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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

La canción es un hecho amoroso, chajá

Damos puntapié a un nuevo mes bajo la temática ahora de aves y chamamé. La especie es muy conocida en el Litoral. Además, hablamos con Teresa Parodi sobre la canción “Que te ayude a volar mi canción”. 

Por Paulo Ferreyra

Colaboración: Abel Fleita

Especial para El Litoral

Chajá (nombre científico Chauna torquata) Esta ave es herbívora, se alimenta preferentemente de brotes verdes y plantas blandas. Es perseguido por los agricultores y rancheros al considerarlo una amenaza para las gramíneas forrajeras que conforman el pasto, los cultivos y los cereales de invierno en su época de implantación. 

Estas aves llegan a medir 80 centímetros de longitud. Puede alcanzar un peso máximo de 4 kilogramos aproximadamente. Habitan en terrenos inundados, lagos, lagunas, esteros bañados y demás cursos de agua dulce. Su distribución alcanza el noreste de nuestro país, también habita en todo el Uruguay, Paraguay, partes de Brasil, Perú y Bolivia. 

Que te ayude a volar 

Dentro de la vasta discografía de Teresa Parodi encontramos un disco del año 1988. Letra y música, así se titula el disco. Letra y Música de Antonio (Tarragó Ros) y Teresa (Parodi). Diez temas contiene este material, el último es “Que te ayude a volar mi canción”. Hay otros autores de música regional que mencionan más directamente el ave que hoy volcamos en esta página. Sin embargo, entrevistamos a Teresa Parodi por su canción y para conocer un poco más por dónde pasan sus deseos de volar. 

“Que te ayude a volar mi canción” la escribí a mi hijo cuando estaba creciendo. Lo veía correr por la casa, soñar, parecía que tenía alas con tanta alegría, vitalidad. Le gustaba mucho que le cantara y me pedía que le cante. Eso me gustaba. Además, compartí mucho la música con mis hijos. La escribí pensando en eso, que si mi canción puede servir de algo es que lo ayude a soñar, a volar, a creer, a cantar sus propias canciones. 

—¿A usted qué la ayuda a volar? 

—Me ayuda a volar mis sueños. Por supuesto que la música es un instrumento maravilloso para sostener ese sueño. También mis esperanzas, mis luchas, la música es el lenguaje que me permite decir a través de ella sentimientos entrañables. Me ayuda a volar también los sueños que espero cumplir, los sueños que a lo mejor no cumpliré pero que sueño para el futuro de todos y de todas. 

La música es el lenguaje que deberíamos enseñar desde el minuto cero. Así como enseñamos hablar a los hijos también deberíamos enseñar música. Sería bueno que sea un lenguaje natural para que ellos puedan expresarse a través de la música. Es maravillosa y está llena de sentimientos, emociones. 

—En un fragmento de la canción dice: “Si acaso en tu propio vuelo mi vuelo no tiene fin”. Hoy te llegan de forma más directa el afecto de la gente por las redes. ¿Alcanza eso para sostenerse en el canto? ¿Qué sostiene el andar del canto? 

—Siempre el amor es lo que te ayuda a seguir abriendo puertas. Te ayuda a construir el amor que recibís desde antes de empezar a formarte y pensar, el amor que viene del entorno, de tus padres, de tus abuelos, de los familiares. El amor que viene de las personas con las que fuiste aprendiendo a vivir en todos los momentos de la vida. Todo ese legado de amor vive en mi mochila. Ese amor de los contemporáneos que escuchan mi canción, que me dicen que la necesitan, que la esperan, ese amor es importante para seguir en este camino. 

—¿Qué es la canción?

—La canción es en sí misma un hecho amoroso. Entonces va a existir siempre, por lo menos en mi vida y en la vida de todos nosotros. La música nos acompaña a vivir. Siempre voy a tener necesidades de escribir canciones. 

Además, camino agradecida por el acompañamiento de mis contemporáneos. Igual, aún si no existiera ese apoyo, seguiría este camino porque es una necesidad expresiva que sólo puedo canalizarla a través de la canción. 

—Es inevitable preguntarte si en algún momento estarás en la Fiesta del Chamamé, o si harás alguna presentación por la región. 

—En la Fiesta del Chamamé es un poco difícil. Hace mucho que no vuelvo. Pero vuelvo o estoy presente con mis canciones. En ocasiones puedo ver la Fiesta que tiene artistas tan importantes en el escenario, colegas con los que he compartido cosas y también los colegas nuevos que me parece hermoso lo que están haciendo. Siento mucha emoción por lo que sucede, siento que mis canciones han entrado y se han quedado en buena parte de muchos colegas. Entonces mis canciones aparecen cantadas por otros, cosas que para un autor y compositor es lo mejor que le puede pasar. Siento que de esa forma estoy presente en la Fiesta del Chamamé. 

En cuanto a cantar por la región estoy cantando bastante cerca. En Corrientes Capital hace mucho tiempo que no he vuelto a cantar, pero siempre está en mis planes volver y hacer alguna cosa ahí. Lo que sucede es que voy a los lugares donde me llaman. Me llaman de muchas partes, pero de Corrientes no me llaman. Hay lugares donde me llaman permanentemente, en este último tiempo he trabajado mucho y casi me puedo ir a vivir a Entre Ríos. También he estado en Santa Fe, Mendoza, Misiones, entre otras provincias. Las razones por las que no me llaman no sé. Quizás sea por eso de que nadie es profeta en su tierra. No sé sus razones. No me he detenido a pensar en esa cuestión. No me parece mal tampoco, es una cuestión de decisiones y no tengo nada que decir al respecto, sólo que no me han llamado. Donde me llaman voy muy feliz con la canción y la música que hago. 

Entre humedales 

El chajá, el ave con el que iniciamos el último mes del año, es de las especies más conocidas en el Litoral. Ya sea por su constante presencia en la naturaleza o por su propia y ganada popularidad. 

Diferentes letras de canciones en el mundo del chamamé lo nombran, en sus títulos y en sus contenidos. Aunque en la provincia de Corrientes es habitual asociar su nombre a una palabra en guaraní, vale recordarlo y compartirlo en estas líneas. Cuando el ave vocaliza como una alerta, “¡chajá!”, en lengua originaria, pero con sonido más a “yajá”, está diciendo “¡vamos!”. Así es como desde niños se tiene el acercamiento a las primeras palabras en guaraní a través del chajá. 

En relación al libro guía de las aves, con la costumbre del uso y las características de la especie, sabemos que al chajá lo encontraremos entre las primeras páginas. También está la inolvidable versión de grito y vuelo del chajá, un chamamé instrumental creado e interpretado por los Hermanos Barrios. 

Las imágenes que hoy nos acompañan fueron tomadas en zonas de humedales, lo que no es difícil imaginar. En una de ellas se observa a un individuo sobre una palmera caranday, viendo todo lo que ocurre alrededor. La tarde aún se percibe cálida desde la copa del árbol. En la otra lo distinguimos en pleno vuelo, manso y calmo. 

El ave solo nos percibió cuando lo tuvimos cerca. Por eso además de escuchar el viento entre sus alas, sentimos una suave brisa en la cara. Como las tardes en que recibíamos de los abuelos el aire de sus abanicos de palma caranday.

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