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El arisco y corredor ñandú

La especie es de este continente, pertenece a la la familia ratites, que comprende aves no voladoras con esternón sin quilla, factor que imposibilita el vuelo del ave. Hoy se encuentran amenazadas de extinción. Necesitan correr por espacios anchos y libres, como las plazas públicas. De todo esto hablamos en esta columna.

Por Paulo Ferreyra

Colaboración: Abel Fleita  

Especial para El Litoral

El ñandú es un ave de Sudamérica. Sólo se puede encontrar en esta parte del mundo porque se desarrolló en bajas proporciones y se ha mantenido dentro de su hábitat regular, es un ave con rasgos muy similares al avestruz. De hecho, el avestruz, el ñandú, los emús y casuarios, terminan perteneciendo al mismo orden o categoría de ave, la struthioniforme, de la familia ratites, que comprende aves no voladoras con esternón sin quilla, factor que imposibilita el vuelo del ave.

Esta es un ave paleognata, que quiere decir ave de mandíbulas antiguas. Existen dos especies de este tipo de ave, la primera es el ñandú común o también llamado Rhea americana y la segunda es el ñandú petizo o Rhea pennata, también conocido como Pterocnemia pennata. En este caso tenemos fotos del ñandú Rhea americana.

Por su estado de conservación, el ñandú se encuentra entre las especies amenazadas de extinción. Aunque en viajes o salidas al campo se los suele observar tanto en lugares donde se practica ganadería como en aquellos donde se cultiva. Durante las recorridas, por momentos aparecen a lo lejos, en los pastizales, sus lentos movimientos grises se funden en el verde paisaje.

Al ñandú es de las pequeñas aves que se ubican en los mogotes de monte y de las que caminan sobre camalotes, los contrastes dan magia a los momentos en el territorio. Pero conviene siempre que los movimientos de los observadores sean cuidadosos, silenciosos, porque la velocidad que pueden alcanzar con el temor o susto ante la presencia de algún extraño es importante. 

Si tuviéramos que recordar algunos de los registros que ilustran esta página nos quedamos con una tarde gris de invierno. Fue hace un año. El paisaje quizás no fuera el más apto para retratarlas, por los colores del ambiente. Sin embargo, las ansias por salir o esperar a que el cielo sorprenda en algún momento nos llevó a estar en la ruta. Mientras nos cuidábamos de la llovizna, lentamente aparecía en escena, a lo lejos, el ñandú. Entonces rápidamente había que prepararse, cuidar el equipo fotográfico del agua y no perderse de verlo pasar por el aromito florecido. 

El ñandú es llamado avestruz indiano o americano, por su gran parecido con el avestruz, sin embargo la palabra ñandú deriva del guaraní, que significa araña, se dice que es en relación al plumaje del ñandú y sus largas patas que hacen recordar a las arañas peludas de la Cuenca Amazónica. Por esta razón en algunas regiones se la llama ñandú guasu (araña grande). Otro nombre con el que se conoce a esta ave es el que proviene del quechua “suri” y en mapuche o araucano, “choique”. 

En un portal de aves argentinas se advierte que esta ave en su estado de conservación está casi amenazada. El ñandú es el ave más grande de las que habitan en el territorio argentino, mide 1,5 metro de altura. Es incapaz de volar. Habita zonas de pastizales naturales y algunas pasturas y cultivos, también estepas, sabanas y el cerrado. Es perseguido por su carne y plumas, también por considerárselo perjudicial a la agricultura, a causa de lo cual sus poblaciones merman. En algunos establecimientos permanecen por razones estéticas o de conservación. El macho puede llegar a pesar hasta 35 kilogramos y la hembra puede llegar a pesar no más de 25 kilogramos.

Velocidad

Esta ave no vuela pero su cuerpo está adaptado para correr a grandes velocidades, en el caso de sentirse en peligro el ñandú corre sin parar. Es considerado uno de los animales más veloces del mundo, puede llegar a correr hasta 80 kilómetros por hora. Teniendo la facilidad de desarrollar esta actividad debido al paso que ejecuta, el cual está entre 50 y 60 centímetros de distancia entre ambas patas, pudiendo dar pasos de hasta un metro y saltos de metro y medio. Además, pueden cambiar de dirección con facilidad; realizan este procedimiento levantando un ala y bajando la otra, lo que les permite conservar el equilibrio. 

Generalmente el ñandú hace un grito específico en la época de celo, no es un ave de emitir una diversidad de sonidos. Ambos sexos emiten un sonido sibilante, en diferentes momentos, bien sea por la mañana, en época de apareamiento, durante el cortejo o cuando se desarrolla alguna situación de disputa entre machos.

Nidos

La elaboración del nido está bajo la tutela exclusiva del macho, que escoge terrenos amplios, abiertos, con muy poca vegetación, también en pequeñas mesetas o caídas de tierra. Abre un hueco profundo en el suelo y le coloca hierba seca para mantener el orificio cálido.

Una vez elaborado el nido, cada macho suele cortejar a diez hembras. Ellas pondrán los huevos en un mismo nido. Cada hembra puede depositar dos o tres huevos en el nido común y luego el macho incubará todos juntos. Los huevos son de aproximadamente 9 por 13 centímetros. Según algunos registros, los huevos pueden superar los 700 gramos. 

El primer recuerdo que tengo del ñandú fue cuando mi viejo llegó a casa con un huevo. En una sartén grande el huevo se cocinó frito. Comimos la familia entera, seis miembros. Hace más de diez años atrás la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación había impulsado en algunos territorios la producción de la carne de ñandú. Ahora todo está parado e incluso su especie se encuentra amenazada de extinción.

La plaza

Cuenta Gabriel Di Meglio, historiador e investigador, que en 1810, mientras se reunía el Cabildo, la multitud y los patricios presionaron al Cabildo durante buena parte del día desde la plaza. Pero las deliberaciones se habían extendido demasiado. Entonces la mayoría de la gente se fue. En el momento en que los revolucionarios, apelando a la gente que estaba afuera, lograron imponer su deseo  -es decir una junta sin la intervención del virrey- salieron al balcón a anunciar el éxito. Pero había tan poca gente que un miembro del Cabildo, Leiva, quien se oponía al cambio, preguntó: “¿dónde está el pueblo?”. 

La presencia en la plaza se había convertido en algo importante. La reunión en la plaza mayor, luego llamada Plaza de la Victoria y que terminaría siendo la plaza de mayo, se transformaría en un elemento clave de la política porteña y más tarde de la política argentina. Esa plaza y los espacios públicos del país siguen siendo un pulmón de manifestaciones sociales en todo el país. La plaza, esos espacios verdes amplios y abiertos, son un motor de cambio social. El ñandú también necesita corretear libremente por esos espacios para escribir su historia. 

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