La libertad nunca es totalmente pura, como aire vivificante que pica la nariz.
Salimos a esa masa libre donde se despliega el paisaje, y sentimos que respiramos sin contenciones algo que nunca habíamos sentido. La pureza misma cubriéndolo todo, despejando o enrareciendo lo que la atmósfera nos otorga gratuitamente.
Así la vida cívica en libertad. En libertad para decir. Para opinar. Para ejercer nuestro rol de ciudadano sin ataduras. Libres como el viento. Consciente y lógico.
Cuesta emprender la cuesta que nos lleva hacia ella fortaleciendo la democracia de los pueblos. Gobernando sin la demagogia del populismo envilecido por verdades que flotan en la duda, porque el discernimiento aprendió a vislumbrar con rápidos reflejos las irregularidades de la topografía.
A analizar cada palabra. Donde el cómo se pronuncie con interrogantes que nos ayuden a pensar, evaluando hombres y políticas, realidades y consecuencias.
Me duele lo de Venezuela, país querible, hermanos de continente, hoy diseminados por miles de geografías distintas para muchos originarios escapándole al chavismo reconcentrado.
El populismo en su grado sumo con una pobreza que siempre le fue natural, desmanes gubernamentales, soberbia y autoritarismo para hacer en contra del venezolano, callarlo. Cortarle su libertad, a pensar, a elegir.
“Huye del país donde se ejercen todos los poderes: es un país de esclavos.” Simón Bolívar.
He conocido algunos de esos auto-emigrados que, por ética, por seguridad, por dignidad, por bienestar, por futuro mejor, por esperanzas, decidieron convivir las mismas calles, las mismas ciudades argentinas.
Un país bello, con gente que se detiene un “poquitico”, para conversar amenamente, transmitirnos sus vivencias, canturrear alguna canción porque Venezuela es sonora, bullanguera, de alto volumen porque siempre celebra la vida.
Se la rebuscan de mil maneras hasta tanto; otra vez se les estiró el tiempo del regreso, ya que el sistema maduró, con un Maduro más engreído por el vil engaño de las Elecciones.
Una de las cosas que los “salvan” fuera de casa para hacerse el día, sin dudas su popular cocina tradicional que para la venta siempre les da un cobijo:
Arepa-Pabellón criollo-Cachapa-Hallaca-Empanadas venezolanas-Tequeño-, y si fuera posible poder acompañar a la distancia con un buen aperitivo tradicional: Chicha venezolana-Ponchecrema-o, Papelón con limón, entre tantas exquisiteces.
Venezuela tiene 28,3 millones de habitantes, hoy reducida por emigrantes que extenuados por tanto manoseo decidieron hace ratos despegarse de padres, hermanos, amigos, en otros destinos impensados donde fijaron residencia tal vez permanente porque la realidad manipulada, no les permita volver.
La naturaleza le dio a Venezuela una ubicación geográfica de belleza increíble, con montañas, llanos, ríos, mar, con una superficie de 916.445Km2.
Está situada, al norte por el Mar Caribe. Al sur, por Brasil. Al este, por Guyana. Y, al oeste, por Colombia.
Posee montañas de la Cordillera de Los Andes. Selva tropical de la Cuenca del Orinoco. Llanos. Maravillosas costas del Caribe y Delta del Orinoco.
Su música es vivaz, marcadamente hermosa y sensual con ritmos tradicionales que adornan su historia:
Gaita venezolana-Joropo-Merengue-Vals venezolano-Música andina-Calypso guayanés-La onda-Tambor venezolano, etc.
Ver transidos por la angustia de la espera no imaginada, creyéndose que la historia por fin estaría de su parte ya que están cumpliendo 25 años de un régimen irrespirable, la pantalla del televisor transmitía esa ansiedad dolorosa, se veía, se lloraba.
El fin se intuía, más aún, proviniendo de autoridades que no les tiembla el pulso por modificar resultados, ya que la preocupación de ellos de tener que dejar el poder era mucho mayor.
Decían fortaleciéndose, dándose ánimo: “Vamos a estar hasta el último momento en que se cuente el último voto, papelito por papelito” lo remarcaba Corina Machado.
Sin embargo la medianoche que en estos casos de resultados digitados, el final era cantado, se presentaba lúgubre, y otra vez más de lo mismo.
Pudieron implantar para acceder a la soñada y justa victoria, el convencimiento que era ahora o nunca. Había que hacer el cambio. Sin embargo la lucha no ha sido en vano cuando el deseo no cesa, hoy más que nunca.
Ellos veneran como es lógico al máximo hacedor de la república, al Libertador Simón Bolívar, el gran prócer de Venezuela y América toda.
El proclamaba otra cosa que se desprende de sus dichos, mucho más profundo, claros y justos:
“Si el hombre fuese necesario para sostener el estado, ese Estado no debería existir.” “Huye del país donde se ejercen todos los poderes: es un país de esclavos.”
“No basta la buena fe, es preciso mostrarla, porque los hombres siempre ven y pocas veces piensan.” “Maldito el soldado que vuelva las armas contra su pueblo.”