Por Jorge Osvaldo Gorodner *
Especial para El Litoral
Chikv es una enfermedad viral emergente descrita por primera vez durante un brote en el sur de Tanzania en 1952. Desde entonces ha afectado a millones de personas en el mundo y sigue causando epidemias en varios países. A partir de 2004 se han reportado brotes en África, las islas del océano Índico, la región del Pacífico, incluyendo Australia y el sudeste asiático (India, Indonesia, Myanmar, Maldivas, Sri Lanka y Tailandia). En 2007 el virus se extendió a Italia, donde se produjo un brote en la región de Emilia-Romagna y en los últimos años llegó a América Latina.
Es una enfermedad endémica en países del sudeste de Asia, África y Oceanía y a finales de 2013 fue introducida en la región de las Américas donde ya ha ocasionado
epidemias importantes en diferentes países.
El 30 de agosto de 2017 Francia confirmó 6 caso autóctonos de Chikungunya y un caso probable en el departamento Var, en el sur del país, que aparecieron entre el 28 de julio y el 19 de agosto. El vector en esta zona y en otros países de Europa fue el A. albopictus.
Chikungunya es una de las denominadas enfermedades “desatendidas”, que empezó a reemerger debido a los cambios climáticos, la mutación viral, la urbanización desorganizada con acceso deficiente a fuentes de agua, la diseminación de los vectores y el desplazamiento de las personas en el mundo.
Su nombre deriva de una palabra en idioma makonde del grupo étnico que vive en el sudeste de Tanzania y el norte de Mozambique, que significa “aquel que se encorva” o “retorcido”, que describe la apariencia inclinada de los pacientes por las artralgias intensas que la caracterizan.
Su agente etiológico es un virus ARN pertenece al género Alfavirus de la familia
Togaviridae, miembro del complejo antigénico del virus del Bosque Semliki, que junto con otros alfavirus (O’nyong-nyong, Mayaro y Ross River) causa artropatía aguda en humanos y se transmiten principalmente a través de la picadura de artrópodos. Es transmitido por mosquitos del género Aedes, principalmente A. aegypti y A. albopictus que para infectar, deben haber picado previamente a una persona con viremia. El período promedio de incubación en el mosquito es de 10 días, a partir del cual el mosquito es capaz de transmitir el virus el resto de su vida.
En los periodos epidémicos, los humanos son el reservorio principal del Chikv.
En los períodos inter-epidémicos, diversos vertebrados han sido implicados como reservorios potenciales, incluyendo primates no humanos, roedores, aves y algunos mamíferos pequeños.
Estudios filogenéticos han encontrado que el Chikv se originó en África, hace más de 500 años y en Asia hace casi 150 años, mantuvo brotes locales en África a través de la transmisión enzoótica. A principios de 2000 llegó a Kenia y desde allí se expandió a las islas del Océano Índico, India y el sudeste asiático, creando una epidemia sin precedentes. Durante la última década, Chikv continuó causando epidemias en las islas del Pacífico, el subcontinente indio, Oceanía y el sudeste asiático. Finalmente, en 2013 llegó al hemisferio occidental con los primeros casos autóctonos reportados en la isla de San Martín. A partir de ahí, el virus se propagó rápidamente por todo el Caribe, América Central y del Sur, afectando a 42 países en 2015.
Una gran preocupación se produjo en la comunidad europea por recibir casos importados de las Islas Caribeñas que son un destino común de turistas europeos. Francia y España recibieron una cantidad considerable de casos importados de Caribe principalmente de Francia, Haití y República Dominicana, respectivamente. La aparición en las Américas es consecuencia del movimiento humano de viajeros de turismo y/o el comercio marítimo de Asia ya que meses anteriores a la erupción del año 2014, el 27.5% de turismo en el Caribe provenían de China y Filipinas junto a esto los puertos en el Caribe han servido de intersección a las rutas de comercio marítima este-oriental Asia, América, Europa y el Medio Este.
Durante el año 2022, en la región de las Américas se registró un incremento en el número de casos y defunciones por Chikungunya..
En la temporada actual, se observa una expansión de la ocurrencia de la enfermdad más allá de las áreas históricas de transmisión reportadas desde 2014. Manteniéndose durante el 2023, en las que este aumento de casos y defunciones es muy evidente (OMS).
Paraguay experimentó desde la SE40/2022 hasta SE6/2023 un aumento de casos que se estiman en 34.659 confirmados con 33 fallecidos. En Brasil y Perú también se registraron casos confirmados.
Actualmente en Argentina hasta la Semana Epidemiológica 09 (SE 09) que va del 26 de febrero al 4 de marzo, se registraron 231 casos con pruebas positivas para Fiebre Chikungunya. De los cuales 23 casos sin antecedentes de viaje, 15 en investigación (7 en Buenos Aires, Caba, Córdoba, Santa Fe, y Chaco), y 174 registran antecedente de viaje (importados en 10 jurisdicciones) Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud de la Nación. (Infobae 15/3/2023.
Chikungunya puede afectar a mujeres y hombres de todas las edades. La infección puede ser clínicamente inaparente o puede causar una enfermedad de variada intensidad. Los neonatos, las personas de edad avanzada y aquellas que presentan comorbilidades pueden desarrollar formas más graves, no obstante entre el 3% al 28% de las personas infectadas cursarán de manera asintomática y desarrollarán inmunidad permanente.
Al compararse la clínica del Chikungunya y el Dengue se observó claramente que los síntomas hemorrágicos y los niveles bajos de plaquetas eran más frecuentes en el Dengue que en los pacientes con Chikungunya, e inversamente, la poliartralgia severa y la leucopenia. Durante el desarrollo de la epidemia de Chikungunya en América Latina se observó la persistencia de los dolores articulares por más de dos años después de la fase recuperativa.
Luego de un período de incubación que puede ser de 3 a 7 días, la enfermedad puede evolucionar de forma aguda, subaguda o crónica. La enfermedad aguda presenta un inicio súbito de fiebre alta, mayor a 39°C durante 2 a 3 días, y dolor articular bilateral, simétrico, de intensidad variable que puede llegar a ser incapacitante. Concomitantemente pueden presentarse exantema maculopapular muy pruriginoso, náuseas, vómitos y conjuntivitis. La desaparición de la fiebre no se asocia con empeoramiento de los síntomas clínicos (a diferencia de lo que ocurre en el dengue). Los síntomas articulares suelen afectar más de una articulación, con predominio en las manos y muñecas. Tienden a ser intensos en la mañana, son aliviados por el ejercicio leve y agravados por los movimientos bruscos. Se ha descrito artritis migratoria en cerca del 70% de los casos.
En la forma aguda los síntomas suelen remitir en 7 a 10 días, sin embargo, posteriormente, pueden reaparecer los síntomas. La forma sub-aguda es caracterizada por la afectación articular discapacitante que cede entre el segundo y tercer mes de evolución de la enfermedad, mientras que en la forma crónica la afectación articular persiste por más de tres meses y puede durar, hasta 2 a 3 años. Generalmente no hay cambios significativos en las pruebas de laboratorio y exámenes diagnósticos complementarios .
Alrededor del 0.3%-05% de los afectados pueden presentar manifestaciones atípicas como formas neurológicas, cardíacas, oculares, dermatológicas o renales, que podrían deberse a efectos directos del virus, la respuesta inmunológica o la toxicidad de los medicamentos. Esto ocurre principalmente en recién nacidos de madres virémicas durante el parto o en los últimos 4 días antes del parto, niños menores de 1 año, adultos mayores de 65 años, con comorbilidades como diabetes, hipertensión, insuficiencia renal crónica, enfermedades cardiovasculares, VIH-Sida, tuberculosis o neoplasias. Los individuos >65 años presentaron una tasa de mortalidad 50 veces mayor que los adultos más jóvenes.
Para el diagnóstico etiológico se utilizan tres tipos de metodologías dependiendo de la fecha de toma de la muestra: aislamiento viral, detección de genoma viral y técnicas serológicas para la detección de anticuerpos IgM/IgG. Se requieren técnicas de neutralización en cultivos celulares para confirmar resultados positivos de IgM, (por reactividad cruzada con algunos otros Alphavirus por ejemplo, con el virus Mayaro).
El tratamiento es sintomático. La prevención queda tradicionalmente ligada al control vectorial y, en menor medida, a la vigilancia de casos probables. Los posibles controles vinculados a Aedes aegypti son: manejo ambiental, control biológico, químico, protección personal y educación para la salud, eliminar la posibilidad de cría de mosquitos tapando los recipientes con agua almacenada, control larvario con copépodos, control endosimbiótico con la bacteria Wolbachia, uso de insecticidas, uso de repelentes, cubrirse con ropas, evitar las horas de máxima actividad de los mosquitos.
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Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-86-2910-0
(*)Jorge Osvaldo Gorodner. Médico y Doctor en Medicina (UBA). Profesor Honorario de Medicina (UBA). Miembro de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires. Miembro de Honor de la Asociación Médica Argentina (AMA). Director de la Carrera del Doctorado en Medicina (UNNE). Presidente de la Sociedad Argentina de Enfermedades Emergentes (AMA).