Por José Ceschi
¡Buen día! Es un tema “caliente”, en varios sentidos, y usted ya lo sabe: desde hace algunos años el “destape musical” ha invadido nuestras radios, tanto las AM como las de frecuencia modulada.
Tengo amigos en diversas emisoras y suelo preguntar por qué las pasan. Las respuestas son variadas: porque tienen mucha promoción discográfica, porque tienen “rating”, porque gustan a mucha gente, porque la audiencia las piden. En casi todos los casos, porque les gustan a los que seleccionan la parte musical de los programas.
Quien se pone a escuchar atentamente las canciones de ese género puede percibir diversos grados de erotismo: va de la escueta “sugerencia” muy finamente expresada hasta un verdadero “repaso general de anatomía”, sin excluir a veces el acto sexual en todos sus detalles.
Lo que agrava el asunto es el tema del horario. Si se reservaran esas canciones para altas horas de la noche, podrían tener algún tipo de descargo, dado que en ese tiempo es difícil que un niño las escuche. Lo malo es que, para las canciones, no hay horario de protección al menos (bueno, en realidad, tampoco para la TV, si pensamos en ciertas propagandas y en algunos avances de programas…). Creo que los niños y los adolescentes merecen el respeto de los comunicadores radiales, dado que también la radio es un servicio que debe contribuir a las formación de la persona. ¿Por qué no elegir temas que puedan ser escuchados por todos, habiendo tantas canciones buenas, en letra y en música? Sugeriría a los que programan la parte musical que, ante cada canción, se preguntara si ella hace al hombre más libre o tiende a esclavizarlos con las cadenas de los instintos desatados.
Quienes gustan difundir canciones eróticas por los medios de comunicación, incluida la TV, piensan que es un derecho que les da la libertad. Pero la libertad, para que no se pudra, tiene que ser responsable. “Los más grandes enemigos de la libertad -escribió Vicente Gioberti, filósofo y político italiano- no son los que la oprimen, sino los que la estropean”…
¡Hasta mañana!