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Juan Ramón Vidal: el silencio del líder

La profesora, doctora en Historia y magister en Ciencias Políticas, Marimar Solís Carnicer, dialoga en esta entrevista sobre la personalidad, el ideario y el liderazgo de uno de los hombres en verdad  fuertes de historia política de Corrientes: Juan Ramón Vidal.

Por Carlos Lezcano

Especial para El Litoral

Por Fernando Abelenda

Especial para El Litoral

En la década del 90 visitó nuestra ciudad el psicoanalista y escritor Germán García para dictar una conferencia sobre psicoanálisis en el museo de Bellas Artes Juan Ramón Vidal. El psicoanálisis reconoce el silencio, pero apuesta a la palabra para conmoverlo. El museo de Bellas Artes no está en cualquier lugar sino en la emblemática casa de quien fuera uno de los líderes políticos más influyentes de la sociedad de Corrientes por más de cincuenta años. Por ello la elección del lugar tenía un sentido: escuchar allí, en tan importante espacio, una voz que haga un contrapunto discordante con nuestros atesorados y muchas veces agobiantes silencios. En este mismo sentido se inscribe el excelente libro “Liderazgo y Política en Corrientes. Juan Ramón Vidal (1883-1940)” de María del Mar Solís Carnicer. El intento de este libro, en nuestra interpretación, es dar voz a los silencios, a los misterios, a las claves de una personalidad como la de Juan Ramón Vidal y en el espejo de su vida, de su liderazgo, vislumbrar algo de lo que somos como sociedad. La entrevista que hoy publicamos es un pequeño aporte a develar quién fuera ese extraordinario líder político.

—C. L.: ¿Por qué Juan Ramón Vidal? 

—Es que Juan Ramón Vidal fue protagonista de la política de Corrientes por un largo período…

—C. L.: Más de cincuenta años ¿no? 

—Sí, desde distintos lugares, desde distintas funciones, de diferentes formas también; durante todo ese período, él fue protagonista principal de la política de Corrientes. La figura de Vidal va a ser reconocida por quienes formaron parte de su partido, que es el Partido Autonomista; pero también por los opositores como un líder que representaba o representó a la provincia en todo ese período.

—F. A.: ¿A qué se debe que nuestra historia provincial no se enseñaba en los colegios?

—Esa cuestión va más allá de lo que es la política educativa en nuestra provincia en particular. Tiene que ver con la forma como se construyó la historia argentina. La historia argentina se construyó desde Buenos Aires con una perspectiva muy porteño-céntrica y eso hizo que, prácticamente, no solamente la historia de Corrientes sino la historia de todo el resto de las provincias, de las regiones, no formara parte de la historia nacional o solamente formara parte de esa historia nacional en tanto y en cuanto se vinculara o tuviera algún tipo de relación con lo que pasaba en Buenos Aires. En la actualidad se está corrigiendo, se incorporaron materias, seminarios de historia de Corrientes, historia regional en la escuela secundaria sobre todo, en la primaria había por lo menos un antiguo cuarto grado, algo veíamos de historia de Corrientes.

—C. L.: ¿Qué consecuencias tuvo?

—Claramente sesgó la historia nacional. Buenos Aires no sólo va a ser el centro hegemónico de los estudios de investigación histórica, sino también de las publicaciones, de las editoriales; que se replica posteriormente en los libros, en los manuales, en lo que se enseña en las escuelas, que -muchas veces- los mismos profesores de historia que somos de acá de Corrientes, que quizás investigamos, analizamos y leemos la historia de Corrientes cuando nos toca ser docentes, terminamos enseñando la historia todavía muy centrada en Buenos Aires...

—F. A.: Entre muchas cosas se nos pasó por alto, quizás la importancia que tuvo Corrientes en el siglo XIX y cómo cada diez años, cada quince fue perdiendo protagonismo, hasta llegar a ser lo que es hoy… 

—Corrientes fue una de las primeras 14 provincias que formaron el Estado argentino y, sobre todo, en la primera mitad del siglo XIX la provincia de Corrientes se caracterizó y así lo han analizado -quienes han estudiado esa etapa- por ser una provincia que tempranamente logró organizar sus instituciones y también organizar sus finanzas. En ese momento era una provincia pujante, cosa que se va a ir perdiendo después de su incorporación al Estado nacional, después a la Constitución nacional y ya después en la segunda mitad del siglo XIX; y sobre todo como consecuencia de la participación de Corrientes en las guerras.

— F. A.: A partir de la guerra del Paraguay ¿no es cierto?

—Sí y también las numerosas guerras civiles por las cuales atravesó la provincia, los enfrentamientos entre los distintos sectores políticos fueron debilitando las finanzas que prácticamente se iban en las guerras, en el ejército y, ya para fines del siglo XIX, vemos que ese discurso, que todavía sigue siendo un discurso bastante actual, de la provincia postergada que está en el discurso de los líderes políticos de los diferentes partidos.

—C. L.: ¿Quién era Vidal, de dónde viene, su origen y cuáles son sus primeras actuaciones políticas?

—Vidal pertenecía a una familia importante de la élite política de Corrientes. El padre de Vidal -que era médico- había sido vicegobernador de la provincia y murió en la epidemia de fiebre amarilla que hubo en la provincia de Corrientes. Murió en el ejercicio de su profesión. Fue uno de los héroes de esa jornada. Había tenido varios hijos, pero el único que logró sobrevivir fue él; Juan Ramón Vidal no tuvo hermanos y la temprana muerte de su padre cuando él todavía era muy chico, hizo que su vida haya transcurrido junto a la de su madre; o sea que la acompañó durante toda la vida de ella. Incluso cuando él se fue a estudiar a Entre Ríos Derecho, ella fue con él también.

—F. A.: Como analista me pareció muy interesante la relación de Vidal con su madre. Siempre estuvo siempre cerca de él.

—Sí, siempre, y eso aparecía remarcado en la prensa. Está todo el tiempo, sobre todo cuando él era más joven. Siempre estaba presente en todos los actos al lado de Vidal.

—F. A.: Mirá lo que vos rescatás acá, cuando vuelve Vidal de estudiar en Buenos Aires. 

—El joven... De Entre Ríos.

—F. A.: Sí, claro, de Entre Ríos. En la prensa escriben “Llega a la provincia el joven doctor Vidal, adornado de las más bellas dotes como inteligencia y como ilustración. Indudablemente se abrirá un brillante paso en la consideración y el cariño de sus ciudadanos y, tal vez, llegue a merecer en Corrientes el mismo cariño que supo inspirar su ilustrado padre”. Así lo recibían en 1883, tenía 23 años.

—C. L.: ¿Cuándo comenzó su actividad política?

—Ahí mismo. Estaba recién recibido. Es muy gracioso cómo aparece eso en los diarios. Cuando él llega con otros ex compañeros del Colegio Nacional le hacen esa bienvenida, que llegan juntos a Corrientes, y señalarán a Vidal, diciendo que era un joven inteligente y que le auspiciaban un futuro exitoso en la profesión, pero no así en la vía pública, porque no lo veían con las características o los rasgos de un político. Claramente fue un diagnóstico equivocado ya que él, ni bien llega a Corrientes empieza su actuación pública. Su tío era el gobernador Derqui, que lo va a nombrar ministro de Gobierno. Se incorpora al gobierno de Derqui y empieza su actuación en la política.

—C. L.: ¿En qué partido?

—En el Partido Autonomista. 

—F. A.: ¿Dónde nace el liderazgo? 

—Lo que llamás el mito del origen… Todo transcurre en el parque Mitre, en la batería. A fines del siglo XIX, a partir de 1880 recién el Estado argentino empezó a configurarse como un Estado nacional, y uno de los elementos que lleva a la configuración del Estado nacional va a ser la constitución de un Ejército Nacional, que una vez que se constituye, prohíben las milicias provinciales. Era una manera de tratar de poner límites a los levantamientos provinciales contra el Estado nacional. En Corrientes, todavía para 1883, existía una milicia provincial al mando del Coronel Toledo, que, a su vez, tenía un fuerte poder porque era prácticamente la base o sustento del poder de Derqui. Derqui se apoyaba en el poder militar o en el acompañamiento militar que le daba Toledo. Pero bueno, estaba en un momento en el que se estaba buscando, justamente, dejar atrás esa política que estaba dominada por los levantamientos, por las revoluciones, por la guerra, y tratar de pasar una política donde lo que prevalezca eran los partidos, las elecciones y demás. Bueno. Entonces Vidal, en realidad en el acontecimiento en sí hay varios relatos.

—F. A.: ¿Hay distintas versiones, no?

—Exactamente, no sabemos cómo fue aquel episodio, lo que sí sabemos es que Vidal se fue hasta la batería que quedaba en el parque Mitre y se enfrentó, con el hermano de Toledo, que se encontraba a cargo en ese momento. Hay un enfrentamiento allí, tampoco se sabe muy bien qué fue lo que pasó, pero lo interesante es lo que quedó de aquello: la idea de la figura de Vidal como un valiente que se animó a enfrentarse con el temido Coronel Toledo. De alguien que se enfrentó con ese poder militar que parecía imposible de sacar y siendo un civil superar esa situación. 

—F. A.: Hay una anécdota que relatás en el libro. En la que Vidal va a ver al Presidente de la Nación con una carta del Gobernador Derqui para transformar a la milicia de Toledo en una milicia nacional: para quitarle el poder en la provincia. 

—Era una idea de Vidal. Va con esa carta al Presidente y es gracioso porque lee la carta, pero también le lee a Vidal una nota en la que decía que quedaba sin efecto todo lo pedido en la carta. Es una burla que le hace Derqui a su sobrino. En definitiva Derqui no estaba dispuesto a perder el apoyo de Toledo.

Vidal reacciona y manda un telegrama que sabe llegará a manos de Toledo, un telegrama que confirmaba que Derqui quería quitarle poder a la milicia provincial. Vidal sabía que todos los telegramas pasaban por Toledo. 

—F .A.: Toledo se enfurece y hace un levantamiento, ¿no?

—Sí, y eso obligó al presidente intervenir la provincia. Y al intervenir la provincia claramente Toledo pierde ese lugar en el poder.

—C. L.: ¿Y de este Ministerio, adónde va?

—Después va a suceder a su tío Derqui. Va a ser Gobernador de la provincia; que también ahí va a... se va a enfrentar a Derqui y va a suceder a Derqui en 1886. 

—C. L.: ¿Y cuál fue la importancia de ese primer gobierno? 

—En primer lugar, si lo comparamos con el resto de los gobiernos de ese período, va a ser un período de paz, que justamente ese es una de las cosas que más se van a destacar del gobierno de Vidal. Logró la paz anhelada por tanto tiempo por la ciudadanía, sobre todo al desaparecer la figura de Toledo, desaparece también el peligro permanente de levantamiento, de revolución y entonces durante esos años que él fue gobernador fueron años de paz.

—F. A.: ¿Y qué obras o qué progresos, qué idea tenía Vidal ahí en ese momento?

—El pertenecía a las figuras a fines del siglo XIX llamados liberales reformistas. Formó parte de ese grupo gobernante, de esa oligarquía gobernante de fines del siglo XIX, pertenecía a ese mismo grupo social, compartía los mismos ideales que ese grupo; pero dentro de esa élite sin querer romper con los esquemas o con los rasgos del poder de ese régimen, querían reformarlo, sin buscar la revolución, hacerlo mejor. Algunas medidas que siguieron ese camino, fue sobre todo la reforma de Constitución provincial que se hace 1889. Es una reforma sumamente adelantada para la época, donde aparecen reflejadas prácticamente todas las ideas que estaban en ese momento en circulación, aparecen plasmadas en la Constitución provincial y sobre todo una que va a ser muy importante, porque Corrientes en ese sentido va a ser una adelantada al resto de las provincias incorpora el sistema de representación proporcional para las elecciones. Corrientes es la segunda provincia del país que incorpora este tipo de régimen electoral, que es considerado un régimen de avanzada sobre todo porque permite la representación de las minorías.

—C. L.: La estructura del libro es muy clara, la primera parte analiza teóricamente la cuestión del liderazgo y la segunda parte cómo se desarrolla esto, cómo se lleva a la práctica, la praxis ¿Cómo es el liderazgo de Vidal? ¿Cómo lo estudiaste? 

—Bueno ahí yo quisiera agregar una cosita nada más antes, que esta fue una tesis de Maestría en Ciencias Políticas y yo soy historiadora. La tesis un poco es un mix entre los aportes que me brindó el estudio de las Ciencias Políticas. Yo traté de aplicar esos aportes teóricos que me brindó las Ciencias Políticas al análisis histórico. Traté de analizar el liderazgo de Vidal dividiéndolo en etapas en función de, justamente, las distintas etapas históricas por las cuales él atravesó, pero tratando de aplicar las distintas nociones y concepciones de la idea o el concepto de liderazgo desde las Ciencias Políticas. Eso también es una forma de análisis que forma otra parte de la historiografía reciente que se llama “Nueva historia política” que incorpora el aporte de otras disciplinas fundamentalmente las Ciencias Políticas, la Antropología; pero en este caso, fundamentalmente las Ciencias Políticas. 

—C. L.: Los aportes de las Ciencias Políticas….

—Sí, eso me permitió tener unas herramientas para poder entender algunos rasgos de este liderazgo, que quizá, si uno lo analiza simplemente desde una perspectiva histórica se pueden escapar o simplemente pueden terminar haciendo una descripción de las características de los rasgos, pero sin llegar a entender qué es en realidad, es lo que buscamos los que investigamos la historia. En el caso del liderazgo de Vidal hay algo que me pareció fundamental: que el liderazgo no es una propiedad del líder; o sea, si bien el líder por supuesto tiene que tener ciertos rasgos de personalidad que son los que colaboran en el liderazgo. Sólo eso no alcanza, no es suficiente.

—C. L.: No es suficiente el carisma.

—Exactamente. No es suficiente el carisma para usar la idea de Weber. Es necesario que, sí o sí, estén quienes lo reconozcan como líder.

—F. A.: Leí en tu libro que Vidal era un hombre más bien silencioso. Que prácticamente no hablaba. Y me pregunté si eso tenía que ver con las políticas de silencio de las sociedades conservadoras. Un líder tan importante por casi 60 años que haga silencio de alguna manera me parece una complicidad con los silencios de las sociedades conservadoras. Me parece que se podría criticar ese tipo de liderazgo.

—A mí también me llamó la atención eso, sobre todo porque, cómo parte de su vida pública fue senador nacional y bueno, se supone que en el senado tiene que parlamentar, tiene que hablar y, justamente, una de las cosas que aparecen permanentemente en su contemporáneos, quienes analizaron su vida y demás, es que no hablaba, los discursos Vidal era una persona silenciosa. 

—F. A.: Entonces…

—El se caracterizaba, justamente, por la habilidad que tenía para hacer acuerdos, pero no era un orador, no tenía esos rasgos y, precisamente, esos son los rasgos por los que uno identifica al líder carismático. Aunque, Vidal tenía carisma, más allá de no tener la capacidad o no ser rasgos de personalidad. Sin embargo, tenía carisma por el mito de los orígenes y el prestigio que logra en sus seguidores. Pero también el momento de la construcción del liderazgo es fundamental, que coincide con un momento de crisis, donde el líder aparece como quien viene a resolver esta crisis, una crisis que no necesariamente tiene que ser objetiva, también puede ser una crisis subjetiva que los seguidores la perciban como tal y al líder que viene resolver. Claramente, eso se vio perfectamente en aquel momento fundacional, pero ningún liderazgo se construye una vez y para siempre, sino que esta permanente construcción, tiene que adaptarse a los diferentes contextos y a las diferentes circunstancias. Eso también se observa en el caso de la permanencia del liderazgo de Vidal. Por eso dividí el libro en varios capítulos, divididos en etapas, porque cada una de las etapas tienen características distintas. Ese liderazgo que Vidal logró adaptar a las diferentes situaciones políticas de cada momento.

—C. L.: Finalmente ¿cómo murió Vidal?

—Vidal murió a los 80 años en Buenos Aires. Siendo aún senador, murió de un resfriado que a esa edad fue mortal.

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