Cristina lo eligió, es su vicepresidenta, forma parte del frente oficialista en el gobierno. Sin embargo, ella no se siente incluida, pareciera que los que gobiernan son otros. El kirchnerismo duro, cada vez más reducido, tuvo una contundente derrota tanto en Diputados como en Senadores, al aprobarse el acuerdo con el FMI. Pareciera que es el comienzo del fin del “cristinocentrismo” argentino.