Durante 15 años, la pequeña estatua –mide solo 36 cm- permaneció en casa de Felipe Pedroso, donde los vecinos se reunían para rezar el rosario. La devoción comenzó a difundirse, y muchos afirmaban haber recibido gracias por intercesión de la Virgen. En 1745 se construyó la primera capilla para la Virgen Aparecida. El culto se difundió por todo Brasil. Vista la cantidad de peregrinos –unos 7 millones-, en 1955 se construyó el actual santuario, conectado a la capilla original por una pasarela de 500 m. La Virgen de Aparecida está situada en un nicho de mármol dorado del santuario.
La devoción a esta advocación de la Virgen está profundamente ligada a los sufrimientos y esperanzas del pueblo afroamericano: la estatua de la Virgen, de terracota, es oscura como los esclavos de la época en que fue encontrada; y estaba rota, como la vida del pueblo esclavo. El primer milagro de la Virgen de Aparecida fue a favor de un esclavo, Zacarías, quien no pudiendo soportar la crueldad de sus amos, escapó. Pero fue capturado de nuevo; en el camino de vuelta, mientras lo arrastraban, Zacarías imploró la ayuda de la Virgen aparecida al pasar por delante de su capilla. Las cadenas de sus manos y pies se abrieron y cayeron; ante este milagro, sus perseguidores lo dejaron ir.
El 16 de julio de 1930, Pío XI declaró a Nuestra Señora Aparecida patrona de Brasil. El día 4 de julio de 1980, el Papa Juan Pablo II visito el santuario y le dio el título de Basílica.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE APARECIDA
Querida Madre Nuestra Señora Aparecida,
tú que nos amas y nos guías todos los días
Tu que eres la mas bella de las Madres
a quien amo con todo mi corazón,
te pido una vez más que me ayudes a alcanzar una gracia.
Sé que me ayudarás y sé que siempre me acompañarás hasta la hora de mi muerte.