Por Francisco Villagrán
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Especial para El Litoral
El equipo de científicos considera que dentro de estas cuevas el clima podría ser lo suficientemente cálido como para albergar muchas especies diferentes de animales y plantas. ¿Y porqué no humanos? O quizás seres pertenecientes a una civilización desaparecida que se refugió en el interior del planeta, más precisamente en la zona aludida de la Antártida. Los investigadores encontraron varios objetos y elementos extraños en el interior de las cuevas, que parecen no tener nada que ver con la naturaleza. Algunas de las estructuras halladas tienen una lógica explicación, pero otras escapan a una comprensión natural de sus formas. El continente que aún no ha sido explorado en su totalidad esconde muchos secretos por develar. Quizás por eso las grandes potencias mundiales no quieren que la gente vaya allí, explorando lugares desolados, pero ricos en muchas cosas misteriosas. Al respecto, varios investigadores independientes consideran que grandes corporaciones comunicacionales, como Google y otras similares, no permiten a sus usuarios del servicio, explorar una enorme mancha blanca de miles de kilómetros, en el centro del llamado Continente Blanco. Se sabe que el aire caliente eleva periódicamente la temperatura en estas regiones. Los científicos creen que los volcanes subterráneos tienen la culpa, pero otros creen que no es así. La razón puede ser diferente, quizás la señales captadas por los científicos no provengan del espacio interior sino muy por el contrario, de las entrañas de la misma Antártida. Algunos investigadores consideran que la parte oculta del continente no visible a los satélites, podría estar habitada por seres inteligentes, quizás llegados de otros planetas. A pesar de que los videos registrados son un firme testimonio de la existencia de estos extraños túneles, hay muchos científicos que aún discuten su origen.
Ya algunos planean expediciones hasta las profundidades de las cuevas y túneles, para tratar de encontrar rastros de las presuntas criaturas antárticas y algunos presuponen encontrar ecosistemas únicos completos en las profundidades de los túneles de hielo. Hasta ahora la ciencia conoce solamente 10 volcanes en suelo antártico y cada uno está rodeado por una red de cuevas subterráneas que pueden esconder algunas otras especies de vida que aún no han sido descubiertas por la ciencia y que están allí desde quizás miles de años.
Otras teorías
A pesar de que algunos científicos no están de acuerdo, otros consideran la posibilidad de la existencia de una o varias civilizaciones en el interior de nuestro planeta, especialmente en la zona antártica. Basan sus apreciaciones y fundamentos, en la recordada expedición que realizó el almirante norteamericano Richard Byrd, quien en 1947 logró sobrevolar e introducirse en un gigantesco hueco descubierto en el polo sur, y que sería la entrada a un mundo subterráneo. Según los datos proporcionados por el almirante Byrd, volando en un avión de gran porte, probablemente un DC 4, logró descubrir un gran hoyo en el Polo Sur, por donde entro con el avión y llegó a volar unos 500 km. Según su testimonio y el de la tripulación del avión, desde arriba se veían enormes plantas, mucha vegetación, aparentemente de un clima tropical, incluso grandes animales que aseguran podrían ser dinosaurios, de acuerdo a su gran tamaño. Había cascadas y grandes lagos de agua, en un increible paisaje que les costaba aceptar lo que estaban viendo. Debido a que se estaban quedando sin combustible, decidieron volver por el mismo camino que habían entrado, dejando atrás todo este sorprendente lugar, muy difícil de creer. Lo que se dice un mundo prácticamente prehistórico, enclavado en las profundidades del Polo Sur. Luego vendría la gran expedición armada al continente blanco, integrada por muchos barcos de guerra y científicos. Pero mucho no se habló del resultado de esta expedición a un mundo desconocido. Como siempre, las grandes noticias se tapan o se las niega.
En este campo investigativo, tomó parte activa la NASA, que según una publicación del diario Clarín, que afirma que el organismo espacial, declaró en esa época que en el centro de la Tierra existen valles, montañas y ríos que aún no han sido descubierto al menos oficialmente por la ciencia terrestre. Este sensacional anuncio fue realizado el 11 de septiembre de 1980 y se daba cuenta por primera vez de una conclusión científica que rectificaba todas las apreciaciones sobre la uniformidad del núcleo central de la Tierra. Ahora ya se acepta que adentro de la Tierra podrían existir valles, montañas y ríos, cosa que antes era impensable que suceda.
Un caso sorprendente: en septiembre de 1981, en el sur del lado chileno de la cordillera de los Andes, el Llanquihue es un hermoso espejo de aguas muy tranquilas, al pie del volcán Osorno. La muralla natural de las montañas andinas, lo protege de los vientos del este. Y las corrientes ventosas del oeste, se atenúan en la inmensidad del Océano Pacífico, de manera que, salvo el caso especial de ciclones preanunciados, su navegación no ofrece dificultad alguna, desde los inmemoriales tiempos en que la población indígena de la región lo navegaba con los más frágiles barquitos, que no eran más que troncos ahuecados. Pero desde hace algún tiempo se ha prohibido terminantemente adentrarse en la parte central del lago: es que modernas embarcaciones que ofrecen todos los márgenes de seguridad requeridos, han desaparecido sin dejar rastros. Vecinos del lugar comentaron que allí han estado equipos de la NASA haciendo lo que se llama investigaciones in situ (‘en el lugar’). ¿Qué es lo que se ve arriba que viene de abajo? Nadie lo sabe, solo se arriesgan suposiciones y teorías, entre una de las cuales surge que allí, en el fondo de ese tranquilo lago, podría haber un monstruo similar al del Lago Ness, en Escocia. También se reportó que en octubre de ese mismo año, un grupo turístico que se aprestaba a desembarcar en la isla Victoria, vieron con asombro como el agua se movía y se agitaba causando un gran ruido y ebullición en toda la zona. Son todos hechos sorprendentes que pueden estar conectados con los distintos túneles que abundan en la zona y que aún no han sido suficientemente estudiados por la ciencia. Otro enigma más de los tantos de nuestro planeta.