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/Ellitoral.com.ar/ Sociedad

Desde Corrientes cuestionan a la UBA por usar perros para detectar covid-19

En la Universidad de Buenos Aires trabajan en un proyecto para que los canes identifiquen la enfermedad. Mario Rosillo, uno de los pocos especialistas en Latinoamérica en odorología, crítica la posibilidad.

Quién podría cuestionar a la Universidad de Buenos Aires en el tratamiento de sus estudios e investigaciones, pocas personas en el mundo se atreverían a hacerlo, y una de ellas es de Corrientes.

Se trata de Mario Rosillo, el médico veterinario fundador de la división Canes de la Policía de Corrientes, eminencia mundial en odorología forense, reconocido por haber adiestrado a Corbata, el perro con más condecoraciones en el país por los casos que resolvió, quien salió a cuestionar a la casa de estudios por el trabajo que realiza con perros en un intento por detectar positivos de covid-19.

“No hay ningún estudio científico que determine que el covid-19 genera que las personas emanen un olor determinado. Qué pasa con los infectados asintomáticos. El perro no podrá detectarlos y se corre el riesgo de falsos negativos como ocurre con algunos test”, explicó el experto a El Litoral.

“He trabajado en Suiza, China y otros países en estudios al respecto, pero no hay sustento científico que permita determinar que el coronavirus genera un olor determinado, como sí sucede en casos de cáncer o glucemia. El perro puede detectar un cáncer de próstata y he trabajado en casos que lo confirman, en Venezuela y aquí en el país, pero no sucede lo mismo con el covid-19. Hay que mantener el rigor científico. No se pude suponer que el virus genera un olor determinado distinto a otros”, agrega. 

“Ni siquiera la Organización Mundial de la Salud admite la posibilidad de que la enfermedad cause olor. Tiene síntomas similares a la gripe, una neumonía y qué pasa con los asintomáticos. Se corren riesgos”, alertó.

“Si en algún espacio de los tiempos se logra determinar el olor objetivo de la covid-19, sin que cause inconvenientes sanitarios en los binomios, sería el primero en aplaudirlo de pie. Por que sé perfectamente de las capacidades de la nariz del mejor amigo del hombre, ya que hace 18 años convivo con los compuestos orgánicos volátiles en la identificación humana, patologías oncológicas, larvas, narcóticos, explosivos y otras sustancias”.

“Los caninos detectores de explosivos, narcóticos, oncologías, odorologías, hipo/hiperglucemia responden a olores objetivos fijos y claros, como el isopreno y la acetona, entre otros, para glucemia 1; y benzoato de metilo+fentalino, entre otros, para narcóticos”.

“Sin tener el olor objetivo, estamos a ciegas, solo suponemos algo y suponer no es certeza. Más aún con un  síndrome y una enfermedad que no se conoce en profundidad, que evoluciona. Digamos que abrimos el camino al falso positivo y al falso negativo (siendo este último mas grave)”

“Si debo entrenar un canino a identificar chocolate, pues debo registrar en su memoria olfativa de largo plazo el olor a chocolate. De pronto el chocolate no lo tengo, y supongo que el aroma a café podría ayudarme y también el tabaco, pero de pronto tengo en una caja chocolate, probamos al canino, este registra e ignora la caja (pues no conoce los odorantes del chocolate) y pasa de largo. Las consencuencias pueden ser graves”.

“Cientos de compuestos orgánicos volátiles (COV) se emiten desde el cuerpo humano, y los componentes  generalmente reflejan la condición metabólica de un individuo. Por lo tanto, contraer una enfermedad infecciosa o metabólica, a menudo, resulta en un cambio en el olor corporal. Los avances recientes en las técnicas analíticas permiten un estudio rápido de los COV derivados de la respiración, la sangre, la piel y la orina. Los COV específicos de la enfermedad pueden usarse como biomarcadores olfativos, diagnósticos de enfermedades infecciosas, metabólicas, trastornos genéticos y otros tipos de enfermedades. El esclarecimiento de los mecanismos fisiopatológicos subyacentes a la producción de COV específicos de la enfermedad puede proporcionar nuevos conocimientos sobre los enfoques terapéuticos para los tratamientos de diversas enfermedades”.

“Los olores corporales son el resultado de la combinación de cientos de COV olorosos emitidos que se secretan originalmente de varias células dentro del cuerpo a través de vías metabólicas. Las principales fuentes de COV incluyen aliento, sudor, piel, orina, heces y secreciones vaginales”.

“La sangre también es una fuente importante de olores corporales porque algunos COV producidos metabólicamente se secretan en la sangre y finalmente se emiten al ambiente externo a través de la respiración y/o el sudor. El covid-19, es un síndrome, con síntomas de características idénticas a la gripe, neumonía, entre otras afecciones”.

 “Un síndrome se caracteriza por agrupar diversos síntomas que presentan  una determinada enfermedad o bien describe al grupo de fenómenos propios de una situación específica”.

“Para comprender bien esta situación, es necesario aclarar algunos aspectos:  esto no es lo mismo que detectar patologías oncológicas u otros desórdenes hormonales o infecciones bacterianas, que producen claros COV propios a entidad patológica, tampoco es lo mismo que detectar paludismo, todo esto sí es posible”.

“¿Y por qué es posible? Pues estamos hablando de moléculas que emiten odorantes que el perro puede detectar en base a un adiestramiento específico, basado en asociación de olores con juego o bien por medio de la colonización odorante (inducción odorífera de la sustancia en tiempo y forma anexado a un registro de recompensas específicas). Estos odorantes captados por los receptores olfativos ingresan al área cerebral donde se dispersan en tres regiones, para luego, con la consolidación, pasar a la Memoria Olfativa de Largo Plazo (Molp). Para que un canino pueda detectar un infectado sintomático o asintomático, debe poseer en su Molp el odorante objetivo, producto de la infección viral. Al día de hoy no hay estudios sobre esta temática, si una persona infectada tiene cambios odoríferos en su cuerpo, específicos al covid-19”.

Salteño de origen, pero correntino por adopción y elección, Mario explica que la odorología con canes es la ciencia que se encarga de detectar y recolectar las huellas olorosas dejadas por el delincuente en el lugar de los hechos.Entre sus pergaminos se destaca como docente en la Universidad de Barcelona, donde dos veces al año dicta clases en una maestría sobre su especialidad. Capacitó y dictó cursos a la Policía de Colombia, México, Panamá, Perú, Brasil, Barcelona, Portugal y otros lugares. Tuvo una participación especial en el manual “Human Scent Evidence” (Evidencia de olores humanos) de sus colegas Paola Prada y Kenneth Furton de la Universidad de Florida (Estados Unidos). Los conocimientos de Rosillo fueron utilizados hasta por el FBI en casos criminales.

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