¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

PUBLICIDAD

¿El adiós a la yerra?

Por El Litoral

Domingo, 13 de mayo de 2012 a las 01:00
Una tendencia señala el adiós a la yerra, un acontecimiento durante el que se realizan varias tareas propias del campo. La principal (y de la que proviene su nombre), es la marcación del ganado orejano (sin marca de dueño), que se hace con un hierro al rojo sobre el cuerpo del animal. Lue-go se recuentan y se anotan los nuevos animales marcados. Los registros más remotos sobre esta costumbre de marcar el ganado parecen ser del antiguo Egipto, unos 2000 años antes de Cristo.
En algunos lugares, en lugar de utilizar el hierro candente, se los marca con un corte o perforación en una oreja, con forma y ubicación distintas, características de cada propietario. Se marca la oreja izquierda o la derecha según el sexo. De esta costumbre deriva el nombre de orejana (oreja sana) para la hacienda no marcada.
Y ya que se van inmovilizando las reses, se aprovecha para hacerles otras tareas, como la castración de los machos jóvenes que no se destinarán a la reproducción, la aplicación de vacunas, de desparasitantes, o de medicamentos y curaciones a los animales que los necesiten, etc.
Se sabe que la yerra es siempre un gran acontecimiento en el campo de distintos países, es una ocasión festiva.
Suele realizarse durante el otoño, cuando todavía no han llegado los fríos fuertes pero ya se han ido los calores del verano con sus moscas, que podrían embichar la quemadura de la marca o las heridas de la castración.
Durante la yerra, el dueño de los animales, si su nivel económico lo permite, brindará un abundante asado para los invitados y para el personal, generalmente acompañado de suficiente vino, para cuando ha concluido el trabajo del día.
La duración de la yerra dependerá de la cantidad de animales: desde un día hasta una semana o más.
Según el informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, la práctica de la yerra es un proceso traumático.
Destaca que los golpes arruinan músculos y producen un intenso dolor, “provocando que los niveles de cortisol, hormona de sufrimiento, suban al máximo, generando una marcada disminución de las defensas del animal”, según publicó el portal Todo Agro.
Tradicionalmente la yerra se hace coincidir con el destete, cuando los terneros tienen entre seis y nueve meses de edad, lo que representa un factor de estrés animal.
El informe señala que los golpes favorecen el desarrollo de la flora clostridial, bacteria que pueden provocar enfermedades fatales como mancha, gangrena, tétano, entre otros.
La castración también produce una pérdida de peso, que está directamente relacionada con la edad de los animales. En tanto, la pérdida de peso se incrementa cuanto mayor es la edad del animal castrado.
El Inta asegura que “de manera simultánea, durante la yerra, se desarrollan tareas por diversión, como montar a los terneros, pialar sin necesidad, manifestaciones de festejos, que generarán un clima de pánico en los animales, lo cual quedará en su memoria”.
Los especialistas acotan que se debe tener en cuenta que las experiencias traumáticas provocan un recuerdo duradero de hasta tres años, por lo que cada vez que el animal vuelva a “ese” lugar sufrirá dolor. Trabajar bien durante “la señalada” significa respeto por las buenas prácticas en pos de la seguridad del personal y del bienestar animal.


Últimas noticias

PUBLICIDAD