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De caballos, serpientes y escorpiones

Las marcas de automóviles han recurrido históricamente a la simbología animal para representar valores como fortaleza, nobleza y estoicismo. Desde el cavallino rampante de Ferrari hasta el escorpión de la casa italiana Abarth, repasamos los logotipos diseñados desde el lado salvaje de la naturaleza y la mitología.
 

Por El Litoral

Sabado, 29 de enero de 2022 a las 01:00

Por José Luis Zampa

El día en que Enzo Ferrari ganó su primera carrera como piloto en Ravenna, un 17 de junio de 1923, la condesa Paolina, madre del por entonces fallecido as de la aviación bélica y héroe italiano de la Primera Guerra Mundial, Francesco Baracca, le pidió que como emblema de sus autos de competición llevara pintado un caballo erguido sobre sus patas traseras a modo de amuleto y en homenaje a su hijo, quien utilizaba aquel emblema en sus aeronaves de combate.
El joven Enzo tomó la palabra de la condesa y adaptó el dibujo de Baracca, que pasó de ser rojo en fondo blanco a negro sobre fondo amarillo. Negro en señal de luto por los italianos fallecidos en la guerra y amarillo porque es el color de Módena, su ciudad natal. Nació así el escudo del cavallino rampante, que años más tarde, cuando Ferrari dejó Alfa Romeo y debutó con sus propios autos en el mundo de la Fórmula 1, incorporaron para siempre el símbolo que hasta el día de hoy es sinónimo de distinción, deportividad y pasión.


Por supuesto que el de Ferrari no fue el único caso de un equino convertido en logotipo de una marca automotriz. En la Francia de los años 20 la marca Corre La Licorne, desaparecida en 1947 como consecuencia de la crisis posterior a la Segunda Guerra Mundial, tomó un caballo muy similar al que eligió el commendatore para identificar sus autos, aunque con una diferencia: el loco de esta desaparecida marca gala no era un caballo, sino un unicornio, en homenaje al piloto francés Waldemar Lesttiene por sus numerosas victorias. La identificación heráldica de la familia Lestienne lleva el unicornio.


Otro caso de figura ecuestre es el muy conocido potro al galope de Mustang, el modelo de Ford Motor Company que desde su lanzamiento, en la década del 60, y hasta el presente, se apoya en la potencia que irradia el caballo salvaje (justamente es lo que significa la palabra Mustang traducida al español) concebido por el diseñador Phil Clark, con el fin de diferenciar al que se convertiría en la gema deportiva de la marca desde su lanzamiento, en 1964, respecto del resto de los productos de la compañía del óvalo.


También viene al caso, ya que hablamos de modelos de Ford presididos por caballos, el logo identificatorio de Bronco, la camioneta 4x4 que después del Willys Station Wagon (la Estanciera de IKA) popularizara el concepto de vehículo multipropósito deportivo (SUV), que desde 1966 hasta la fecha utiliza como carta de presentación la efigie de un corcel indomable. De allí la denominación Bronco, representada por el animal dando una coz al aire. A mediados de los años 40 el industrial español Wilfredo Ricart decidió dejar sus aposentos en Alfa Romeo para cumplir su sueño de crear una compañía automotriz ibérica. Lo hizo y a lo grande, con modelos revolucionarios por su diseño y sus mecánicas, bautizados Pegaso, denominación que se transformó en una marca icónica no tanto por la masividad de sus productos, sino por la exclusividad de cada vehículo gestado en Madrid por la compañía llamada Enasa (Empresa Nacional de Autocamiones SA), sobre la base de la por entonces desaparecida Hispano Suiza. El símbolo de Pegaso, extrañamente, no fue un caballo alado como indica el nombre de la marca, sino un caballo flotando en el aire en medio de un círculo, dibujo elaborado por el mismo Ricart para no chocar legalmente con la empresa norteamericana Mobil, que ya poseía la figura del conocido animal mitológico en su isotipo.


En 1922 Sir William Lyons concibió la empresa Sidecar Swallow, dedicada la construcción de automóviles en Inglaterra. En sus primeros años los vehículos presentados por la compañía británica se denominaron SS, pero con la irrupción del nazismo en Europa a partir de 1933, la policía secreta de Hitler conocida como Schutzstaffel, pero popularizada con la abreviatura SS, obligó a la Sidecar Swallow a cambiar de nombre por razones obvias. Lyon hizo una encuesta entre sus colaboradores y el ganador fue el “apellido” que había recibido un auto lanzado en 1935: el SS Jaguar. A partir de 1945, la marca Jaguar fue una bandera de la industria británica, con el felino como principal elemento de su logo.
Dejamos para el final dos ejemplos más de animales tomados como imagen de marcas automotrices. Una de ellas, en realidad es el sello del preparador Carlo Abarth, quien potenció en los años 50, 60 y 70 los distintos modelos de Fiat. El escudo de Abarth, caracterizado por un escorpión, aparece en todos los autos picantes de la fábrica italiana y resume de esa manera el carácter deportivo de los mismos, además de recordar el signo zodiacal de su creador, ya que el austríaco Karl Abarth (italianizado como Carlo) era nacido bajo el signo de Escorpio. 


El menos convencional de los animales convertidos en símbolos de la industria automotriz es el de la casa italiana Alfa Romeo. La marca, hoy perteneciente al grupo Stelantis, nació en Milán a principios del siglo pasado con un escudo que lleva, además de un cruz roja sobre fondo blanco (la bandera de Milán), una serpiente gigante devorándose a un hombre. Se trata del Biscione, un monstruo mitológico utilizado como emblema heráldico de la familia Visconti, dueña del poder en Milán en la era medieval.

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