Desde hace unos dos meses en el asentamiento del barrio Patono funciona el merendero “Niños felices” que brinda dos veces a la semana una copa de leche con una colación para unos 150 niños y niñas en situación de vulnerabilidad del lugar, y ante la falta de apoyo oficial solicitan asistencia a la comunidad para continuar ayudando y poder incrementar la atención. Organizadoras del espacio señalaron que la situación crítica de la economía tuvo como consecuencia que familias enteras concurran en la búsqueda de comida.
Asimismo, pobladores del predio señalaron que el asentamiento se ubica en una zona de riesgo ambiental y sanitario debido a que hay desagües pluviales a cielo abierto entre las precarias casillas.
Un grupo de vecinas del asentamiento del barrio Patono abre sus puertas dos veces a la semana para tratar de brindar asistencia a los niños en situación de vulnerabilidad que habitan en el lugar. “Desde hace unos dos meses aproximadamente decido con el apoyo de otras mujeres formar el merendero para poder atender a unos 150 niños y niñas que son muy necesitados y que muchas veces no tienen para comer. Abrimos dos veces a la semana porque al no contar con ayuda oficial no tenemos más alimentos como para funcionar más días”, explicó Mercedes Ybarra, impulsora del merendero “Niños felices” en diálogo con El Litoral.
“Pedimos asistencia y ayuda a la comunidad para poder seguir dando de comer a los chicos y en el caso de crecer, poder alimentarlos más días”, añadió. El merendero se ubica en un asentamiento donde hay factores de riesgo ambiental y sanitario. “Por el medio de los terrenos pasa un desagüe a cielo abierto que está sin terminar, y unas siete familias tienen sus casillas alrededor, lo cual es un peligro para los niños porque la zanja tiene más de un metro de profundidad”, explicó Mercedes.
Con la crisis económica, al merendero asisten familias enteras y se incrementa el número de comensales. “La situación empeora cada vez más y siempre golpea a los más humildes, porque vienen familias enteras a veces. Cuando se enteran de que brindamos alimentos viene mucha gente a buscarlos, no sólo niños, y tratamos de cumplir con todos, pero muchas veces no se puede por falta de ayuda”, graficó Mercedes.