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La casa del horror de Isidro Casanova

Según la leyenda urbana, esta vivienda ubicada en Buenos Aires ya fue vendida una decena de veces. Sin embargo, sus moradores huyen espantados, porque no pueden soportar los increíbles fenómenos paranormales que allí se desarrollan. Gritos, llantos y apariciones fantasmagóricas en sus habitaciones son comunes en el lugar. 

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

La casa es realmente imponente, como los fenómenos paranormales que la hacen famosa. En la localidad de Isidro Casanova, provincia de Buenos Aires, se presenta este caso que hace foco en la vivienda. Tiene tres plantas, techo de tejas y amplios ventanales. Posee un jardín repleto de grandes plantas y coloridas flores, con senderos de piedra y excelente iluminación. Fue construido a comienzos de la década de los 80 en La Matanza, y su leyenda es bien conocida en toda la región porque siempre está en venta. 

La propiedad esconde una trágica historia familiar, que derivó en la presencia de almas atormentadas y obliga a cada nuevo comprador a mudarse o, mejor dicho, escapar al poco tiempo de instalarse allí. 

Distintos investigadores de fenómenos paranormales que analizaron a fondo el caso, explicaron que “se trata de una vivienda ubicada en la localidad de Isidro Casanova, un chalet con todas las comodidades y que es muy conocido por los habitantes de la zona, porque ya es parte de su estructura el característico cartel que se encuentra en venta. La cuestión se relaciona con un trágico episodio familiar ocurrido a mediados de los años 80”. Profundizando bien el caso, los investigadores incluso tomaron contacto con personas que conocieron a los habitantes originales del chalet. Es una historia tremenda, desgarradora, muy triste, que dio inicio a sucesos increíbles que deberían ser estudiados con mayor rigor por especialistas. 

Por razones legales los agentes inmobiliarios de la zona consultados sobre el tema, pidieron que no se revele la dirección de la casa. Aunque indicaron que “la propiedad ya fue vendida en varias ocasiones, no menos de una decena de veces. Contaron que siempre ocurre lo mismo con los nuevos habitantes, quienes se instalan allí, al poco tiempo se van, aunque la palabra apropiada sería decir que escapan, salen como huyendo de una inminente amenaza, no quieren saber nada”. Según el relato de los investigadores, la casa fue construida por un matrimonio de profesionales médicos, quienes invirtieron una gran suma de dinero para levantar un hogar con todas las comodidades, ya que ambos habían conseguido trabajo en centros médicos de la región. Todo marchaba perfecto para ellos y la felicidad se acrecentó cuando la médica quedó embarazada. Los meses de gestación fueron perfectos y dedicados por la pareja a preparar la habitación del bebé. Lo esperaban con mucho anhelo y amor porque había sido el sueño de los dos desde que se conocieron. El nacimiento fue normal y la criatura se instaló en la casa apenas dos días después del parto, todo sin problemas. 

La noche fatal

Toda esta tragedia se inició una noche de verano cuando el matrimonio se encontraba con el bebé de pocos meses de vida en la habitación principal. Antes de dormir la mujer decidió darse una ducha en el baño del dormitorio mientras su marido quedó a cargo del niño. Como el chico tenía una crisis de llanto, decidió consolarlo con una actividad que el pequeño disfrutaba mucho: hamacarse en una silla mecedora ubicada en el balcón. Así las cosas, el hombre comenzó a hamacarse con vehemencia, con el objetivo que el niño conciliara el sueño. Mientras esto sucedía, ocurrió una desgracia inesperada. La mujer tuvo un accidente en el baño, un brusco resbalón le provocó una caída y un serio golpe en la cabeza al impactar contra el piso. Al caer, la mujer emitió un agudo grito que asustó a su marido.

De acuerdo a la reconstrucción de la cadena de hechos, al preciso instante del grito de la mujer, el hombre que hamacaba al niño, giró la cabeza hacia el interior, descuidando la trayectoria de la mecedora hacia adelante. A esto se le sumó la incorporación rápida del médico, que tuvo como desenlace un mortal golpe en la cabeza del bebé contra la baranda del balcón. La muerte del niño fue instantánea, nada se pudo hacer para salvarlo.

Luego de esta tragedia, resultó difícil saber lo que ocurrió con el matrimonio. Se perdió el rastro de ambos, pero se sabe que la casa fue puesta en venta casi inmediatamente. Allí comenzó la cadena de sucesos extraños que sigue hasta nuestros días y tiene como protagonistas a quienes compran la vivienda, porque a poco de mudarse comienzan a padecer extraños sucesos, cuya mayor expresión es el llanto de un bebé en horas de la noche. No se sabe de dónde viene el llanto, parece venir de todos lados. Es continuo y penetrante, casi insoportable para quienes lo escuchan. Así como comienza, desaparece de golpe, y al rato vuelve a escucharse. 

Además, ocurren otras cosas inexplicables, como puertas que se cierran y se abren sin motivo aparente, ventanas que parecen fuera de control, luces que se apagan y se prenden sin razón alguna, también se ve una figura pequeña que deambula por toda la casa. Pero siempre en todos los casos de abandono del lugar, los espantados residentes cuentan que lo peor de todo son los gritos y llantos de un bebé, que llora desconsolado. Por supuesto que la principal hipótesis para explicar todos estos fenómenos de origen paranormal, son causados por el bebé fallecido y su alma, en un irrefutable caso de aparición fantasmal, con evidentes pruebas empíricas de los hechos, según afirman los investigadores. 

Los fantasmas (de la voz griega que significa aparición) son espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan entre los vivos en forma perceptible, a veces tomando una apariencia visible, produciendo sonidos u olores y también desplazando objetos, básicamente en los lugares que solían frecuentar en vida o en asociación con personas cercanas. Estudios recientes demostraron que el 35% de las personas cree en fantasmas. 

En nuestro país, casi el 40% de la población cree en fantasmas porque ha tenido una experiencia personal con este tipo de fenómenos. O bien conocen a personas cercanas que han tenido impactantes experiencias que no le hacen dudar en la realidad de fantasmas, aparecidos y otros fenómenos similares. También el mismo porcentaje cree en la vida después de la muerte, que todo no termina acá, sino que la vida sigue en otros planos dimensionales, de distinta forma, pero continúa. Son temas polémicos y de opiniones personales y subjetivas que se seguirán discutiendo hasta el fin de los tiempos. Alguna vez, cuando estemos en el otro lado, quizás lo sepamos bien. 

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