Por Francisco Villagrán
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Especial para El Litoral
Hay un dicho popular que reza: “Andá a cantarle a Gardel” en el sentido de que vayan a pedirle ayuda al “morocho del Abasto” cuando se encuentran necesitados. Y parece que la cosa funciona, porque hasta la actualidad es común ver a una persona o un grupo, dándole a la guitarra y entonando algún tango de los tradicionales frente mismo al mausoleo de La Recoleta, donde descansan los restos de Carlos Gardel, en agradecimiento por un favor concedido o bien pidiendo que le conceda algún favor especial.
Dicen los cuidadores que en algunas noches se oyen como canciones lejanas en torno a la tumba de Gardel y también cuentan numerosos relatos que corroboran la concreción de favores especiales a los que algunos consideran milagros. Lo que es común es que muchísima gente a diario agradece los favores concedidos. La vida de Carlos Gardel es un recorrido a través de muy discutidos enigmas, desde donde nació realmente, quiénes fueron sus padres, su ascendente y meteórica carrera de artista internacional, hasta el accidente de aviación en que murió en Medellín, Colombia, el 24 de junio de 1935. Pero hay otro misterio muy poco comentado: su tumba mágica y la condición de hacer milagros.
Quienes pasan ante el mausoleo de Carlos Gardel, que fue inaugurado el 7 de noviembre de 1937 en el cementerio de La Chacarita y se interesan por leer los cientos de placas recordatorias que han sido dispuestas allí, pueden llevarse una gran sorpresa. Muchas de ellas no hacen referencia a las cualidades de gran cantante y artista que les son reconocidas, sino que se trata de agradecimientos por favores recibidos. Cubren todos los aspectos humanos, desde el amor, pasando por la salud y el trabajo. Pedidos increíbles que le fueron solicitados y el “Morocho del Abasto” se los concedió. Personas que han invocado una curación imposible, hechos increíbles que se han concedido. Curaciones a la que la ciencia actual no tiene explicaciones. Las placas son un firme testimonio de lo ocurrido, por lo cual muchos no vacilan en calificarlos como milagros. Las placas son reconocimientos al hecho de que los pedidos tuvieron lugar.
Testimonios
La primera de las placas data del año 1979. En la actualidad hay 150, solo de agradecimientos. Como se puede advertir, no se trata de fenómenos aislados. Veamos algunos textos escritos en las placa de bronce: “Gardel, gracias por ayudarnos. José. 12.07.2006”. “Querido Carlos Gardel, gracias por proteger a este humilde cantor nacional y a mis compañeros. Osvaldo Argentino, Neuquén, 2016”. “Gracias Carlos por tu ayuda, Clara y Juan Carlos, 24-6-1983”.
Pero no todos los favores concedidos provienen de residentes en Argentina, veamos este: “Gracias Carlitos Gardel por haberme cuidado de una gran depresión y de la que salí escuchando tus tangos. José Ortega León, Las Palmas de Gran Canaria, España”. La placa fue traída personalmente por el beneficiado.
Y como estas, hay cientos; ya no hay más lugar para colocarlas De manera que sí es cierto que Gardel cada día canta mejor, pues de la misma manera a cada momento hace mayores y más notables concesiones mágicas a quienes depositan su fe en él. Cuentan los cuidadores de sepulcros que existe una ceremonia ritual entre quienes piden favores y hechos milagrosos al “Zorzal criollo”. Consiste en encender un cigarrillo y ponerlo entre los dedos de la escultura que corona la tumba. Si el cigarrillo permanece encendido hasta consumirse, sin apagarse ni caerse, es una buena señal de que el favor pedido será concedido. Una señora septuagenaria pasa casi todos los meses por el mausoleo de Gardel para ponerle flores al pie de la escultura. “Le estoy muy agradecida —cuenta— porque un nietito mío estaba muy enfermo con leucemia. Ya los médicos no me daban esperanzas. Le recé mucho a Carlitos Gardel pidiéndole que hiciera un milagro y salvara a mi nieto. Por suerte el milagro se hizo y hoy mi nieto se recuperó, está grande y fuerte enfrentando a la vida”. La medicina no supo como catalogar este increíble caso, uno más entre muchos.
Casos similares
Dos cantantes muy populares que fallecieron en diferentes momentos, en accidentes automovilísticos que terminaron en tragedia, justo cuando sus carreras artísticas continuaban elevándose hasta la cima de la consideración, como fueron los casos de Gilda y el cuartetero Rodrigo Bueno, produjeron luego efectos muy parecidos al de Carlos Gardel. Es que tanto las tumbas de la bailantera como la del fenomenal cantautor cordobés, han sido habitualmente sitios de encuentro de sus fans y muchos de ellos les agradecen el haberle cumplido favores y pedidos.
Si bien no hay pruebas fehacientes de sus “milagros” hay también otros testimonios de destacada figuras del oren nacional que confirman este tipo de favores concedidos. Durante años se citó el nombre de una de las actrices más reconocidas en la historia del cine y teatro argentino, como fue la inolvidable Tita Merello, una actriz y cantante que brilló por décadas y que falleció ya como adulta mayor, ya muy grande, pero no por un hecho traumático como lo fueron los decesos de Gardel, Gilda y Rodrigo. En cambio otro personaje que desde el más allá y desde su tumba, se comenta ha sido capaz de producir hechos milagrosos, es el caso del folklorista Jorge Cafrune, quien se ha sindicado como fallecido en un accidente, aunque en oscuras y muy poco aclaradas circunstancias, ya que se ha mencionado insistentemente, que mucho tuvo que ver su muerte con la dictadura militar que gobernó de facto al país entre 1976 y 1983. En cualquier caso, los milagros no parecen ser hechos exclusivos de personas fallecidas que hayan tenido algo que ver directamente con el catolicismo o cualquier otra religión.
El tema es polémico, sin embargo todos están de acuerdo en que los hechos o favores suceden y son reportado e informados por la gran mayoría de las personas que fueron beneficiadas.