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Volver al futuro

Soñar es desear algo con todas las fuerzas que siempre está por delante, rumbo al horizonte, ejerciendo la realidad del futuro.

Por Adalberto Balduino

Especial para El Litoral

Muchos siempre son los títulos que se reúnen para denominar una película, en cuanto su traspaso del inglés al castellano. “Back to the future” original en inglés. Los tiempos de “Back” inducen a pensar por qué esos cambios. España identificó a la exitosa producción norteamericana como “Regreso al futuro”, mientras que para Hispanoamérica se adoptó: “Volver al futuro”; también en lo textual han sido utilizadas las iniciales que en inglés abrevian el título: “Bttf”. Merced a la buena idea del laureado Robert Zemeckis, director y guionista, en 1985, el mundo fue testigo de que los sueños son posibles cuando imaginamos el futuro que siempre comienza a partir de hoy. La producción ejecutiva corresponde a otro distinguido creador: Steven Spielberg, con el elenco estelar de Michael Fox y Christopher Lloyd, en la jerga ficcional de Marty McFly y el doctor Emmett Brown. Robert Zemeckis tiene en su haber larga data cinematográfica con títulos descollantes: “Náufrago”, “Forrest Gump” y “El expreso polar” con Tom Hanks, en esta última empleando el sistema de “captura de movimiento”, donde la computadora le da viso de dibujo animado sin perder las características faciales del artista. Otra película que le pertenece es “El vuelo” con Denzel Washington, y “Roger Rabbit”, dibujo animado, compartiendo con humanos de carne y hueso y medio ambiente normal, con la participación de actores de la talla de Robert de Niro y Al Pacino.

En nuestra niñez, como ahora, hemos comprobado que siempre ha sido una aventura maravillosa pasar al futuro imaginado, por la evolución misma que la vida nos deparará en función de bienestar y progreso. Lo malo es pasar del futuro al pasado porque, como lo trata la película en ese pasaje de ciencia ficción, el regreso hacia atrás siempre ha sido para enmendar casos espinosos y torcer la historia para bien. En la vida real, dar un paso así, para atrás, para solucionar entuertos, es imposible. Mientras que la certeza del futuro es una constante, porque las cosas se dan para adelante como un desafío para disponer nuestras mejores intenciones. En la película, por un equívoco, se viaja accidentalmente de 1985 a 1955, resulta que así se dieron las cosas, tratando de mejorar todo aquello que estuvo mal.  En la vida real, lo hecho, hecho está. Es muy difícil restituir lo que nos faltó en la historia vivida, porque subsanar lo que nos salió mal cuando en la misma se involucraron personas, circunstancias, tiempos ya perimidos, urgencias fenecidas que en este caso tan particular la ciencia ficción imagina poder dar un paso atrás, cuando es imposible en la realidad cotidiana poder avanzar hacia el pasado pisado.

Casi casi como la política argentina en estos días asumidos de triunfalistas, en que toman el pasado como un arma veraz cuando la realidad dice y grita por lógica de rumbo natural: lo que está por delante es hacia donde debemos ir. Lo pisado ya no es posible arreglar. Tiene que ser algo mejor, que enmiende errores que demagógicamente se siguen usando como ariete de una lucha, que no son como antes con apelaciones demagógicas, sino consignas que son una deformación de países que han quedado en el pasado. Hoy, prima el criterio personal, que es lo lógico, no todos detrás de una idea que no es la propia de cada uno. Movilizaciones, discursos emocionales más que técnicos como corresponde a todo país crecido. Ya no políticos, sino estadistas que den muestra de inteligencia y talento con otros recursos donde la violencia esté desterrada. La política por esa notable virtud de ser “la ciencia de lo posible”; es decir, esa mala costumbre incorregible de transponer todo lo no permitido, pasando por alto principios, poniendo a prueba una vez más la “viveza criolla”, siempre burlándose de lo estatuido, incumple, falta, burla el orden. Es decir, el logro sin esfuerzos ni ética.

Cuando nos enteramos de cómo protestan en Japón, más que reduciendo la jornada laboral aumentan las horas de trabajo para que la vergüenza los haga claudicar y puedan consensuar trabajadores y empresarios. Claro, también es cierto para que los empresarios escuchen en Argentina, es nada fácil, cuando debieran acudir prestos a las urgencias que cada trabajador sufre en carne propia y que necesita gritarlos.

“Regreso al futuro” es poder encontrarnos con todas las ideas que soñamos para un país posible. Que salga de su crisis cíclica, o sea del “pozo” en que nos desbarrancamos y, no obstante, nadar en su desazón, volvemos a caer como una inexorable costumbre de repetir todas las equivocaciones. Tenemos gente capaz, inteligente, creativa, debemos desarrollar como una ceremonia inexorable perseverar en nuestros cometidos. Tenemos que comprender, de una vez por todas, que las cosas del pasado son imposibles enmendarlas si bien “Regreso al futuro” nos permite soñar, hasta arreglar todo lo malo y poder iniciar un presente más promisorio cuando realmente eso resulta imposible en la vida real, cuando ya no están quienes quisimos que conformaron este país repleto de ideas, proyectos de los cuales muchos quedaron como casi la mayoría en la carpeta de sueños incumplidos.

Se acuerdan de cuando, por error, Marty McFly y el doctor Emmett Brown de pronto se encuentran después de un largo viaje en el tiempo, con el principio de sus vidas todo por hacerse. Cómo poder reencontrarse con los padres de Marty, asegurándose así con la propia existencia y la de sus hermanos. Permitirse pintar de nuevo una hermosa historia de amor que tuvo lugar ayer, y que mediante el vehículo pergeñado por el Dr. Emmett logran internarse por las calles del pequeño pueblo, hasta dar con los padres y cambiar para mejor un futuro radiante, cuyo presente permite avizorar esa realidad que convivirá en el futuro que ya comienza a construirse.

Existen principios que no cambian de tiempo: se nace honesto, no se hace por más de que lo busquemos al Dr. Memmett e intentemos enmendarnos de nuestras faltas para con el Estado, con los amigos, con los familiares, con los ciudadanos dignos y necesarios. Pero si nos establecemos un futuro inmejorable, podemos lograrlo sin intervención de la ciencia ficción, con hechos, con trabajo, con orden, con disciplina, con ética y con mucha menos política y más gente honesta que sabe y hace.

La vida es un viaje sin retorno para atrás. Nuestro destino es justamente como marcara el rumbo el sabio amigo, Dr. Memmett Brown: “Volver al futuro”, que está por delante. Volver a soñar un país mejor que somos capaces de hacer. Pongamos nuestro norte para allá, con la mirada ávida clavada en el horizonte. Sin desviarnos y con las ganas prestas. Preparados para vivir una saludable realidad. “Volver al futuro” es reencontrarnos con nosotros mismos. Un abrazo grandilocuente, cálido con la emotividad de una lágrima justa. La realidad latente sin falsa ciencia ficción. Hagamos fuerza por un país de película. A toda orquesta, rumbo a  un futuro promisorio.

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