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Asunsueño: obra en clave de clown que vemos y nos mira

El sábado próximo la obra sube a escena a las 15 en el Teatro de la Ciudad como parte de la 35° Fiesta Provincial de Teatro.
 

Por El Litoral

Jueves, 17 de octubre de 2019 a las 01:00

Por Carlos Lezcano
Especial para El Litoral

 Asunsueño es un melodrama que toma herramientas del clown y aborda un hecho de la Guerra del Paraguay para construir un acontecimiento escénico a cargo del grupo “Los clown del pasaje”, surgido en 2016 con la dirección de Marianela Iglesia.
El programa de mano nos anuncia “la historia de una familia en plena Guerra de la Triple Alianza. En Acosta Ñu lucharán tanto su padre como su hijo… Sabrán del dolor que llevan sus venas… de la tradición de los países vecinos.
Los payasos le contaremos una tragedia terrible que nos atraviesa.
Ojalá sirva, para que nuevos sueños y alianzas nazcan en Latinoamérica”.
Los actores son Gerardo Barrientos como el soldado da Silva, Franco Greve como el padre, Ana Laura Pereyra Coimbra y Adriana Villar. La realización de vestuario es de Andrea Espíndola; el diseño, de Ariel Courtis y la operación de iluminación, de Jonathan Márquez; ilustración y diseño, de María Eugenia Kusevitztky; asistencia en ética payasa a cargo de Julieta Daga.
Buscando en los orígenes de la obra, su directora dice que hace poco más de un año comenzó el proceso tratando de hallar un tema para construir una historia que tenga un anclaje local.
Surgieron entonces dos posibilidades: el leprosario de la Isla del Cerrito, un asunto cercano a la directora, ya que su abuelo fue director de ese lugar y las historias que escucho desde niña quedaron grabadas en su memoria, o la batalla de Acosta Ñu, ese triste episodio de la Guerra del Paraguay donde murieron soldados, niños y sus familias.
En mayo de 2018 deciden tomar el tema de Acosta Ñu y comenzaron los ensayos tratando de armar una estructura escénica sobre la base de improvisaciones, lo cual supone que no hay texto, por lo tanto el relato teatral surge a partir de juegos corporales, experimentaciones, interrogaciones sobre los vínculos de los actores, sus intensidades y sus disputas. Se llega al lenguaje teatral buscando algo que no estaba, nace de las relaciones que se establecen entre esos cuerpos interactuando.
Por lo tanto los actores no saben en los ensayos cómo lo harán y ese es el desafío. Ricardo Bartis dijo alguna vez que “cuando no hay riesgo el teatro se atonta”. Los Clowns del Pasaje encontraron ese lenguaje tomando el riesgo de no tener textos.
Surgió así un idioma inventado donde resuena una cadencia paraguaya y algunas pocas oraciones o palabras que dan sentido a la acción, todo desarrollado en un espacio casi vacío que solo tiene dos cajones de gaseosa, tres ramitas con hojas verdes y  tres varas.
La narración teatral se hilvana entre situaciones con humor y el idioma ininteligible que crea texturas y cadencias en clave de payasos.
Iglesia no da una lección de historia ni tiene vocación declamatoria, sus marcas son la conclusión de muchos ensayos, múltiples lecturas y revisión de fotografías que muestran los cadáveres de los muertos en esa batalla. Su apuesta se centró en encontrar el tono y el ritmo del melodrama donde aparece el clown con logrado equilibrio.
La música surge de una serie de conversaciones con Joaquín Sheridan que propone la utilización de fragmentos de música de Arnorld Schoemberg, pero sobre todo Franz List.
De ese modo y con los cuerpos de los actores se fue escribiendo la obra en el espacio. Los cuerpos fueron trazando las líneas del lenguaje teatral desde la improvisación y sin textos encontraron los vínculos, las tensiones, los ritmos, el humor, el drama.
Escena a escena se ajustó el engranaje dramático no desde la historia literal del pasado ni la representación de la batalla, sino tomando ese hecho y tratando de encontrar (y lo logran) una poética que hace reír y conmueve.
Walter Benjamin explicó que la revolución copernicana en la visión de la historia es que el pasado no sea considerado como un punto fijo, sino como algo que llega al  presente de manera “reminiscente”. Es decir que los hechos del pasado no son cosas muertas y fijas, sino que devienen en cosas en movimiento. Nos llegan desde el pasado al presente, en este caso, en lenguaje teatral. Suceden a través del teatro.
Por lo tanto el cambio de mirada consiste en ver a los hechos del pasado no como hechos objetivos y lejanos sino como hechos de memoria. Eso es exactamente lo que hace el colectivo de actores, toma algunos vestigios, rastrea  las huellas borroneadas de la historia, recoge malestares que regresan, no para manifestarse en sus literalidades, sino en la dramaturgia que crean los cuerpos. 
El grupo hurga en el pasado poblado de niños-fantasmas, sin sangre, que regresan a una escena despojada, un campo de batalla yermo, quemado y arrasado por los gritos de los dolores de la muerte y para decirlo no hace falta decorados ni amontonamiento de objetos.
Esos personajes regresan a la escena del teatro para decir con pocas palabras algo del horror, de lo indecible de la guerra y de la tragedia, algo de eso que cuesta nombrar.
Lo teatral siempre se completa con la mirada de los espectadores en el fluir de las funciones que nunca son iguales. Se trata básicamente de un acontecimiento de los cuerpos participado de un rito ancestral del teatro, un encuentro de personas que se convierten en actores y otros en espectadores en una experiencia de vida única e irrepetible.
Pero no es solo eso, además es como sostiene Jorge Dubatti un acontecimiento situado, sucede en un lugar determinado, en un contexto determinado: político y social. En Corrientes,  un escenario central en el conflicto bélico que refiere.
Asunsueño es la historia de esos personajes que atraviesan la historia y llegan a nosotros en lenguaje teatral. Los payasos nos miran desde la escena, sus miradas nos asedian. Lo que cuentan los cuerpos de los payasos no son hechos pasados, sino son hilos de memoria, huellas de un pasado que regresa y nos interpela desde el acontecimiento teatral.
De algún modo es justo decir que lo que vemos en escena nos mira.

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