Las fracturas asociadas con la osteoporosis son más frecuentes en las muñecas, cadera y columna vertebral. En el corto plazo, las fracturas de la columna vertebral (fracturas por compresión vertebral) pueden causar un dolor intenso y eventualmente resultar en una pérdida gradual del movimiento y la incapacidad de realizar las tareas diarias.
Las mismas pueden llevar a la pérdida de estatura y en los casos más severos, la columna vertebral se puede curvar formando una joroba dorsal. Las fracturas de cadera casi siempre requieren de una intervención quirúrgica. Alrededor de un tercio de los pacientes pierden su independencia y necesitan cuidados adicionales. Los hombres y mujeres de 60 años se encuentran ante un riesgo más elevado de padecer osteoporosis que las personas más jóvenes. Sin embargo, es posible padecer osteopenia (baja masa ósea) u osteoporosis en edades tempranas.
Los huesos están formados por tejido vivo y dinámico. A lo largo de la vida, los tejidos óseos viejos son eliminados y reemplazados por tejidos óseos nuevos. Los años críticos para la formación de la masa ósea son durante la niñez y la adolescencia. En esta etapa es cuando el hueso se forma más rápidamente, en relación a la pérdida de tejidos viejos, ocasionando que los huesos se conviertan en más grandes y densos. Este ritmo continúa hasta alrededor de los 25 años cuando normalmente se alcanza el nivel máximo de masa ósea. Si bien éste está determinado principalmente por factores genéticos, existen otros factores tales como la nutrición, la actividad física y las enfermedades que también pueden influir en el desarrollo del hueso.
La pérdida de tejido óseo comienza alrededor de los 40 años, cuando ya no se reemplaza el tejido óseo tan rápido como se pierde. En las mujeres, sin embargo, esta velocidad de pérdida de tejido óseo aumenta después de la menopausia, cuando se detiene la producción de estrógenos y los huesos ya no se benefician con su efecto protector. Los hombres también sufren la pérdida de tejido óseo pero la velocidad de pérdida es mucho más lenta que en las mujeres. En esta etapa de la vida, tomar medidas preventivas puede ayudar a retrasar la velocidad de reducción del tejido óseo y disminuir el riesgo de fracturas relacionadas con osteoporosis.
El mejor momento de la vida para asegurar la salud ósea es durante la juventud. Para mantener los huesos fuertes se recomienda actividad física y una dieta nutritiva que incluya alimentos ricos en calcio. Todo esto acompañado de una regular exposición al sol que ayuda a la producción de vitamina D en nuestro cuerpo.
Las mismas medidas que ayudan a fortalecer los huesos en la juventud también son válidas para el resto de la vida. Una vez diagnosticada la osteoporosis existen varios tratamientos disponibles para disminuir la velocidad de la pérdida ósea.
Síntomas
Generalmente, no existen síntomas hasta que ocurre la primera fractura. La pérdida ósea sucede “silenciosa” y progresivamente, ya que la osteoporosis produce mayor fragilidad en los huesos, producto de la descalcificación generando fracturas ante traumatismos mínimos que no son comunes en huesos sanos.
Causas
Una de cada tres mujeres y uno de cada cinco hombres mayores de 50 años sufrirá una fractura osteoporótica. Los cambios hormonales que ocurren en la menopausia son una de las razones por la cual las mujeres se encuentran ante un mayor riesgo que los hombres.
Existen muchos otros factores de riesgo asociados con la Osteoporosis:
Un familiar cercano con diagnóstico de Osteoporosis
Antecedentes familiares con fracturas producidas por golpes o caídas leves
l caídas frecuentes
l una fractura anterior
l reposo forzoso prolongado
l poca actividad física
l bajo peso corporal
l pérdida de estatura
l ausencia de ciclos menstruales por más de 12 meses
l una dieta baja en calcio y vitamina D
l elevado consumo de alcohol
l tabaquismo
Ciertas medicaciones, tales como corticoides, utilizadas durante un largo plazo
Más de 60 años de edad
Trastornos crónicos como anorexia nerviosa, síndromes de mala absorción incluyendo enfermedad celíaca y enfermedad de Crohn, enfermedad hepática crónica, hiperparatiroidismo primario, postransplante, enfermedad renal crónica, hipertiroidismo, síndrome de Cushing y artritis.
Diagnóstico
Como la osteoporosis no posee otros síntomas evidentes más que una fractura cuando el hueso ya se encuentra significativamente debilitado, es importante concurrir al médico, quien seguramente indicará una prueba de densidad mineral ósea (DMO) en caso de estar en riesgo.
La prueba de DMO más exacta es la DXA (Absorciometría dual con rayos X). Es una radiografía de radiación mínima capaz de detectar porcentajes relativamente bajos de pérdida ósea. Se utiliza para medir las densidades óseas de la columna y la cadera. La prueba de densidad mineral ósea es un procedimiento simple y no invasivo.
Si los resultados del estudio de DMO revelan osteopenia u osteoporosis no significa que la persona automáticamente sufrirá una fractura. Existen muchas terapias disponibles que el médico podrá prescribir para reducir la pérdida ósea y prevenir fracturas. Al mismo tiempo, el paciente puede realizar importantes cambios nutricionales y en su estilo de vida para ayudar a reducir su riesgo de fractura.
Cambios en el estilo de vida
Si se ha diagnosticado osteoporosis u osteopenia, el proceso de pérdida ósea no podrá detenerse completamente, pero es posible demorarlo significativamente, y eliminar o reducir ciertos factores que contribuyen a su rápido progreso. El ejercicio no sólo es importante para la salud general, sino que contribuye a formar la masa ósea en los jóvenes y disminuir la pérdida ósea en los adultos. El ejercicio también fortalece los músculos y aumenta la flexibilidad mejorando la coordinación y el equilibrio; estos factores ayudan a reducir el riesgo de caídas.
Los ejercicios con peso y los ejercicios de gran impacto estimulan la formación ósea. Se recomiendan los deportes que implican levantar peso, correr, correr carreras de alto impacto y saltar. Los deportes de bajo impacto y baja carga, tales como la natación y el ciclismo, son beneficiosos para la salud cardiovascular y mejoran la fuerza muscular, pero no promueven la formación ósea.
Estos son algunos ejemplos de ejercicios para los huesos:
l caminata
l trote
l baile
l tenis
l vóleibol
Rutinas en el gimnasio con ejercicios de fuerza o resistencia
Tanto el calcio como la vitamina D son esenciales para mantener los huesos sanos. A medida que crecemos, absorbemos con menos eficiencia. Esto significa que con el tiempo se necesitan mayores cantidades de calcio.
Los alimentos ricos en calcio incluyen productos lácteos tales como leche, queso y yogur; algunas verduras (por ejemplo; brócoli, repollo, acelga); pescados con espinas enlatados, tales como sardinas; nueces (almendras y nueces brasileras en particular) y queso de soja con calcio (tofu). Además, los alimentos fortificados con calcio (más comúnmente jugos de naranja y cereales para el desayuno) son fáciles de conseguir. La ingesta adecuada de Proteínas también deberá formar parte de una dieta saludable, a fin de fortalecer la función muscular y la masa ósea. Las fuentes de proteínas incluyen carne blanca, pescado, leche, habas y leche de soja.