A 46 años del golpe de Estado en Chile, grupos de mujeres marcharon ayer por las calles de Santiago en reclamo de memoria y denunciar las violaciones y abusos sexuales que sufrieron cientos de prisioneras de la dictadura cívico-militar, que incluyeron atrocidades presenciadas por familiares para arrancarles información.
La procesión de las mujeres fue el primero de varios actos organizados por los diferentes colectivos chilenos, en contraposición con la decisión del gobierno de no hacer ceremonias oficiales.
“Las mujeres no olvidamos ni perdonamos ningún golpe” y “Mujeres sobrevivientes, siempre resistentes”, rezaban los carteles de la marcha feminista que, en la víspera del aniversario, realizó actos en centros de tortura de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Hemos decidido hacer una procesión por seis lugares que fueron centros de tortura, secuestro y violencia política y sexual en la dictadura, y que hoy día están absolutamente invisibilizados e incluso algunos son locales comerciales”, explicó Beatriz Bataszew, ex detenida y vocera de memoria de la Coordinadora 8M.
“De acuerdo con los testimonios, las violaciones se cometieron de manera individual o colectiva. En algunos casos se ha denunciado, además, que dicha violación se produjo ante familiares, como un recurso para obligarlos a hablar”, sostiene el informe realizado hace 15 años por una comisión investigadora presidida por el obispo Sergio Valech.
El colectivo de mujeres pasaron en su recorrida por dos ex centros de detención.