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/Ellitoral.com.ar/ Opinión

La ausencia del federalismo en el debate actual

Por Juan José López Desimoni *

Especial para El Litoral

El Artículo 1 de la Constitución Nacional establece que la Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal. Los dos primeros conceptos se refieren a formas de gobierno, en tanto que el último alude a una forma de Estado que determina la relación entre el poder y el territorio.

El federalismo argentino se configura luego de una larga lucha de las provincias contra el centralismo, el manejo del puerto de Buenos Aires y la falta de equidad en la distribución de los recursos aduaneros. Las provincias exigían enfáticamente el ejercicio pleno de sus autonomías. Como uno de sus máximos exponentes figura el gobernador de Corrientes Pedro Ferré, considerado uno de los fundadores del pensamiento federal argentino y principal antagonista de Juan Manuel de Rosas.

Corrientes encabezaba la lucha de las provincias contra el poder central y fundaba su predica en el hecho de contar desde 1821 con su Reglamento provisorio y posteriormente con la Constitución de 1824 que establecía el primer régimen republicano de gobierno incorporando la división de poderes y el reconocimiento de los derechos  y garantías individuales. 

Este diseño institucional dividido en dos partes: las declaraciones, derechos y garantías y la organización del poder, es un antecedente de la organización institucional de la Constitución Nacional de 1853.

Como ejemplo emblemático puede citarse del texto de 1824 la definición de “la persona del hombre como la cosa más hermosa del mundo”, con ecos de los principios de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.

La provincia de Corrientes lideraba en el siglo XIX las ideas federales y de la libertad, las que al no verse plasmadas en hechos concretos se vió en la necesidad de enfrentar en sangrientas luchas intestinas a la tiranía ejercida por Rosas. La bandera que portaba Corrientes rezaba y reza aún la leyenda: “Patria, Libertad, Constitución”, resumiendo las razones de su lucha. 

Los partidarios del federalismo pugnaban por distintos niveles de gobierno, en un esquema de descentralización política, por medio del cual podían elegir sus autoridades y, por supuesto, administrarse dentro de un nivel de autonomía.

Las marcas históricas de estas luchas serán reflejadas expresamente en el Pacto Federal de 1831, antecedente fundamental, junto al Acuerdo de San Nicolás de la Constitución de 1853. La idea que subyace es la preexistencia de las provincias en relación a la nación.

 

La distribución inequitativa de recursos

Todas estas ideas y luchas no han logrado consolidar el federalismo en la práctica y por eso la recurrencia de los conflictos expresados en los constantes reclamos de las provincias ante el gobierno central e incluso ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por la distribución equitativa de los recursos.

Los ejemplos se multiplican, aunque podemos señalar el actual reclamo de la provincias en relación de la distribución del impuesto a las ganancias, el Impuesto País, los subsidios para el transporte público, energía, cajas previsionales, obra pública dejados sin efecto unilateralmente por Nación y que ahora deben afrontar las provincias.

Por otro lado, es necesario destacar lo que sostiene la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los siguientes términos: “Al ser el federalismo un sistema cultural de convivencia cuyas partes integrantes no actúan aisladamente, sino que interactúan en orden a una finalidad que explica su existencia y funcionamiento, el ejercicio de sus competencias constitucionalmente asignadas debe ser ponderada como una interacción articulada.” (Fallos: La Pampa, Provincia de. 340:1695. Corrientes, Provincia de Fallos 344: 251.)

Ha dicho también la Corte: “El sistema federal argentino se funda en el principio de lealtad federal o buena fe federal, conforme al cual en el juego armónico y dual de competencias debe evitarse el abuso de las competencias de un Estado en detrimento de los otros. De esta manera, el ideario federal en el que descansa nuestro sistema de gobierno parte de la base que el Estado Nacional, las provincias, los municipios y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires coordinan sus facultades, entre comillas, para ayudarse y nunca para destruirse”. La causa es Bazán, Fallos 342: 509, Telefónica Argentina, Fallos 342:061. Voto de los jueces Maqueda y Rosatti.

Más adelante, en el mismo caso, sostiene la Corte: “El armónico desenvolvimiento del sistema federal de gobierno depende de la buena fe, de la coordinación y de la concertación recíproca entre los distintos estamentos de gobierno, esto es Nación, Provincia, Municipios y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Pues estos principios constituyen el modo razonable para conjugar los diferentes intereses en juego y encauzarlos hacia la satisfacción del bien común”.

Es necesario destacar también que históricamente la jurisprudencia de la Corte y la doctrina desde un primer momento reconocieron que los poderes de las provincias son originarios e indefinidos, en tanto que los correspondientes a la Nación son delegados.

En este sentido el doctor Dardo Ramírez Braschi sostiene que el federalismo debe ser sinónimo de equidad, de igualdad y también de actuar con buena fe, que es lo que sostiene la Corte. Sin embargo, a esta altura cabe preguntarnos, ¿se han cumplido estos principios?

A la luz de los antecedentes mencionados, debemos destacar la necesidad de repensar un nuevo federalismo que pueda contener no sólo las exigencias actuales, sino también pensar en el futuro. Un sistema federal es dinámico, no hay un modelo único. Los antecedentes de Argentina han sido tomados del esquema federal sancionado en la Constitución de los Estados Unidos aunque cada nación reconfigura de acuerdo a sus características y cultura su propia norma.

Hoy más que nunca es necesario ponderar y sentar las bases de un federalismo actual basado en un amplio consenso y equidad que nos proyecte a un horizonte de progreso sostenido y previsible. El debate político de este tiempo no puede dejar fuera al federalismo si queremos construir una Nación con justicia y moderna que contemple normas claras como han querido los constituyentes de 1853.

La idea de federalismo, por lo tanto es insoslayable a la hora de definir el perfil de nuestra nación. Venimos de esa tradición y vamos juntos hacia ese horizonte como creían nuestros padres fundadores: transitar el camino del futuro con la Constitución Nacional como carta de navegación.

* Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Corrientes. 

Doctor en Derecho por la Universidad Nacional del Nordeste. Profesor Titular de Introducción al Derecho de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas de la UNNE.

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