“Que no pretenda el Presidente que le vaya bien al gobierno nacional, mientras a los 23 o 24 distritos del interior nos va mal”
Osvaldo Jaldo, gobernador de Tucumán
El lunes de la semana pasada, en la sede del CFI, se reunieron los 24 distritos, con la presencia de la mayoría de los gobernadores, además de algunos vicegobernadores o representantes, y de dos mandatarios que lo hicieron por zoom (Corrientes y Formosa).
No los unía el amor, sino el espanto. La aplanadora presidencial los viene llevando puestos desde el punto de vista financiero, con sólo el objetivo de cerrar las cuentas nacionales, y casi olvidando a las provincias.
A ello se le agrega la caída de la coparticipación por la baja del consumo y el enfriamiento de la economía.
Según la opinión unánime de los mandatarios, no vienen a pedir más de lo que les corresponde, sino el ordenamiento y cumplimiento de lo que ya existe.
Entre ellos, solicitan la porción de los ATN, que se los queda completo la nación y no le entregan a las provincias en función de sus respectivos porcentajes de coparticipación.
Dentro de las peticiones, también se consideró un proyecto de ley para redireccionar el impuesto a los combustibles líquidos, que el gobierno nacional lo está guardando íntegro, sin invertir en el arreglo de las rutas como corresponde.
“Comienza a corporizarse la preocupación de los gobernadores ante la disminución de la recaudación y la anunciada “motosierra profunda” que se implementará luego de las elecciones”
Dos impuestos coparticipables, como el anticipo de Ganancias y el esquema de retenciones de IVA a las importaciones aduaneras, fueron unilateralmente modificadas por el ARCA y perjudican a las estados provinciales.
Insistirán además, en la eliminación de los fondos fiduciarios, verdaderos instrumentos de corrupción según Milei, que ya había sido anunciado por el presidente, pero no concretado. Dichas partidas serían distribuidas entre las provincias.
Lo notable de esta reunión es, primero la unanimidad, y segundo la indiferenciación de los mandatarios en función de su cercanía o lejanía con el gobierno nacional. Todos fueron uno.
Uno de los más decididos fue el gobernador de Tucumán Osvaldo Jaldo, que siempre demostró su apoyo a Milei. “No podrá gobernar sin las provincias”, advirtió.
Se quejó del modelo económico libertario, que no está generando empleo y pone en crisis a empresas locales. En las últimas semanas, Tucumán enfrentó el cierre de la planta de Scania y suspensiones en la fábrica de Topper.
Otro aliado, el gobernador santafesino Máximo Pullaro, le advirtió a Milei que “el país no saldrá adelante con capital financiero y criptomonedas”. También el rionegrino Alberto Werethilneck se quejó del presidente: “no conoce ni se preocupa por el interior”.
Lo que quedó en claro es que el modelo libertario es un gobierno que gestiona a través de la computadora, las redes sociales y la planilla Excel. Las autoridades nacionales carecen en lo absoluto de conocimiento del territorio, ni siquiera lo pisan.
La desinversión en materia de infraestructura de transporte es tremenda. “Se está invirtiendo uno de cada cuatro pesos” dijo el senador correntino Martín Barrionuevo, mostrando un gráfico que expone la involución de la inversión estatal en rutas y vías desde enero de 2023 a marzo de 2025.
“Proponemos un proyecto de ley mediante el cual se decide la eliminación de todos los fondos fiduciarios que se financian con el impuesto a los combustibles líquidos (Ley 23.966), para que tanto Nación como las 24 jurisdicciones puedan destinar esos fondos según las prioridades que cada uno defina”, afirmaron los gobernadores en un comunicado conjunto. ¿Será?
“Baja de la coparticipación, rutas nacionales en acelerado deterioro, no parecen ser la mejor respuesta para un interior que también existe”
El interrogante es si la reunión en el CFI significa adherir al lema de los tres mosqueteros, “todos para uno y uno para todos”, o simplemente una catarsis que durará lo que se tarde en recibir un llamado presidencial.
Hasta ahora, han demostrado tener ladridos uniformes. No sabemos, llegado el caso, si verdaderamente morderán la mano de quién los somete.
En todo el tiempo de gestión presidencial, el titular del Poder Ejecutivo se ha revelado como un “mal pagador”, quedando muchísimas promesas pendientes pese a haber recibido el apoyo legislativo en más de una ocasión.
El látigo y la caja cerrada son los instrumentos de sometimiento, sorprendentemente hasta ahora soportado sin mayores quejas por quiénes fueron elegidos para gobernar sus distritos.
Parece que los funcionarios nacionales le han tomado el pulso a las provincias. “Los gobernadores ladran, pero después apoyan”, dijo muy tranquilo un alto burócrata de Balcarce 50.
Tan confiados están en la fuerza propia y en la actitud timorata de los gobernadores, que casi simultáneamente a la reunión en el CFI, el Jefe de Gabinete Guillermo Francos, sin consulta alguna, se animó a decir: “Los gobernadores siempre quieren más plata. Pero no hay ninguna posibilidad de que el presidente Milei y el Ministro Caputo cedan un ápice. Podrán venir los 24 gobernadores a plantearnos cualquier ley, que será vetada si altera el equilibrio fiscal”.
Un botón basta de muestra. Junto a Francos y Bullrich, el presidente suscribió un decreto anulando la medida del Congreso de creación de un fondo especial para hacer frente a las inundaciones en Bahía Blanca.
Así la situación, resulta más que evidente que el autoritarismo se ha encarnado en la administración del país, que la centralización de las decisiones pasan exclusivamente por el Poder Ejecutivo Nacional, que el Parlamento no existe, que las provincias deberán soportar la motosierra profunda de Sturzenegger, que los gobernadores, por lo menos hasta ahora, son vulnerables a los aprietes nacionales.
“Tienen las armas para lograr que el presidente los escuche y obre en consecuencia. La cuestión es si, finalmente, tendrán la templanza de usarlas”
En alguna parte de la Constitución Nacional dice, creo, que existen tres poderes, que se garantiza la libertad de expresión, que el sistema que nos rige es republicano, representativo y federal. ¿Federal dice? Milei me hace dudar. Voy a volver a revisar nuestra carta magna.
En mi artículo del domingo pasado, planteé que los candidatos a gobernador deberían pronunciarse puntualmente sobre la casi cierta posibilidad de amputar los ingresos provinciales. Es un tema que hoy adquiere más actualidad que nunca.
Mucho me temo que hay algunos que prefieren hacer la venia ante Milei, que le copian sus actitudes, que hacen campaña con la motosierra en mano, y que preanuncian que serán obedientes ejecutores de las órdenes del libertario. Hasta ahora no sabemos dónde, qué y cuánto recortarán y tampoco si permitirán que el ahorro se los quede el rey, para engrosar su ego.
Obvio que queremos que se replanteen los gastos en la provincia, que se gaste menos en burocracia y más en levantar la economía privada y la generación de empleo. Pero que el ahorro quede aquí y que nosotros decidamos que hacer con ello.
La postal de unidad que exhibieron los mandatarios provinciales parecería preanunciar un cambio de relación con el poder nacional. ¿Serán que están dispuesto a morder y no sólo a ladrar?
Mirando hacia el interior de sus provincias, los gobernadores mostrarán si serán parte del problema para sus provincias, o de la solución.