Otro de los requerimientos que se planteaba era mantener una colección de materiales ya sea para utilizarlos como padres o guardar aquellas descendencias de cruzamientos para utilizarse en objetivos futuros.
La forma de guardar estos materiales a largo plazo (más de 10 años) es utilizando su semilla y sometiéndola a temperaturas por debajo de 0 °C C. Esto si se trabaja con cruzamientos no permite guardar el material presente en el campo sino su descendencia que ya presenta características diferentes a lo sembrado.
Para lograr guardar la filial o el material original sin pasar por la semilla se optimizó la técnica de conservación a bajas temperaturas de las anteras, las cuales luego de encapsularse en un medio nutritivo sufrían una fuerte deshidratación y de esa manera eran capaces de soportar temperaturas de – 176 °C y una vez recuperadas y llevadas a temperatura ambiente y condiciones controladas regenerar plantas.
La puesta a punto de la técnica para la conservación de materiales a partir de las anteras, resultaron exitosos y permitieron guardar anteras en nitrógeno líquido y posteriormente recuperarlas y obtener plantas, que al evaluarse eran, como se esperaba, homocigotas.
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