Perón eligió como compañero de fórmula a J. Hortensio Quijano, un radical correntino.
Hoy, aunque sea dudosa la condición de peronista del kirchnerismo, estamos a punto de reeditar aquella alianza, entre el actual presidente en busca de su reelección, con el apoyo presunto de un radical extra‘pido de una profusa lista donde figurarían en los primeros términos el ex-mandatario provincial, hoy otra vez diputado nacional Dr. Horacio Ricardo Colombi.
Pero esa es otra cuestión. El tema que nos ocupa hoy es más anecdótico que otra cosa, pero de cualquier manera sirve para que la historia se escriba con las letras precisas.
¿Qué significaba aquella enigmática inicial “J” precediendo a Hortensio, otro nombre también con connotaciones no muy habituales en el registro de las personas?.
Para la mayoría, seguramente influenciada por alguna acepción botánica, esa “J” significaba “Jazmín”, conformando de esa manera un ramillete de llamativa originalidad: Jazmín Hortensio. O talvez, contagiados por una costumbre común entre los argentinos: Roberto J. Payró, Roberto J. Noble, J. Alfredo Asuad, J. Alfredo Ferreyra, Emilio J. Hardoy hasta llegar a síntesis como JJ.
Intensa e infructuosa búsqueda en los archivos, consultas sin respuestas ciertas, culminaron al fín, con la verdad de esta historia. Aquella J. significa, simplemente “Juan”.
A nadie se le ocurrió utilizar el simple camino de los nombres más comunes ayer, hoy y siempre, y tortuosos en las especulaciones, se buscó siempre una explicación en el ocultamieno de lo grotesco, de los nombres sin sentido o con él, que más que para nominar a una persona, sirven para convetirlo en el centro de las chanzas para toda su vida.
En el libro “Los Quijano en mi vida”, de Herminda María Bisson de Quijano (nuera del ex-vicepresidente), editado en 1999 por “El Tío Impresos”, de la ciudad de Paso de los Libres, en página 13, se expresa: “ Desde el principio vale aclarar que el primer nombre del Dr. Quijano era Juan, como figura en su partida de nacimiento. Ocurrió que ese nombre no le agredó nunca y decidió hacerlo figurar sólo con su primera letra “J”. Este hecho sirvió para que algú detractor io dueño de un ácido humor, como el director del Diario “Crítica”, Natalio Botana, lo rebautizara pícaramente “Jazmín” haciendo referencia a sus nombres floridos. Esta falsedad intencional logró que muchas personas, hasta hoy, lo nombraran de esa formando creyendo en su autenticidad. De ahí, mi intención de desmentir esta humorada, para cortar definitivamente con este desagradable malentendido que, obviamente, en nada puede afectar la honiorabilidad y la actividad fecunda del Dr. Juan Hortensio Quijano”,
Efectivamente, en la página 15 de la obra comentada, se incluye la reproducción del certificado de bautismo que así lo confirma, pero agregando un error ortográfico que puede dar origen a otra polémica. El nombre está inscripto como “Juan Ortencio”
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(Nota: el ejemplar de la obra “Los Quijano en mi vida”, del que extrajimos estos datos, es de la colección personal del Sr. Gabriel del Vallle)