Stanovnik destacó que "no es fácil hoy llevar la luz por la ciudad, pero tenemos una tarea maravillosa y sabemos que no podemos menos que llevarla, porque no la podemos aguardar, es tan fuerte, nos trasciende. Sabemos que no somos dignos, pero estamos ciertos y nos alegramos de pertenecer a esta Iglesia que esa santa".
El arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik se manifestó en contra de toda iniciativa de sacar la cruz del escudo de Corrientes y advirtió en este sentido que hay determinadas acciones "para retirar todo signo religioso de lugares públicos".
"Hay quienes quieren retirar la Cruz del escudo de Corrientes: eso es un suicidio cultural en primer lugar; es una locura humana, es cortar las propias piernas", resaltó.
El tema fue abordado en una parte del mensaje que Stanovnik pronunció ayer, Domingo de Pascuas, al laicado correntino que le presentó durante la mañana sus saludos por la conmemoración católica. No se sabe si el arzobispo hizo alusión a una polémica que a principios de año se instaló en determinados sectores por el no uso del escudo de la ciudad de Corrientes en el logotipo de la actual administración, o bien de ciertas intensiones que pudiera haber para modificar el blasón provincial.
Lo cierto es que ayer, en su introducción al tema, monseñor Stanovnik señaló en principio que en la celebración de la Vigilia Pascual, del sábado por la noche, fue "el canto que dice 'esta es la luz de Cristo', entonado por la asamblea mientras ingresábamos con el cirio, con las luces del templo apagadas. La canción dice también 'llevo mi luz por la ciudad'. Hoy no es fácil llevar esta luz por la ciudad. No es fácil porque buena parte de la ciudad - cuando decimos ciudad decimos esta comunidad correntina, esta comunidad argentina, esta familia humana que poblamos este pequeño planeta del universo que es la tierra- se esfuerza programáticamente por borrarla, por apagarla", acentuó.
En esta línea aclaró que estos casos "no son sólo frases, es realmente así. Hay acciones que están programadas, por ejemplo, para retirar todo signo religioso de lugares públicos, empezando por la Cruz. Hay quienes quieren retirar la Cruz del escudo de Corrientes. Eso es un suicidio. Es un suicidio cultural en primer lugar. Es una locura humana, es cortar las propias piernas", remarcó.
"Llevar la luz a la ciudad, que es llevar este mensaje de Jesucristo muerto y resucitado, como la razón de nuestras vidas, y como el programa para construir realmente una familia humana donde nadie quede excluido, no es tan fácil", sostuvo.
"Además, no es fácil porque hoy la ciudad dice a la Iglesia que no somos dignos de llevar esa luz. Se dice esto todos los días en los diarios, en todos los diarios del mundo, por el escándalo real (respecto de las denuncias de abusos por parte de sacerdotes), pero no en proporciones como lo dice la prensa. Pero el escándalo es real, y es terrible. Es terrible cuando un solo niño es abusado", indicó.
Cruces
"Hoy la ciudad nos dice 'ustedes no son dignos de llevar esa luz' -agregó-. Nosotros lo sabemos desde los tiempos de Jesús, sabemos que no somos dignos. Jesús por su misericordia nos hace dignos, El nos hace, no somos dignos por nosotros mismos. Por nosotros podemos caer en las cosas más aberrantes, como cayó la humanidad cuando quitó las cruces. En la historia reciente, donde retiró la Cruz o mejor dicho le quebró los extremos, ya sabemos donde cayó", indicó en relación al símbolo del nazismo.
Posteriormente destacó una frase del Papa Juan Pablo II: "El límite impuesto al mal, del cual nosotros somos artífices, y al mismo tiempo víctimas, no es ni la justicia, ni la verdad, sino la misericordia". En este sentido explicó que "para poder llegar a la misericordia, hay que pasar necesariamente por la justicia, por la verdad, la reconciliación, el perdón, para experimentar realmente la misericordia".
Remarcó entonces que "la misericordia es mucho mayor que la justicia. Comprender esto es maravilloso, porque nosotros lo conocemos por Jesucristo. Esto es gracia cristiana, no lo tiene ninguna otra religión, es impensable si Dios no lo hubiera revelado. Es impensable para el ser humano: no está dentro de sus posibilidades, esto es muy grande y nosotros lo recibimos, no por nuestros méritos, sino por la misericordia, porque Dios nos regaló. Dios se regaló en su Hijo, que manifestó su entrañable misericordia, se manifestó en su entrega hasta el extremo en la Cruz", destacó.