La imagen que más se acerca a la realidad de Dios es el hombre, creado a su imagen, como nos enseña la Sagrada Escritura. Sin embargo, debemos añadir inmediatamente que no es la imagen del ser humano individuo quien mejor lo representa, sino la realidad varón-mujer y la familia que de allí se deriva”, expresó el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, en una conferencia que brindó a agentes pastorales el sábado en el Hogar Escuela.
El prelado reflexionó sobre la necesidad de reforzar los contenidos de la fe, los vinculó con las transformaciones culturales y brindó un párrafo aparte al ejercicio del poder público. En relación con los cambios sociales, el prebístero no dejó de destacar el lugar de la familia. “La familia, constituida por un varón y una mujer y abiertos a la vida, es el lugar, por decir así, donde Dios se relata más a gusto, donde se halla mejor para revelar el secreto de su inmenso amor por el género humano. El otro ‘lugar’, que en realidad es el que precede al anterior, es la Iglesia”, añadió.
“Dios mismo es el autor del matrimonio. El matrimonio no es un invento de los hombres o un producto de una determinada cultura. Por consiguiente, esa íntima comunidad de vida y amor conyugal no depende del arbitrio humano, sino que fue querida por Dios y creada a su imagen y semejanza. Luego, Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: una unión indisoluble: ‘Lo que Dios unió, que no lo separe el hombre’”, sostuvo el conductor de la Iglesia de Corrientes.
“En la actualidad, la estructura natural del matrimonio, como unión entre un varón y una mujer, atraviesa una arremetida cultural sistemática y global con el fin de ser remplazada por una sociedad sin sexos y sin géneros. Esa reingeniería del ser humano exige la supresión de la estructura dual hombre-mujer, masculino-femenino. Una sociedad, por tanto, sin reproducción sexual, sin paternidad y sin maternidad, que estaría confiada únicamente a la ciencia, a la biomedicina, la biotecnología y la ingeniería política”, apuntó el Arzobispo.
“No es difícil advertir que debajo de esas teorías hay un pensamiento materialista e inhumano, en el cual la dignidad de la persona se rebaja a la condición de una cosa totalmente manipulable. Para llevar a cabo ese plan, el presupuesto necesario es negar la dimensión religiosa de la persona humana, o al menos reducirla a cosa privada. Las religiones monoteístas como el judaísmo, el islam y el cristianismo, y sobre todo la religión católica, son el mayor obstáculo para esa nociva cultura que no genera vida, seduce con una falsa idea de la libertad y confunde la felicidad y la plenitud (aspiraciones universales del ser humano) con diversión, placer y éxtasis desvinculados de toda responsabilidad”, expresó Stanovnik.
“Hoy es imprescindible conocer el pensamiento que sostiene una determinada militancia, cuyo objetivo es la disolución de la persona humana y la destrucción de la familia basada en la unión entre un varón y una mujer, (en ese sentido algunos hablan del fin de lo humano) que consiste en reemplazar la concepción del hombre, entendida como una unidad cuerpo-espíritu, por una visión materialista, en la que todo experimento sobre el ser humano es aceptable, cualquier política demográfica consentida y cualquier manipulación legitimada, porque, según esta mentalidad, lo que es técnicamente posible se convierte en moralmente lícito”, manifestó.
Cabe señalar que la Iglesia cuestiona algunos puntos del proyecto de reforma del Código Civil y Comercial, entre ellos, el alquiler de vientre, la manipulación genética, el origen de la vida desde el punto de vista jurídico. La norma está en análisis en el Congreso.
Las críticas a la reforma
El proyecto de reforma del Código Civil contempla una serie de transformaciones culturales que, según indicaron varios juristas, requiere de una actualización.
Algunos de los puntos que plantea y que ya cuenta con la oposición de la Iglesia, es el llamado divorcio exprés. También se señalan aspectos relacionados con la vida. El sábado el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, presentó un cuadernillo destinado a agentes pastorales y confeccionados por educadores católicos. Indicaron que traerá graves consecuencias pues “implica alteraciones muy graves contra la constitución de la familia y la dignidad de la vida humana”.