Hace 40 años se la llevaron de Corrientes y ahora busca a su familia biológica

Iriel Amancay Reyes Beyer

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María de los Angeles Chiara tiene 39 años y desde hace más de 15 sabe que fue adoptada ilegalmente en Corrientes. Vivió toda su vida en Villa Pueyrredón, Buenos Aires, pero uno de los pocos datos que posee indica que nació en Empedrado y que la trasladaron en tren a Buenos Aires.

Angeles compartió su historia con El Litoral y contó que no tiene una partida de nacimiento, sino “sólo un certificado” que indica que nació el 11 de septiembre de 1980 y en el que figura como hija legítima de sus padres adoptivos: Carmen Ibañez y Mario Alfonso Chiara.

Sólo dos miembros de su familia saben su verdadera historia. Su madre adoptiva, que hoy tiene 90 años y su madrina, Eva Carballo, esposa de su tío Lucio Chiara, que tiene 80. 

Ambas se rehúsan a ayudar a construir su verdadera historia; la madrina, con el argumento de no desear tener problemas con la familia.

“Me llevó mucho tiempo entender que merezco saber la verdad y que no por eso significa que lastimo a mi familia adoptiva, que sí, me dieron todo, pero todos tenemos derecho a saber de dónde venimos”, afirmó. 

Su hermana -también adoptada y tres años mayor- recuerda con claridad el día que a Angeles la llevaron a la casa, aunque era muy pequeña. 

Fue Feliciana, la madre de la madrina, la que se la entregó a quien es hoy su madre adoptiva diciendo: “acá está”. 

Una versión de la historia indica que Angeles fue producto de una relación extramatrimonial entre el marido de la madre de su madrina con una jovencita, pero desconoce los nombres de estas últimas dos personas. 

No tiene más información sobre los padres de la madrina, sólo que siempre vivieron en Corrientes y que su madrina, Eva Carballo, vivió un tiempo en Mantilla.

Su prima intentó ayudarla revelándole un dato que cambió la historia sobre el verdadero origen de Angeles.

Su padre adoptivo, Mario Chiara, junto con su otro hermano, Salvador Chiara, serían quien la trajeron de Empedrado, hasta donde llegaron porque sabían que “había una niña para adoptar”.

Salvador Chiara en ese momento se desempeñaba como  odontólogo de la Policía Federal en Buenos Aires.

Por la fecha, no descarta ser hija de detenidos desaparecidos. Se estima que  en la última dictadura cívico-militar secuestraron a, por lo menos 400 bebés, de los cuales ya recuperaron su identidad 130. 

Antes de tomar la decisión de rastrear sus orígenes, no se había interiorizado con el trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, pero cuenta que hace un mes “se puso a leer todo lo que había”. 

Angeles se comunicó con la organización Abuelas de Plaza de Mayo, que la conectó con la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) para próximamente dejar una muestra de su sangre y para que sea cotejada con el Banco Nacional de Datos Genéticos, donde familiares de personas secuestradas y desaparecidas depositan muestras biológicas. Su hermana adoptiva también recorrió ese camino.

A pesar de saber hace mucho tiempo que es adoptada, reconoce que tardó muchos años en tomar la decisión de buscar a su familia biológica.

Uno de los momentos clave que la impulsó fue ayudando a su hijo a hacer la tarea, que consistía en armar el árbol genealógico de la familia: 

“El del lado de su padre estaba todo, pero del mío, vacío”, lamenta Angeles.

Pasó el tiempo y con la fuerza renovada, pese a no tener ayuda de su madre y su madrina, reafirma su derecho a conocer su verdadera identidad y así inició su busqueda.-