“Los de afuera son de palo”, es una frase de origen futbolero que bien podría ayudar a ilustrar ese sentimiento que suele aflorar cuando personas externas a nuestro entorno suelen disparar críticas o ácidos comentarios sobre nuestros pequeños.
Hablando de los entrometidos de siempre, estoy segura que los que son padres y leen esta nota les habrá pasado en algún momento que alguien ajeno al hogar opinara respecto de la crianza que damos a nuestros hijos. Ya sea sobre el cuidado de su salud, de su alimentación, de su aspecto e incluso pellizcarlos en el cachete. Es que la mirada del otro siempre genera sentimientos encontrados. Nos preguntarnos si estamos haciendo bien las cosas o nos enfurecernos por la liviandad con la que la gente suele criticar a los niños.
Círculo íntimo
Primero quiero aclarar que cuando digo ajenas me refiero a personas que no pertenecen al grupo familiar mamá, papá e hijos/as. Sí, hasta nuestros padres, madres, hermanos, hermanas, cualquier pariente, entra en este grupo. Quizás sus opiniones no molestan tanto como las que vienen de gente que ni siquiera son nuestros amigos, pero afectan igual.
Pensé que después de casi tres años de convivir con este tipo de situaciones me iba a acostumbrar, pero me pasó algo que me demostró que sigo en pie de guerra. Saliendo de hacer compras con mi hija en el supermercado, una señora muy amable se acerca a saludarla y le dice “Chau hermosa”, mi gorda baja la cabeza y no contesta nada. Ante esta reacción la señora me mira y me dice “¡Que carácter!” con un tono crítico, como si estuviera cuestionando toda mi integridad como mamá. Mi reacción: como madre leona me la comí cruda con la mirada.
A todo esto, me quedé pensando por qué la gente prejuzga de pequeñitos a todos los niños y niñas. Por supuesto en este caso la señora acertó, mi hija tiene una hermosa personalidad fuerte, pero no devuelve los saludos porque es tímida. Me dejó mal que esta opinión ajena, esta mirada entrometida, pueda herir de alguna manera a mi hija. Porque ella tiene oídos y entiende muy bien lo que la gente le dice.
Todos opinan
La situación entera me retrotrajo a unos años atrás, desde los inicios de mi maternidad y recordé lo insoportable que era que todo el mundo te dijera permanentemente qué hacer, lo incontenible que le resulta a la gente reservarse una opinión.
Pues ese día decidí compartir con ustedes este sentimiento, porque estoy segura que muchos lo comparten. Desde que estamos embarazadas nos dan miles de recomendaciones y mitos que se saben que están muertos desde hace tiempo. Peor se pone la cosa cuando nacen nuestros hijos. En el hospital ya las enfermeras y la pediatra me daban recomendaciones de cómo tenía que darle el pecho y cómo y dónde tenía que dormir mi bebé. Una cosa es que te lo digan como recomendación, que me parece adecuado porque seguro muchas mamás primerizas no deben estar al tanto del manejo de los bebés. Pero que te lo impongan como una situación de vida o muerte ya saca el hombre verde que vive en mí.
Situaciones como estas nos pasan a todas: “Otra vez le vas a dar la teta”, sí señora es mi hija sabe y se reconocer su llanto de apetito. “No te parece que hace mucho frío para sacarla”, por supuesto, pero esta muy bien abrigada y estoy haciendo una cuadra para comprar el pan. “No te parece muy chiquita para que le des eso” y aaaaaaaah!!!!!
Y así estoy segura que podría seguir y seguir. Por eso la idea de hoy es que ustedes nos puedan compartir en nuestro espacio de Facebook Padres Hoy y todos descarguemos esas malas vibras que vienen de personas que se creen mejores padres que uno o que piensan que tienen el libro de oro en educación. Papitos y mamitas hoy pongámonos la camiseta y gritemos que ¡¡¡los de afuera son de palo!!!