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El fray Ulises Zarza es guardián en Tierra Santa y habló de la guerra en Medio Oriente

Por El Litoral

Domingo, 31 de agosto de 2014 a las 01:00
FRAILE. Visitó el diario El Litoral durante sus vacaciones en Corrientes; nació en Capital, pero al poco tiempo se fue a vivir a Ituzaingó.
ENCUENTRO. En la primera foto, el Papa Francisco (cardenal Bergoglio) junto a Ulises Zarza después de la cena en el aspirantado el 27 de julio de 2005; en la segunda, nueve años después, en Jerusalén.
MISION. Conmemoración de los fieles difuntos en Jerusalén; el fray correntino difundiendo el evangelio.
POR CLARISE SANCHEZ SOLOAGA
ES DE ITUZAINGO Y EL PROXIMO AÑO SE ORDENARIA COMO SACERDOTE
Ulises Zarza es fraile y hace siete años hace el seminario en Jerusalén, pertenece a la orden franciscana y tiene la tarea de cuidar un santuario en Tierra Santa. Habló con El Litoral y contó su vida al servicio de Dios.

¿Cuándo empezó su vocación sacerdotal?
Todo el proceso vocacional comenzó en Ituzaingó con un sacerdote que me ayudó a descubrir este llamado; necesitaba saber si era un llamado de Dios o sólo cosa mía. A los 18 años me fui a Buenos Aires a hacer la primera etapa de formación que se llama aspirantado, fui a un convento de frailes y ellos deciden los candidatos para ir a Tierra Santa. 

¿Dónde está haciendo guardia y quién decide el lugar donde está?
Eso lo elegís vos, elegís la provincia franciscana donde querés servir a Dios. En nuestro caso es una misión muy antigua en la Iglesia, la orden franciscana tiene 800 años en Tierra Santa. Tierra Santa comprende varios países en Medio Oriente: Líbano, Siria, Egipto, Chipre, Jordania, Israel y Palestina, los dos últimos son el corazón donde se concentra la misión.

¿En qué consiste la misión?
Nuestra misión se guía según el querer de San Francisco y la Iglesia, que tiene el objetivo de cuidar los lugares santos donde estuvo la virgen santísima y Jesús; estos lugares están relacionados con la vida de él, de los apóstoles y de la virgen. Estamos en la ciudad de Nazaret, Jerusalén y Belén, en cada uno de esos lugares hay un santuario que cuida la memoria de un pasaje del evangelio o de la vida de Jesús. En Nazaret está la basílica de la enunciación, donde era la casa de la virgen,  ahora es una gruta muy venerada por los peregrinos. En Jerusalén hay varios santuarios, como el de donde murió, resucitó, el calvario; en Belén se conserva la gruta donde él nació.

¿Cuál es su tarea diaria?
Animar con la liturgia, con la celebración de la eucaristía y con las confesiones, recibir a los peregrinos. Todo el mundo pasa por Tierra Santa porque es una perla para la vida de los cristianos. También asistimos a los pocos cristianos que viven en Tierra Santa, que son minoría; también damos ayuda material como bolsas de estudio, para que los jóvenes estudien, se queden y puedan contribuir al crecimiento del país.

¿Cuál es el santuario que usted custodia?
Yo estoy casi concluyendo mi camino a sacerdote, soy diácono y hace siete años estoy en Jerusalén, donde hago el seminario y estoy como custodio; ahí me trasladaron a un santuario en Betfagé, donde se recuerda el momento que el Señor hace su entrada triunfal a Jerusalén, ahí donde le entregan el burrito, que se llama el convento de las palmas. Ahí tenemos una parroquia, son pocos los cristianos, pero tenemos que asistirlos. 

¿El año que viene dónde iría?
Dependerá del superior y del Consejo que le ayuda, y también de la disposición de cada uno.
¿Conoció al Papa cuando él fue a visitar Jerusalén?
Si, él fue a fines de mayo, hizo su visita apostólica, comenzó en Jordania y los últimos dos días los dedicó a Tierra Santa. Comenzó con una misa en Belén, que fue multitudinaria; él atrae mucho por su sencillez y humildad. Visitó las grutas de Belén y ahí fue mi primer contacto con él como Papa, porque ya lo había conocido como cardenal, y ahora como sucesor de Pedro. Fue muy emocionante porque él  es el representante de Jesús en la tierra. Estaba haciendo fila para saludarlo y le dicen que yo soy correntino, entonces Francisco dice: “Si sos correntino, dónde está tu facón (cuchillo de gaucho)”, le gusta mucho bromear. Ese día celebró misa e invitó a los presidentes de Palestina e Israel a rezar por la paz de Medio Oriente, me tocó ayudarlo en la misa y me impresionó mucho la valentía que tuvo para apostar por la paz; no todo está perdido. El último día comió en el seminario, no sabía si reir o llorar de la emoción, el Papa comiendo en tu casa. 
¿Cuál fue el menú del almuerzo con el Papa?

La comida fue normal, él no quería ningún agasajo. Sirvieron tallarines con la salsa aparte y me tocó sentarme muy cerquita de él. Es muy austero, sólo comió un plato de fideo blanco con queso y después helado, y un hermano tenía alfajores y comió eso también. Apareció con su valija en mano, tan sencillo como Jesús el Salvador. Después se celebró una misa en el lugar donde se recuerda la venida del Espíritu Santo sobre María, una misa muy emocionante, yo ayudaba con el libro en la mano y me impresionó el modo en que celebraba la misa con mucha devoción. Se ve que es muy creyente y muy convencido del evangelio y la palabra de Dios.

¿Cuáles fueron sus mensajes?
Un mensaje es el de luchar por la paz. Cómo conseguir esa paz tan anhelada en Medio Oriente, se lo ve muy convencido de que la verdadera paz sólo Dios la puede dar. ¿Cómo lograrla?, él lo dijo y lo demostró con la oración. El se detuvo a rezar en varias ocasiones, muestra su convicción, tocó el muro de los lamentos y se puso a rezar. Un mensaje más familiar, en nuestro convento, nos decía, y más que nada agradecía a los guardianes y pidió humildad; es una tarea especial la de cuidar los lugares donde estuvo Jesús, eso más que nada, para que el Señor siga obrando a través de los franciscanos.

Ustedes, los guardianes franciscanos que están tan cerca de la guerra, ¿qué piensan del conflicto?
El conflicto empieza siempre con cosas pequeñas, cuando uno no tiene paz en el corazón. Cuando una familia está lejos de Dios o no tienen paz en el corazón todo se complica. Más que nada eso, cuando no hay voluntad de vivir en paz, de no ceder el terreno al otro, entran el orgullo y la violencia. En Tierra Santa dicen que cada seis años hay un conflicto. Es una tierra santa pero a la vez llena de conflictos. La gente y  los niños crecen con miedos, están preparados para la guerra; nosotros como religiosos tenemos que luchar por la paz y eso se va a ver cuando los pueblos vean que no hay otro camino que la paz.

¿Cómo es la gente del lugar?
Hay tres religiones monoteístas más importantes. Los judíos, musulmanes y cristianos, que son minorías. Hace ya un tiempo, por el tema de los conflictos, los cristianos tendían a escaparse a buscar una vida más estable en Europa. En Belén el 1 por ciento de la población es cristiana, una ciudad tan importante para los católicos, es algo triste, y en eso está trabajando la Iglesia y los frailes y por eso es importante la paz también. 

¿Cuál es la misión de los franciscanos?
La iglesia se estaba alejando del evangelio y entonces San Francisco se encontró personalmente con Jesús, quería vivir el evangelio y vivir como Jesús propuso. Nuestra vocación es vivir el evangelio al modo de San Francisco, estar disponibles a lo que la Iglesia necesita. También tenemos misiones en Africa, donde están en contacto con el Cristo pobre y hacen toda una tarea de asistencia social; también en países musulmanes donde no se puede hablar abiertamente de religión, ahí dan testimonio con su forma de vida, los demás se tienen que dar cuenta cómo viven como cristianos. Los franciscanos ven donde hay necesidad y ahí se meten, a predicar con la vida y con el ejemplo de vida.

¿Cuántos argentinos hay en Tierra Santa? 
Somos quince, dos de Ituzaingó, junto con Carlos Toma, y después hermanos de Salta, Jujuy, Córdoba, Mendoza y Buenos Aires. A mí ya me tocó con tres de ellos (cuidar un santuario) pero ahora ellos están en otros. 

¿Cuál es la sensación de la gente cuando se acerca al santuario?
A mí me tocó palpar lo que la gente siente todos los días, las emociones y la consecuencia de las visitas en Tierra Santa. Leer el evangelio a la orilla del lago donde estuvo Jesús con sus apóstoles es muy emocionante, mucha gente se encuentra con Dios ahí y después comienza un camino de conversión; es algo muy lindo, tiene una gracia especial que dio la presencia de Jesús y María. Es común ver gente que llora y que después se acerca más a Dios.

¿Cuál es el mensaje a los correntinos?
Antes que nada, a mí me toca vivir esa falta de paz donde en esos lugares los cristianos son minoría y dan su vida, derraman su sangre por el simple hecho de ser cristianos. Acá (Corrientes) hay paz, se puede tener problemas pero no derraman su sangre por ser cristianos. Quiero comprometerlos que oren por la paz, que se unan al Papa Francisco para interceder por esos hermanos. Como Iglesia, como creyentes, en Corrientes debemos apoyar con una pequeña oración, pediría un avemaría todos los días, es un compromiso chico, así vamos a ayudar. Nuestro pastor Francisco apoya la tarea de nuestros hermanos que tienen mucha devoción a la Virgen María, nos pide amar a los otros como él los ha amado.

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