Al igual que las imputadas Lorena Encina (30) y la amante de esta, Miriam Beatriz Jara (42), sus abogados defensores intentaron, con distintas estrategias, desligarse de la autoría del crimen y atribuirle el homicidio a la otra parte. En sus alegatos los letrados resaltaron que ni en el debate como tampoco en la etapa investigativa se pudo determinar quién de las dos fue la que cargó el mazo y asesinó al agente penitenciario Gabriel Tichellio.
El doctor Pablo Sosa, que representa a Encina en su alegato, dijo que “no hay objeción al material probatorio, pero sí vamos a discentir a la participación y autoría en esta faena criminal”.
“Ambas imputadas reconocen la relación sentimental y Encina cuenta su verdad desde el primer momento. Nunca cambió su declaración. Relató que convocó a Jara en su casa y le manifiesta que terminaría la relación, porque su marido ya lo sabía.
Eso enfurece a quien fuera su amante, la cual comete el crimen. Ella no interviene porque existió una amenaza seria a su integridad física y la de sus hijos”, precisó el letrado.
“Acá no hubo una empresa criminal. No existió un plan. Encina no tenía motivos para hacerlo. No se le puede responsabilizar penalmente porque tuvo una relación oculta con una persona del mismo sexo”.
El doctor Sosa también hizo énfasis en la declaración del hijo del matrimonio al resaltar que estuvo inducido. En tanto leyó el informe psicológico realizado a las dos imputadas. Resaltó que Encina tenía el perfil de una persona pasiva y con alta probabilidad a la influenciabilidad. Mientras que Jara tenía rasgos narcisistas, conducta impulsiva, inestabilidad emocional y hostil, con claros elementos de agresividad.
En consecuencia pidió al Tribunal su absolución en los términos del artículo 34 inciso 2 del Código Penal.
Por su parte el abogado Nicolás Báez, defensor oficial de Miriam Jara, dijo: “Aquí la cuestión es que no se pudo determinar quién fue el que cargó el mazo sobre la víctima y que la viuda tenía motivos para matar a Tichellio”.
“Se lo dijo ese día de la discusión con la víctima, de acuerdo al testimonio del hijo en Cámara Gesell”, afirmó.
“El respeto por la relación conyugal no existía en ese matrimonio, pero nunca se pudo comprobar quién acertó el golpe mortal. Jara ayudó en todo, pero no pueden demostrar la autoría o la intención de darle muerte a Tichellio”.
“La declaración de mi cliente fue contundente. Ella dijo textualmente, yo estaba abajo escondida cuando la veo llegar a Encina ensangrentada las manos y con manchas de sangre en la ropa”.
“Pido que mi clienta sea absuelta del delito por insuficiencia probatoria y se ordene su inmediata libertad, ya que ni la Fiscalía ni la querella hicieron mención al delito de encubrimiento cuando acusaron”, adujo.