Verónica Echezarraga
@laveroeche
Potente, intenso y por momentos hasta hipnótico, así fue el concierto que el jueves último ofreció Lisandro Aristimuño en el Teatro Oficial Juan de Vera de la capital correntina. El artista rionegrino volvió a sorprender con una apuesta sonora superadora que encandiló a un extasiado auditorio. “Constelaciones, el disco que vengo a presentar, dura media hora, así que hoy voy a cantarles de todo un poco”, anticipó minutos después de iniciar la velada.
El arte de Lisandro Aristimuño es visceral. Cada composición tiene corazón, tiene sangre y eso se sintió en el Teatro Vera, donde el joven rionegrino y su banda lograron una conexión excepcional con el auditorio que disfrutó el show de principio a fin. El jueves el público parecía no querer cantar, el público quería escuchar y quería sentir para no perderse ni por un instante el viaje musical y emocional que sin escalas iba de la calma a la tensión y de allí a la furia para regresar a la paz.
Sin dudas escuchar un disco de Aristimuño es agradable, pero asistir a un concierto es una experiencia totalmente diferente. Pocos son los artistas que tienen la capacidad de combinar con tanta pulcritud sonidos orquestales, acústicos y eléctricos.
El show comenzó media hora más tarde de lo anunciado y los desperfectos técnicos fueron notorios. Acoples y problemas con los auriculares fueron algunos de los inconvenientes con que Aristimuño tuvo que lidiar sobre el escenario del coliseo correntino. Pero estas incomodidades parecieron no molestar al público y los músicos supieron salir del paso de manera elegante.
“¿Cómo estás? Sin ver el mar... Es como respirar sin ser capaz” cantó Lisandro para activar la noche en la que su intención era presentar las canciones de su sexto disco “Constelaciones”. La grilla continuó con “Hoy, hoy, hoy” y los infaltables agradecimientos, “gracias por invertir su dinero en venir a un teatro para escuchar música”, dijo y agregó “gracias de verdad por apoyar a los artistas independientes y la autogestión”.
Fueron poco más de dos horas de música en las que casi no hubo espacio para el diálogo con el público. Luego de “Good morning life” y “Tres estaciones”, llegó “En mí” (del segundo disco) donde la banda cobró protagonismo al igual que cuando sonó “How long” con Rocío Aristimuño haciendo percusión con los pies.
“Greenlover”, la canción dedicada a las abuelas de Plaza de Mayo fue el momento propicio para pedir por la aparición de Santiago Maldonado, “acá no importa a quién votaste. Acá lo que importa es que hay un chico que desapareció y que queremos que aparezca”, marcó.
Antes de cantar “Tu corazón”, Aristimuño dijo “vamos a hacer una versión afanada, les va a sonar muy parecida a The Cure”, dijo y luego bromeó: “Padre, confieso que he robado”. Los sonidos folclóricos orquestales aparecieron con “Azúcar del Estero” y los recuerdos del primer disco con los acordes de “Tu nombre y el mío”.
No es exagerado decir que el show del jueves fue hipnótico y en esto mucho tienen que ver los músicos que acompañan en la gira al artista rionegrino. Se trata de Carli Arístide en guitarra eléctrica y ronroco, Ariel Polenta en teclados, Martín Casado en batería, Rocío Aristimuño en percusión y coros, Lucas Argomedo en chelo y bajo, y Estanislao Díaz Pumará en violín. Y así, con un espectáculo de más de dos horas, Corrientes disfrutó del brillo de Lisandro Aristimuño y sus constelaciones.