo que es de los padres. Por más esfuerzos que existan desde el docente, esas clases asincrónicas requieren de un padre, madre o cuidador, sobre todo en los niños más chicos. La acusación de ser malos padres, y sobre todo malas madres, fue recurrente incluso desde sectores que se consideran progresistas. Querer recuperar independencia laboral y tiempo libre nos convierte en malas madres en pleno siglo XXI. Esta situación de sobrecarga de tareas en las mujeres se agudiza particularmente para las madres de niños que asisten al jardín de infantes. La primera infancia fue la gran ausente al inicio de los protocolos, en contra de la tendencia mundial que comprende que es una etapa fundamental para el desarrollo emocional y cognitivo, que los jardines cerrados pueden tener impacto en el PBI y salarios futuros.  Por último, para niños con malos padres no hay nada mejor que la escuela. Con las escuelas cerradas han caído un tercio las denuncias por abuso infantil, los niños están sufriendo en silencio lo que la escuela suele detectar. La depresión y los episodios de autolesiones también aumentan, así como los índices de obesidad. El cierre de escuelas provoca regresiones en niños con necesidades especiales. Los adultos estamos abandonando a los niños que más nos necesitan (...)
(...) De no tener criterios epidemiológicos claros se ha logrado, con la presión de diversos actores, que las autoridades tuvieran que establecer esos criterios. El nuevo argumento en contra es que es tarde, que estamos casi en diciembre, cuando justamente llegamos a diciembre con pocos avances por las trabas que se pusieron. Reclamar hoy que abran las escuelas, con sólo el 2% de los alumnos del país asistiendo a clases presenciales es pedir prioridad para la educación. La organización gubernamental de un velorio de multitudes expuso que no es la pandemia, sino la voluntad política lo que define las cosas. Que los protocolos deben ser más contemplativos, sobre todo con los niños. Que todas las despedidas son importantes para el que se despide, sea de un ser querido o de un ciclo escolar. Era inevitable que muchas personas quisieran despedir a Maradona. Como es inevitable que las escuelas cerradas generen pérdidas de aprendizaje, abusos no denunciados, depresión y deserción escolar por más esfuerzo docente que exista. Las escuelas cerradas refuerzan el ciclo intergeneracional de pobreza en un país con casi el 60% de los niños pobres. Niños pobres que no viven en ámbitos menos propicios para el contagio que una escuela. Muchos políticos argentinos han puesto a Alemania como su modelo de país. Muchos periodistas deportivos han elegido a Alemania como su modelo de selección de fútbol. Alemania decidió que la escuela es su Maradona, que la escuela es la que se debe imponer a la pandemia.

Últimas noticias

PUBLICIDAD