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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Estudiantes recopilarán en un libro la historia de Ramón Blanco, el excombatiente de 19 años

La escuela que lleva su nombre, en el paraje Arroyo Pontón de San Luis del Palmar, impulsa el trabajo de la mano de investigadores y la editorial de la Universidad Nacional del Nordeste. Buscan mantener viva la memoria de Malvinas en las nuevas generaciones.  

Un grupo de estudiantes de una escuela rural recopilará en un libro la historia de Ramón Cirilo Blanco, un excombatiente de Malvinas de 19 años que murió en la guerra. La  escuela del paraje Arroyo Pontón, en el departamento de San Luis del Palmar, lleva su nombre  luego de que su cuerpo fuera reconocido a través de un proceso de ADN impulsado por la Fundación No Me Olvides. 

La pequeña escuela rural resonó en Corrientes en 2019 por ser la segunda en llevar el nombre de un caído en Malvinas. Aquel proceso llevó tiempo e investigación, porque ayudó a identificar a un “soldado solo conocido por Dios” en el cementerio Darwin de las islas. Ahora, escribirán la historia de Ramón, lo que implicó el reconocimiento de su cuerpo y aquel proceso de investigación previo a la imposición del nombre a la institución educativa. Buscan que la memoria esté viva y que el material historiográfico sirva para las futuras generaciones. 

Si de memoria se trata, la pequeña escuela rural sabe y mucho. Aunque constantemente realizan trabajos de investigación institucional, la historia de Malvinas es su “parte favorita” de la historia argentina. “Tratamos de trabajar este tema todos los años y convertimos estos proyectos de investigación en institucionales. Hacemos que toda la comunidad educativa y hasta los vecinos participen para mantener viva la historia de Malvinas”, contó a El Litoral, Mabel Miranda, directora de la Escuela Nº 784. 

Aquel proyecto fue impulsado por la Fundación No Me Olvides, lo que llevó a que la escuela sea apadrinada por ellos. 

Para la imposición del nombre debieron hacer un proyecto de investigación que necesitó de los estudiantes, padres, vecinos y la familia de Ramón. Reconstruyeron su historia desde cero. Un joven que con solo 19 años y muy poca experiencia militar, partió a las islas y jamás regresó. También tuvieron la ayuda fundamental de Florencia Conde, investigadora de la Unne-Conicet, quien ahora cursa su maestría y acompañará nuevamente el proyecto. 

La iniciativa del material historiográfico tendrá el apoyo financiero de la editorial Eudenne de la Universidad Nacional del Nordeste. “Tenemos la posibilidad de publicar la biografía que armaron los chicos y estamos muy emocionados. Del proyecto participará el colectivo Ciri, un grupo de investigadores a cargo de Carolina Gandulfo (antropóloga social y docente de la Unne) y haremos talleres con toda la comunidad educativa”, contó Miranda. “Convocamos a exalumnos que participaron, algunos tutores y los vecinos”, aseguró. Los estudiantes que participarán tienen entre 5 y 12 años.

Para el producto final, la escuela impulsará durante estas semanas de abril un ciclo de talleres que inició el jueves pasado. El primero trató sobre la confección de la publicación como tal. “Otro de los talleres que tenemos pensado para este ciclo es sobre la pregunta ¿por qué las Malvinas son argentinas?”, contó la docente. También harán encuentros sobre el trabajo de la Fundación No Me Olvides, el proyecto de  identificación de los cuerpos en el cementerio Darwin a través de organismos internacionales y nacionales, y un último con el sobrino de Gabino Ruiz Días, el primer excombatiente identificado en Darwin, oriundo de la ciudad de San Roque.

Malvinizar para no olvidar

“Siento que tengo la obligación de malvinizar a las futuras generaciones”, afirmó la docente. Para ella la participación de la comunidad es elemental para que la historia siga presente con el correr de los años. 

Contó que esta experiencia educativa sobre Malvinas también le toca aplicar con los docentes que no vivieron estos aprendizajes como sí lo hacen los estudiantes hoy. “Hay docentes que hicieron su escolaridad en la época de los 90 y esa fue una época desmalvinizada, no se hablaba de Malvinas. Pero no es culpa de nadie, fue el sistema en sí. Y como no vivieron ese sentir malvinense, que por ahí sí viven las nuevas generaciones, tenemos que malvinizar a los chicos junto a los docentes”, explicó. “Yo creo que a través de estas cosas se logra. Por eso lo organizamos en conjunto, leemos juntos, compartimos materiales de lectura. Es un modo de malvinizar”, dijo. 

Miranda está segura de una cosa: la Escuela “Héroe de Malvinas Ramón Cirilo Blanco” del paraje Arroyo Pontón vive la historia de Malvinas de una forma especial. Por eso, como parte de la Fundación No Me Olvides, seguirá impulsando estas experiencias para que más infancias tengan viva la memoria de aquellas frías noches de combate.

Ramón Blanco: el soldado “reconocido por Dios”

Según algunas líneas de la biografía en la que trabajaron alumnos y docentes de la Escuela Nº 784, Ramón Cirilo Blanco nació el 7 de julio de 1963, en Arroyo Pontón. En 1981, con 19 años, lo convocan desde el Regimiento de Infantería 12 de Mercedes y mientras cumplía con el período de instrucción se conoce la decisión del Estado argentino de recuperar las Islas Malvinas. 

La noticia del fallecimiento fue comunicada por las autoridades militares a una tía del combatiente y, posteriormente, a los familiares se le hizo entrega de un acta de defunción en el que se estableció que el soldado murió el 10 de junio de 1982, en “acciones de guerra en las Islas Malvinas”. Pero no habían encontrado su cuerpo. 

Luego de que su familia comunicara su necesidad de reconocerlo, tras el impulso del proyecto de identificación de ADN de la mano de la Fundación No me Olvides, en noviembre de 2018, extrajeron muestras de sangre a sus familiares. A finales de enero de 2019, tuvieron la respuesta de que Ramón Cirilo Blanco (1963-1982) ya no era un “NN” sino un héroe de Malvinas, pues se pudieron identificar sus restos enterrados en el cementerio de Darwin.

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