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Las oportunidades perdidas en un año

Por El Litoral

Jueves, 10 de diciembre de 2020 a las 01:00

El Gobierno cumple su primer aniversario en el poder y despide un 2020 que barrió con todos los pronósticos que desde la política y la economía se trazaron para los primeros meses de un modelo que volvió pero que vio signada su gestión por 10 meses de pandemia. 
Desde allí debemos pararnos para debatir una Argentina pujante y responsable de su propio destino.
Cualquier análisis de la Argentina debe estar necesariamente atravesado por la crisis sanitaria cuyas múltiples ramificaciones alteraron el orden mundial. Pero es necesario incorporar una visión más amplia de la actualidad y, por supuesto, de las perspectivas de futuro.
Este año bien podría ser una síntesis de los primeros doce del peronismo en el gobierno. La vocación de poder, la cercanía a la Justicia, el trato con las provincias y su mirada sobre las instituciones se asemejan a lo que fue largamente considerado un populismo de argentino titulado “la década ganada”.
En una observación hecha a tono con el tiempo de balances de la temporada y que apareció recientemente en el diario Clarín, la diputada bonaerense Alejandra Lordén aseguró que “hay un factor común determinante entre esta etapa y la que comenzó en 2003: un profundo desinterés por el futuro. Quizás como nunca antes en nuestra historia reciente, este año se dilapidaron muchísimas oportunidades de sentar las bases de otra Argentina. Va terminándose un 2020 difícil e imprevisible, pero por sobre todas las cosas, desaprovechado”.
“Alberto Fernández gozó del apoyo político más fuerte y holgado de los últimos años. Cuando se decretó el comienzo del aislamiento social, preventivo y obligatorio en marzo, la oposición republicana se alineó en bloque detrás del presidente. Ante una amenaza desconocida que ponía de rodillas a Europa, la sociedad acató las restricciones prácticamente sin reparos”.
“Advertimos tempranamente que era un error interpretar las circunstancias excepcionales que se presentaron como un paréntesis, en el que todo se pausaba hasta que el panorama mejorara. Al contrario. La fragilidad sistémica del país, ahora también acorralado por una pandemia sin precedentes, aceleró la marcha y colocó frente a nosotros debates transversales”.
“El sistema de salud, la educación, el modelo productivo, el federalismo, absolutamente todo fue puesto en tela de juicio conforme avanzaba el virus y se deterioraban los índices económicos y sociales”.
“La continuidad de la historia es conocida. La agenda privada de Cristina en la Justicia, los desencuentros internos del oficialismo y una errática gestión de la pandemia se devoraron el capital político que la coyuntura le obsequió al presidente. Una sociedad exhausta y frustrada dijo basta”.
“La Argentina resiliente que se levanta tras cada debacle tiene que darle paso a un país previsible y confiable. Hoy para el mundo somos una caja de sorpresas; el desafío es salir del estado permanente de emergencia y demostrarles a las potencias que no somos irrelevantes: que queremos (y tenemos con qué) ocupar un lugar estratégico en el concierto internacional”.
“Para lograrlo debemos promover un nuevo federalismo que privilegie el bienestar integral de las provincias y de la Nación, en vez de intereses cortoplacistas y sectarios. Se debe poner en debate un régimen impositivo moderno, que equilibre las posibilidades de los contribuyentes con las necesidades del país y le ponga punto final al festival de parches que ahuyentan inversiones y no generan estímulos para crear puestos de trabajo”.
“El Estado -dijo Lordén- que hoy les cierra puertas a los jóvenes emprendedores, burocratizando proyectos y forzándolos a elegir entre una vida sin perspectivas o a emigrar, debe ser el principal aliado de todos los que apuesten por el desarrollo y la innovación. No se trata únicamente de otorgar beneficios fiscales, sino de acompañar integralmente el crecimiento de nuevas empresas que potencien nuestro capital humano y físico”.
“Este jueves en todo el mundo se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, y en Argentina también el Día de la Restauración de la Democracia por aquel 10 de diciembre de 1983 en el que Raúl Alfonsín asumió la presidencia. Frente a la Asamblea Legislativa dijo que ‘el diálogo no es nunca la sumatoria de diversos monólogos, sino que presupone una actitud creadora e imaginativa por parte de cada uno de sus interlocutores’. Mientras no haya un diálogo generoso y transparente, la política no será una fuerza transformadora y continuará alejándose de los problemas de la gente”.

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