El interior de la Casa de Antonio Meca, un lugar de reunión habitual de legisladores, jueces y funcionarios cuando hacían un alto en sus tareas. También el Arquitecto Nicolás Heyerdall y sus colaboradores compartían la buena vecindad de don Meca. El arquitecto vigilaba sus dos grandes obra: los Palacios Legislativo y de Policía y Justicia. Ambos a media cuadra. El edificio está en Quintana y Salta y hoy funciona como museo donde se exponen piezas hechas en madera, cuero, arcilla, tiento y hasta se puede ver a los artesanos en plena tarea de realización de los trabajos.
El gobernador Felipe J. Cabral designó a Plácido Martínez Inspector de Milicias. Organizó la Guardia Nacional y el Batallón Provincial hasta dejarlo constituido en un modelo en su género. Se hallaba en esas tareas cuando en forma inesperada y súbita (se especuló con que lo habían envenenado con una naranja con cianuro) falleció el 13 de diciembre de 1879 en la Capital de la provincia a los 35 años.
En el sepelio de sus restos hablaron elocuentes oradores, entre ellos el ministro de Gobierno Manuel F. Mantilla y el doctor Juan Eusebio Torrent.
Nació el 8 de noviembre de 1844 en Santa Lucía. Lo dijo el notable educador J. Alfredo Ferreira: “Entre tantos varones conspicuos, Plácido es la figura más gloriosa de Corrientes en la segunda mitad del siglo XIX. Dio todo lo que pudo dar, con pasión viril y generosa, y no pidió ni quiso nada, sino la reacción natural de sus propias acciones. Y bien; ideales constitucionales agitaron la generación de Plácido, y se empeñó en un trabajo áspero y cruel, en que se jugaba a cada momento la vida, más que en los quehaceres de las minas o de la zafra primitiva”. “Aún estando su partido en el poder, se le ha visto a Plácido con los botines rotos, sonriente y bueno como la aurora”.