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Un mundo de veinte asientos

Por El Litoral

Domingo, 11 de agosto de 2013 a las 01:00
Integración
La historia de “Mundo Alas” comienza en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno en Buenos Aires, que se vistió de color con la presencia del músico León Gieco acompañado por un grupo de jóvenes con capacidades diferentes que mostraron la importancia de generar un espacio integrador para mostrar que hay una capacidad común a todo ser humano y es la del entendimiento. Y ese entendimiento debe pasar por el corazón. Francisco “Pancho” Chévez fue uno de los más insistentes para que esa actuación se concrete. Lo contó el mismo León Gieco. “Pancho” no se anduvo con chiquitas en su intento, apostaba a hablar con el entonces presidente Néstor Kirchner y fue por decisión de él, que se preparó ese show, que derivó en una película y en este movimiento que ha prendido en el país y que generosamente llegó ayer a Corrientes, para ser parte de la caminata integradora “Mil formas, un camino”, que organizó la Secretaría de Desarrollo Humano del Gobierno de la Provincia.
El Litoral Cultura conversó ayer por la mañana, con cinco de los jóvenes que hacen de “Mundo Alas”, el deseo de volar para entender que esta experiencia que la vida les ha deparado, es de una riqueza inigualable. El grupo “Mundo Alas” llegó en un micro con el que recorren el país. El himno que los identifica es el de una familia rodante y así se sienten. La película en la cual participaron, cuenta lo que sucede en una gira y la canción, que converge en esas anécdotas recogidas en el camino, se canta: “Somos una familia que rueda y rueda/ para sacarse las penas de este corazón/ que palpita por viajar”. Todos visitan Corrientes por primera vez y es esto lo que cuentan.

Karina Amado (36), la bailarina de tango
Karina parece una niñita, pequeña y rubia de ojos claros que sonríe mientras su mamá María me cuenta su historia. A su lado, el profesor de tango Carlos Rodríguez, escucha en silencio. 
“Uno no sabe algunas cosas, pasé de la angustia a la aceptación al enterarme que había tenido una niña con síndrome de Down. Ella me dio mucho cariño y hoy te puedo decir que cuida de mí, es mi ángel guardián”.
Karina va todos los jueves a clases de tango con el profesor Rodríguez, pertenece al grupo “Amar”, una fundación para chicos discapacitados. Cuando León los cita para la gira, se pone contenta y arma la valija. Debe avisar al taller donde trabaja haciendo manualidades y al Laboratorio Bayer, que le cedieron un espacio en la playa de estacionamientos, para lavar autos. Un micro la busca por su casa y la trae de vuelta. La mamá siente temor de que se pierda. “Te puedo decir muchas cosas de León, pero nunca termino de contar lo que es”, dice María.
Eduardo Spasaro (44), el bailarín de tango
Eduardo es la pareja de baile de Karina en esta presentación de “Mundo Alas”. Uno de los temas que interpretan en el escenario es “La galleguita”. “León es un genio, un maestro, me encanta como artista y a nosotros nos da mucho amor”, señala sonriendo. Eduardo vive en el barrio de Flores en Buenos Aires y es repositor ayudante de salón en una estación de servicio Esso. “Me gusta saludar y conocer la gente y el lugar al que llegamos”, agrega.

Karina Spina, la cantora de bastón blanco
A Karina le gusta presentarse como cantora y no como cantante. Tiene 44 años y vive en Fighiera, Santa Fe, allí estudió periodismo en el Instituto Superior de Educación Técnica y ahora está haciendo un curso de guión de cine y televisión en Argentores. A los 18 perdió la visión por completo, por un glaucoma congénito. “Aprendí a superarme desde el primer momento. Nunca fue fácil, pero no bajé los brazos”. En el espectáculo, Karina canta “En la frontera”, de Isabel Parra, hija de Violeta y “Todos los días un poco”, de León Gieco. Trabajó para el canal Encuentro y busca estabilizar su actividad con algo sustentable. Está en pareja con Enrique y se mueve entre Santa Fe y Buenos Aires cuando el compromiso de “Mundo Alas” lo requiere. “León es más que un ser humano. Está de vuelta de todo, lo que dice es lo justo porque sabe a dónde apuntar para vernos bien. Siempre fui su admiradora y con ‘Mundo Alas’ me cambió la vida”.

Antonella Semaan, con el color de la vida a sus pies
Antonella nació sin los dos brazos y pinta sosteniendo el pincel con su pie derecho. Tiene 22 años y desde los 7 pertenece a la Asociación Internacional de Pintores con la Boca o el Pie. Estudió con el maestro Carlos Pintos y en el escenario, mientras dura el show de “Mundo Alas”, desarrolla una obra en acrílico y apelando al realismo. “Tengo un boceto armado pero lo termino en dos horas, son paisajes de lugares que hemos visitado o composiciones mías. Viajo con mi madre, Angélica, su apoyo, el de mi familia y de los amigos, es fundamental siempre. Con el grupo somos una familia y así nos sentimos identificados. 

Por favor, perdón y gracias
Ese es el título de uno de los últimos discos del cantautor León Gieco, un músico que viaja en el colectivo donde una docena de chicos, sus chicos de “Mundo Alas”, lo suben al infinito cielo de los posibles con solo sonreír. No se en qué parte del destino, estaba escrito su nombre para cruzarse con “Pancho” Chévez y comenzar a rodar esta vida de película. Cada camino es un logro, cada ruta, los detiene delante de la gente que nunca, pero nunca los va a olvidar. Como dijo Karina Spina, “es mentira que se puede hacer de todo, yo por ejemplo no puedo manejar un auto, pero intento con otras formas. Los sentidos no se agudizar para suplantar a otro, como en mi caso, que perdí la visión. Se agudizan para sostener al otro y es lo que hacemos entre nosotros”.
“Mundo Alas” pasó por Corrientes. Ayer a la siesta, la caminata era una fiesta de colores por la costanera que brillaba a pleno. “No dejes de agradecer a nuestros coordinadores, Virginia y Gustavo Taranto”, pidieron. Se agradece.

POR MONI MUNILLA

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