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Cormillot y sus consejos para adelgazar sin riesgos

Por El Litoral

Viernes, 28 de enero de 2005 a las 21:00
El conocido doctor Cormillot dio una conferencia de prensa para promover la vida sana, auspiciado por la empresa Ivess, que presentó una nueva bebida citrus de bajas calorías.
La filial Corrientes de la Asociación de Lucha Contra la Obesidad (Alco) recibió ayer la visita del médico nutricionista Alberto Cormillot, invitado por una firma del medio para dictar una conferencia que tuvo lugar anoche en el Hospital Escuela. La charla tuvo el propósito de difundir recomendaciones y lineamientos básicos para combatir el sobrepeso mediante una ingesta equilibrada y sin aditamentos farmacológicos.
Esa precisamente fue la esencia del mensaje difundido por el reconocido profesional, quien volcó toda su didáctica al explicar los beneficios de una alimentación sana frente a un nutrido auditorio. Conceptos similares había vertido antes Cormillot en contacto con la prensa, mediante algunos ejemplos exitosos de personas que pudieron realizar el sueño del peso ideal sin más herramientas que la propia voluntad y la contención de entidades como la Asociación de Lucha Contra la Obesidad.
El especialista hizo hincapié en algunas reglas centrales de su técnica para el adelgazamiento sin efectos colaterales, al señalar que una persona con 120 kilogramos que mediante una dieta determinada baja 20 no debe considerarse satisfecha porque “aún le queda un trecho por recorrer”. Básicamente, el secreto del éxito en el desafío por librarse de las grasas está en la fuerza de voluntad porque “si uno tiene buena voluntad aparecen mil soluciones, pero así también, si no la tiene, aparecen mil obstáculos”.
Como profesional de la medicina, recomendó que antes de encarar una dieta el interesado recurra a la consulta médica, alternativa que también sugirió para las personas que notan una baja de peso sin motivos aparentes. “En esos casos lo mejor es hacerse unos análisis, cosa que muy pocos hacen porque todos tenemos muchas ocupaciones en general la gente se ocupa muy poco de su cuerpo, no se da ni cinco minutos para pasar por un sanatorio amigo donde le saquen sangre para ver si anda todo bien”, advirtió.
Para Cormillot es cierto que el cuidado del cuerpo “representa cierto grado de incomodidad”, pero “así como uno se ocupa de otras cuestiones de la vida también hay que dedicarle tiempo al cuerpo porque es el que te va acompañar hasta el final de la vida”. En ese sentido, la tarea del Estado también resulta necesaria para generar cambios culturales que apunten a la prevención de enfermedades.
“Debería hacerse lo mismo que se hizo con las vacunas. Las campañas fueron tan intensivas que hoy no hay madre que no sepa que debe vacunar a su chico. Algo similar sucedió cuando comenzaron los casos de cólera”, oportunidad en la publicidad financiada por el Estado hizo “que la gente tomara conciencia y comenzara a hervir el agua para beber”, resaltó el dietista, para quien la obesidad es un mal que debería combatirse con la misma intensidad e idénticas armas, dado que “estamos en un ambiente altamente tóxico por la gran oferta de comida de bajo costo y rica en hidratos de carbono, con muchas calorías de absorción rápida, como son las gaseosas y las harinas”.

EL DOBLE

Cormillot insistió con el concepto de obesidad como enfermedad. Se trata de una dolencia que “tiene una carga genética de un 30 a 40 por ciento”, cuyas probabilidades de manifestarse aumentan en virtud de “la gran oferta de comida y el sedentarismo a través de artículos de confort.
Así, “la obesidad se duplicó en el mundo durante los últimos 50 años sin que la incidencia genética haya variado, lo que demuestra que cambió el ambiente, el entorno social donde se mueven las personas propensas a subir de peso, con comidas rápidas ricas en grasa y propiedades adictivas, llenas de azúcares y tercerizada. O sea, la preparada por terceros que tiene más grasas y más porción”.
Si bien es cierto -reconoció- que existe una responsabilidad individual, “cada vez más esa responsabilidad se transfiere a factores externos”. Por ejemplo, hoy en día “un niño nace y ya tiene acceso a la televisión y aquello que le presentan en los programas infantiles muchas veces es lo que el niño no debería comer”.
La situación se traslada luego al ámbito escolar, donde dan de comer a los alumnos de acuerdo a criterios divorciados de los estudios y estadísticas nutricionales. Esto se debe a que “el Estado no regula nada y permanece en una situación de indiferencia frente al problema de la nutrición de los miles de niños que concurren a escuelas donde se dan de comer alimentos que no se deberían ofrecer a la población escolar”, añadió.
A la vez, la enseñanza abarca pocos aspectos relacionados con la salud y la alimentación. Para Cormillot, es una verdad indiscutible que en las escuelas públicas un chico sale “sabiendo mucho más de geometría que de cómo debe hacer para cuidar su cuerpo”, fenómenos que en muchos casos se ven acrecentados por la cultura de las cargadas y la marginación. “Hay chicos a los que les hace demasiado daño que se tome en broma su estado físico y para contrarrestar este flagelo desde Alco estamos haciendo pequeño seminarios para instalar en los colegios la tolerancia cero a las cargadas y la discriminación”.
“Y no solamente por la gordura, sino porque estamos convencidos de que podríamos disminuir el índice de violencia en las escuelas si se pusieran límites a las burlas por razones de religión, color de piel, estatura, anteojos, tamaños de las orejas o por lo que sea”, especificó Cormillot.

LAS GASEOSAS

Aunque llegó invitado por la firma Ivess, fabricante correntina de bebidas gaseosas, Alberto Cormillot no dudó en disparar contra el burbujeante refresco al advertir que ese tipo de productos, por su riqueza en azúcares, “influye mucho más que el alcohol en el agravamiento de la obesidad”.
Volvió a remarcar las consecuencias del cambio de hábito en la ingesta de las familias argentinas, que inducidas por diversos factores fueron reemplazando al agua por la gaseosa. “Antes se tomaba cotidianamente agua y las gaseosas eran sólo para ocasiones especiales, pero esa realidad ha cambiado para mal y es deber de los padres frenar el acceso de sus hijos a las gaseosas destacó que para la obesidad “influye mucho más las gaseosas que el alcohol”, antes se tomaba agua y las gaseosas eran sólo para ocasiones especiales, es deber de los padres frenar el acceso a las gaseosas, que actualmente se consumen en forma casi permanente”.
No obstante, hizo la salvedad de que las gaseosas diet “no engordan”. Después de beber unos sorbos de la nueva línea citrus (dietética) de Ivess, Cormillot aclaró que “contrariamente al concepto que algunos artículos publicados en los últimos tiempos han tratado de instalar, estas bebidas se pueden consumir sin riesgos. Ocurre lo mismo con la solicitud de prohibición de las bebidas con cafeína y lo que pasa con esto es que las toman mezcladas con gin o con cerveza, pero cualquier bebida con cafeína tiene casi la misma cantidad que una bebida cola”.
En el fondo, subyace “una pelea del mercado que distrae la atención sobre el verdadero problema en Argentina, que es el consumo de bebidas blancas y cervezas. Lo otro es sólo una puja de intereses”, concluyó.

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