Dónde entra tanta pasión? El Mineirao se excede de color desbordante, gritos, cánticos. Como hace seis días en el Maracaná, ahora Belo Horizonte se tiñó de celeste y blanco. Lo que era una fiesta de temprano, se transformó en angustia con el correr de los minutos y terminó en un estallido con ese gol de Lionel Messi que dejó sin aliento a las gargantas argentinas.
Desde las 8 de la mañana que los hinchas de nuestro país caminaban por las inmediaciones del estadio, con rostros pintados, banderas y, por supuesto, el hit de este Mundial "Brasil, decime qué se siente.". Todo para ver a la selección ante Irán.
Ahí estaban los muchachos de San Isidro, que son ocho y anoche se la jugaron e hicieron una nueva bandera con un claro mensaje para Alejandro Sabella "5-3-2, nunca más". También, ese hombre disfrazado del Papa Francisco, a quien todos le piden fotos o los Messi Redentores, un grupo de hinchas de Corrientes que están disfrutando de su tercer Mundial juntos. Visten máscaras de todos los jugadores de la selección y remeras como si Leo fuera el Cristo Redentor.
Hubo al menos 35.000 argentinos en el Mineirao, menos que hace seis días en el Maracaná, pero que se hacieron sentir en cada rincón. Se fueron apagando con el correr del partido, a medida que no llegaba el gol ante Irán, que ya era alentado por los brasileños que estaban en el estadio. Messi cambió todo.
"Brasil, decime qué se siente tener en casa a tu papá.
Te juro que aunque pasen los años, nunca nos vamos a olvidar...
Que el Diego te gambeteó, que Canni te vacunó, que estás llorando desde Italia hasta hoy.
A Messi lo vas a ver, la Copa nos va a traer, Maradona es más grande que Pelé"
La Nación