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Ser libre de la gente

El temor y la frustración son los rasgos principales de una persona codependiente, aun cuando no sea consciente de lo que le ocurre. Siente, con respecto a aquel de quien depende, que no podría vivir sin él o ella. Es una conducta que los expertos consideran adictiva. Todos, tanto varones como mujeres, podemos ser adictos a la gente.  

Por Bernardo Stamateas

Colaboración especial

¿Dónde nace la 

codependencia? 

Casi siempre, aparece en contextos donde hay abandono. Alguien que sufrió abandono por parte de su padre o su madre (o ambos) suele crecer con la necesidad de depender de otros para funcionar bien. Es posible depender de los padres, de la pareja, de los amigos o, incluso, de la opinión de la gente. 

Sin darse cuenta, el codependiente les entrega a otros el control de su vida emocional y tiene la creencia que ellos pueden, o deben, hacerlo feliz. Dicha dinámica es muy común en las relaciones de pareja y también con personas cercanas que tienen alguna clase de adicción. Incluso, hay casos donde hay violencia que la persona que depende tolera por falta de valoración en la infancia.

Te invito a considerar las cuatro principales características de alguien codependiente:

1. Es muy inseguro interiormente

Por esa razón, siempre está pidiéndole a otro su opinión: “¿Vos qué pensás? ¿Vos qué harías en mi lugar?”. El criterio ajeno se convierte en su fuente de decisiones. 

2. Intenta, en vano, controlar todo y a todos

A veces puede recurrir a la manipulación para lograrlo. En el fondo, sufre un dolor emocional muy grande con el que no logra conectar.

3. No cree en sí mismo, los demás siempre son mejores

No conoce sus propias habilidades para manejar su vida. Necesita todo el tiempo una especie de “guardaespaldas afectivo” que le solucione todo. 

4. Consume toda su energía en los demás

Tiene la creencia muy arraigada de que no puede, no sabe y no tiene. Esto lo conduce a apegarse a los demás obsesivamente hasta agotarse.

La buena noticia es que es posible ser libres de la codependencia. El primer paso consiste en practicar el colocarse uno en primer lugar. Pero, para lograrlo, es fundamental aceptarnos como somos, con defectos y virtudes. Solo así seremos capaces de amarnos y respetarnos equilibradamente y de reconocer todo lo bueno que hay en nosotros.

Alguien que no se conoce, no se ama y no se respeta rara vez será respetado por otros y solamente atraerá a su vida situaciones negativas de maltrato. Por eso, si te reconocés como codependiente, permitime decirte que no naciste para depender de alguien, sino para vivir en libertad con sueños y proyectos propios a largo plazo. 

No busques afuera, en tu interior se hallan todas las herramientas que necesitás para solucionar cualquier problema que surja y para lograr el éxito en todo lo que hagas. También para disfrutar de relaciones interpersonales sanas y satisfactorias. Vos, y nadie más que vos, sos la persona a la que debés mirar siempre. Atrévete a ser libre de la gente.

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