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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

The quiet man (El hombre quieto)

Este título cinematográfico que a través de varias traducciones trató de plasmar lo mismo, configuró un gran logro de actuación y producción. En España la denominaron “El hombre tranquilo”, en Argentina “El hombre quieto”, pero para todos abordaba contradictoriamente conforme su flema: todo lo contrario. Un irlandés que, conforme su pasado trataba de no llegar jamás a los puños porque alguna vez mató a alguien en una lícita sesión de box, habiéndose jurado desde entonces jamás volver a pelear.

Se trata de una producción cinematográfica de Repúblic Picture del año 1952, que le valieron dos premios Oscar, por el mejor “Director” y “Fotografía en color”, obteniendo además una serie de nominaciones para otros rubros. El elenco lo encabezaban John Wayne, Mauren O’Hara, Barry Fitzgerald y Víctor Mc Laglen, y dirigida por el gran hacedor cinematográfico: John Ford. El personaje, un hombre excelente que jamás discutía ni peleaba, por lo que hasta su propia pareja lo abandona, por una supuesta falta de personalidad. Su esposa en la ficción, Mary Kate Danaher (Mauren O’Hara) hermana de Willy Danaher (Víctor Mc Laglen), poderoso estanciero, con quien termina peleando para poder reconquistar a su esposa que lo había dejado por la supuesta falta de valentía y arrojo a todas las humillaciones de su hermano hacia su esposo, con la feliz moraleja que en una dura pelea entre ambos donde ninguno de los dos se dan tregua, salen ganando los dos porque a partir de allí los cuñados harán la paz y serán grandes amigos, marcando así el final del film galardonado. El hombre siempre llega a extremos inexplicables cometiendo  atrocidades que provocan en cadena muchísimas pérdidas imprevisibles e imparables, como los que hoy el mundo está viviendo, por no poder quedar quieto por falta de racionalidad.

China después de Wuhan, no sabemos si por mea culpa o conveniencia, está ayudando a España como a Italia, e inclusive a Estados Unidos con barbijos. Uno quiere vislumbrar con estas pequeñas muestras si en verdad estamos camino a un mundo más pacífico, armónico, donde vivir sea un ejemplo de convivencia. 

Sin embargo, un informe indica que en los Estados Unidos se ha incrementado un 800% la venta de armas, según lo expresa un emporio comercial del rubro en la ciudad de Tulsa, Oklahoma. Preguntados el por qué del repunte, la respuesta  es simplemente por temer el posible saqueo y enfrentamientos mayores que se originen por la pandemia que ataca a ese país. Conforme el portal Small Armas Survey, existe actualmente en los Estados Unidos 395 millones de armas, la mayoría sin registro. Estableciéndose 120 armas por cada 100 personas. Existe en el país del norte el derecho de poseer armas para defensa personal como actividades de caza o tiro al blanco, como lo promueve y habilita la Asociación Nacional del Rifle (NRA), fundada el 17 de noviembre de 1871 por  William Conant Church. Uno de sus presidentes ha sido hasta el año 2003, el actor Charlton Heston, cuyo cometido societario es defender la Segunda Enmienda de la Constitución americana de poseer y portar armas. Como podemos apreciar, el hombre, las sociedades, los pueblos y países, no siempre están constituidos por “hombres quietos”, llegado el momento como la película mencionada muestran los dientes y terminan en caos. Y, hablando de “quietud”, es justamente la naturaleza del hombre lo que ha agigantado la lucha con la pandemia, su tránsito empecinado, su permanente ir y venir, movilidad incansable a pesar de que al hacerlo pasa por alto cuarentenas, lleva y propaga indiscriminadamente aún más, sin importarle ni pensar en el daño mayúsculo que va dejando a su paso.

Sin embargo las sociedades dan sorpresas de personas y empresas adineradas que muestra su otra mejilla, y se despojan por un momento de sus móviles mercantiles para sumarse a la lucha por una causa noble algunas donando su trabajo, otras apoyan en la logística de la lucha en insumo e investigaciones por lograr una solución que beneficie a la comunidad mundial. Por ejemplo en nuestro país, el Ejército que elabora alcohol con gel, empresas varias que dejan sus rubros para construir respiradores. Es el empresario, magnate y filántropo Bill Gates dueño de Microsoft conjuntamente con Mark Zuckerberg el propietario de Facebook, que han iniciado el estudio por obtener 7 vacunas de las cuales 2 tendrán que dirimir la que realmente es efectiva. No sólo la investigación, sino también la construcción física de las plantas edilicias donde serán desarrolladas estas vacunas.

Hace un tiempo otro millonario joven, Jeff Bezos, dueño entre otras cosas del duro y crítico Diario The Washington Post, había donado un millón de dólares al Comité de Reporteros por la Libertad de Prensa. A propósito, el Diario Washington Post ha dicho esta semana, que Donald Trump es el peor presidente de la historia de los Estrados Unidos, lo cual habla de su valía de información objetiva.

Han cambiado muchas cosas para mejor, pero son tantas las calamidades que sería como una gotita de agua sobre el techo de zinc caliente, no obstante la importancia de cada emprendimiento y la ejecutividad de estos hombres visionarios que miran mucho más allá, filántropos, humanistas que profesan una verdad absoluta: la economía es muy importante para los pueblos, pero la vida lo es mucho más para el mundo todo.

Las redes sociales se han convertido en el hilo comunicante para acompañar el encierro, la soledad, el amor, la esperanza y la desazón. Para saludar a seres queridos. Para abrazar virtualmente a los amigos. Para estar informados. Para sentir que ahora somos todos, cada uno en su propio estado con las mismas esperanzas, con las mismas ganas. Es una acumulación de mensajes. Un montículo de cariño que cada vez crece y crece cada vez más. Es por ello que nuevamente hemos recurrido a la lectura, a conocer las grandes personalidades del quehacer artístico, sumando y mezclando las riquezas de las culturas con una fisonomía planetaria para que nadie quede fuera del sistema. Ya más quietos, más tranquilos.

Y en esa vorágine paliativa de mensajes, me hicieron llegar una poesía repleta de fe, esperanza, diría ternura cuya autoría pertenece a una poeta que trata de no ser notoria, de allí su increíble seudónimo: “Lucrecia Astronauta”. Pero ella no se ha dado cuenta de que ha impactado y se ha convertido en un canto renovador, que hace bien. “¿Ya te diste cuenta de que esto se trata del aliento..? / De ese regalo de respiración profunda que le estamos dando a la tierra y a todos sus seres. / Que al respirar e inhalar lento nos estamos / sincronizando con su nueva vibración. / Por todos esos árboles que quemamos, / cortamos y avasallamos. / Ahora estamos devolviendo un poco de lo / que sin medida le quitamos. / Es un virus que necesita sanar pulmones y / linfáticos. / Agua y sangre. / Utero y sistema. / Linaje masculino y femenino. / Es un virus que necesita sistema / inmunológico alto, alcalinizar nuestras vidas, / convertir las tristezas en alegrías. / Unir lo separado y volver a reencontrarnos / ¿No te has dado cuenta de que también / es un regalo…? / Para que reinicies tu sistema de creencias. / Para que deconstruyas tus esquemas. / Para derrumbar viejas costumbres. / Para superar las barreras. / Para darnos cuenta de que necesitamos /  volver a la comunidad y sembrar semillas en la tierra”. /

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