Con la muerte de Eduardo Román, habrá sin dudas un antes y un después, el boxeo no será lo mismo. Quiso el destino que quien esto escribe estuviera internado luego de una intervención quirúrgica programada y allí recibiera la visita de Román, 24 horas antes de su muerte. Como si supiera que el destino le tendió sus redes, habló de todo, de sus pupilos, de sus logros, de Arce, de toda su campaña y los sinsabores que le dejó la profesión a lo largo de su carrera.
“No podía dejar de venir -señaló- porque cuando yo estuve internado en el Cardiológico, vos siempre me viniste a ver, y bueno, para mí esa es una deuda de honor, que no puedo dejar de cumplir, aparte, uno no sabe lo que le depara el destino”...
Pareciera como si se estuviera anticipando su final, como si presagiara que apenas 24 horas después dejaría este mundo.
RACCONTO
Román siempre fue práctico, sincero y honesto en su accionar. En este sentido hizo un repaso por toda su carrera, hablamos casi dos horas, recordando viejos tiempos, de gloria y otros no tanto.
De sus pupilos señaló entre otras cosas que “desde que estoy en esto siempre traté de hacer lo mejor, siempre luchando contra viento y marea, a veces la gente se llevaba otra imagen de lo que es Román. Yo siempre traté de hacer las cosas bien y si no me salieron, fue por mala suerte. El mayor logro que conseguí fue haber llegado al título argentino con Arce, en el Luna Park, esa noche el estadio se llenó de correntinos que alentaban a Arce. El haber ganado esa pelea, con lo justo, fue uno de mis mejores momentos en mi carrera.”
“Tuve muchos pupilos -prosiguió- algunos de muy buen estilo, pero el único que pudo llegar fue Ricardo (Arce), otro fue Rómulo Ibarra, un guapo del ring, el “Chacarero” como le decía, siempre dio espectáculos en cualquier lugar que peleara. Con él viajamos por muchos lugares del país, peleando con los mejores valores de la categoría, porque en esa época todos eran buenos, fijate, Hugo Hernández, “Pajarito” Hernández, Hugo Luero y hasta el mismísimo “Látigo” Coggi. Tenía una guapeza y un coraje a toda prueba.”
VALORES
“Fueron muchos los boxeadores que tuve, muchos de gran calidad, sólo menciono algunos, porque me puedo olvidar de otros y no quiero ser injusto. Por ejemplo, Oscar Campagna, “Tortín”, Benítez, “Chichín” Báez, “Yacaré” Pereira, Demetrio Ibarra, Buenaventura Ibarra, sin contar los de antes, que son un montón. Uno que pintaba bien para ser ídolo, pero lamentablemente se fue a Buenos Aires, fue “Guantín” Benítez. Allá se frustró, no lo supieron atender o no sé qué pasó, la cosa es que desapareció y dejó el boxeo. Otro que me dio una gran satisfacción fue Guillermo “Torito” Navarro, que llegó a salir campeón Latino Mundial. Era un hombre de mucha experiencia y oficio, que le daba trabajo a cualquiera. Peleó con los mejores de la categoría (Rubén Condorí, fue uno que siempre le dio trabajo, una vez le ganó y dos perdió, creo) incluso llegó a combatir con el campeón mundial Happy Lora, que después defendió su corona contra “Metralleta” López, en recordada pelea por los correntinos.”
“PAMPERITO”
Román habló y habló, como sacándose las ganas de encima de hablar de lo que lo apasionaba, el boxeo. Hizo una recorrida por toda su trayectoria, acordándose de todos los momentos, los buenos y los malos. Ya puesto en situación en el presente, le propuse sincerarnos y que defina a su hijo, “Pamperito”.
“Mirá, me dijo, a mí me cuesta a veces desprenderme de la imagen de padre para subir al ring, yo sé que no estoy bien, es más, mi corazón sólo está funcionando al 28 por ciento de su capacidad, pero yo nací y voy a morir con esto. “Pamperito” es guapo, capaz y bien entrenado tiene que estar peleando por el título argentino antes de fin de año. Muchos me dicen que no puedo subir al rincón con él, pero no puedo dejarlo en otras manos, aparte yo lo conozco desde que nació, sé sus mañas y sus errores, y también cómo corregirlos. Aunque a veces no me hace mucho caso, pero yo tengo que estar en su rincón, no me puedo hacer la idea de que otro lo dirija. En fin, yo siempre le digo que en boxeo nada es fácil, todo es sacrificio, y cuando él comprenda esto, creo que va a estar entre las primeras figuras. Aparte es humilde, recto, y buena persona, lo cual también es muy importante en esta actividad”.
La desaparición de Román fue una sorpresa, aunque él mismo reconoció no sentirse bien y que seguiría en esto hasta el final. La última pelea que atendió a su hijo fue en el Regatas hace poco más de dos meses. Allí ya se vio que no estaba bien, incluso en dos rounds no pudo subir a atender a “Pamperito” porque se descompensó.
Fue como una premonición. Pero también en esa velada recibió su merecido homenaje, una plaqueta reconociendo su importante trayectoria en el boxeo, que recibió emocionado en medio del ring y agradeció al numeroso público. Sin saberlo, se estaba despidiendo de todos, recibiendo en vida un merecido y justo reconocimiento. Ya andaba con problemas de presión y descompensación.
Trabajó hasta el final, ‘porque comentó que estaba preparando una velada para fines de julio, la cual tenía que confirmarla y conseguir sponsors justo el día de su muerte.
Pero el destino es implacable y le asestó un golpe de nocaut. Eduardo Román, el hombre símbolo del boxeo en Corrientes, ya no pertenece más a este mundo.
Dejó su trayectoria y su recuerdo, para que su hijo piense y medite la decisión que tomará de aquí en más, para no dejar morir la memoria y el recuerdo de su padre.
A partir de ahora, como dijimos, habrá un antes y un después de Eduardo Román.
El boxeo sentirá su ausencia. (FAV).