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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

Festival de importaciones o de ineficiencias

Que a la vicepresidenta no le guste su propio Gobierno es algo sin dudas que sorprende, pero que en Argentina ocurre y ya no escandaliza a nadie. Pero que el ruido de esa interna intente tocar fibras de la gestión en busca de cambios, amerita, cuanto menos, un dosis de honestidad y no solo de bullicio.

Esta semana el principal estallido lo dio una de las frases de la exmandataria en la celebración del Día de la Bandera con un acto político-sindical. Se refirió a un “festival de importaciones” para hablar de cómo va la marcha de la economía. Golpeada, por supuesto.

Pero ¿no será mejor preguntarse si se trata de una consecuencia de abrir las puertas del consumo nacional al mundo o de una alta dosis de ineficacias encadenadas?

Para poner bases argumentativas claras a esa discusión, el especialista Gustavo Lazzari lanzó una dura y no por ello menos sintética reflexión: “Carecemos de asfalto, señalización, dimensiones adecuadas, y hasta de gasoil. Sobran impuestos y regulaciones”.

Si bien se situó en el universo del consumo alimenticio (vital) y más específicamente al de la carne de cerdo, sus ideas son aplicables al fondo de la cuestión.

“La realidad es que la Argentina es un país cerrado sin comercio relevante con el exterior. Nuestras exportaciones e importaciones representan menos de 30 centavos de dólar de cada 100 dólares que se comercializan internacionalmente”, sostuvo y continuó, en su columna aparecida en Infobae.

“En la misma línea que la expresidenta, algunos representantes de parte del sector producto porcino se ha manifestado recientemente”.

“Tal coincidencia, estimo casual, es errada. El problema de rentabilidad tanto del sector primario como de la industrialización de la carne de cerdo no se debe a un supuesto e inexistente festival de importaciones sino a un festival de ineficiencias en las regulaciones e impuestos que ahogan a toda la cadena”.

“Es un mecanismo simplista y errado acusar a las importaciones. La cadena porcina debe observarse como un todo. La observación y el foco parcial lejos de ofrecer soluciones produce divisiones innecesarias y gravosas para todos”.

“Entre las cadenas de producción de vacas, cerdos, pollos y otras proteínas tenemos que lograr que nuestros consumidores accedan a los 110/120 kilos de proteínas cárnicas anuales.

El sector necesita amplia apertura de importaciones y exportaciones. Para ello necesitamos costos regulatorios razonables, bajos impuestos y una infraestructura física e institucional adecuada a los parámetros internacionales. Carecemos de todo ello”.

“La estructura tributaria torna inviable la producción, industrialización y comercialización de proteínas. Desde la cantidad y multiplicidad de impuestos, tributos y tasas injustificadas en todos los niveles jurisdiccionales. 

Según el Iaraf hay 165 impuestos y tasas en todo el país. Cada pyme debe soportar al menos 42 impuestos y tasas que redundan en un vencimiento impositivo por día hábil”. 

“Además, la indisponibilidad de saldos técnicos acumulados tanto en Iibb como en tributos nacionales, el despojo que significa la Tasa de Seguridad e Higiene Municipal, las aduanas interiores y los saldos técnicos irrecuperables que sufre la producción por un IVA diferencial mal diseñado”.

Nuestro foco debe estar en liberarnos de las mochilas fiscales y regulatorias que nos aplastan. Apelar al proteccionismo es contraproducente.

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