Por Ricardo G. Leconte y Ricardo G. “Caito” Leconte
Especial para El Litoral
Evocando los 40 años de la guerra de Malvinas, el excandidato a vicepresidente de Mauricio Macri (2019), Miguel Picheto, y el ex vicecanciller (1996/99) Andrés Cisneros publicaron en el diario La Nación el 2 de abril último un importante artículo que destaca el trascendente protagonismo de un correntino que nos honra: el dr. Juan R. Aguirre Lanari, quien durante más de 13 años fue senador nacional por Corrientes, representando al Partido Liberal.
Luego de la derrota en Malvinas en junio de 1982, la Junta Militar destituyó al presidente Galtieri y ofreció el cargo al general Reynlado Bignone, quien manifestó que aceptaría el cargo si lo respaldaban las fuerzas políticas, con el compromiso de convocar a elecciones sin marginar a nadie y entregar el poder a quien ganara, antes del 30 de marzo de 1984. La dirigencia política de todos los partidos le dio el respaldo y juró como presidente y cumplió su promesa. Integró su gabinete con figuras vinculadas a la política, entre ellos, nuestros comprovincianos Juan R. Aguirre Lanari (PL) como canciller y Adolfo Navajas Artaza (PDP) como ministro de Acción Social.
Detalla el artículo el extraordinario desempeño de Aguirre Lanari como canciller argentino, para lograr en la Asamblea de Naciones Unidas del 4 de noviembre de 1982 -poco más de 4 meses después de la derrota en Malvinas-, la Resolución 37/9 que ratificó la vigencia de la reivindicación de los derechos argentinos sobre las islas. Posición que sin vacilación se mantiene permanentemente.
El artículo titulado: “Malvinas: la verdadera solución está adelante. Por Miguel Picheto y Andrés Cisneros”.
El texto, al que agregamos subtítulos para facilitar su comprensión, dice:
“El 2 de abril provocará siempre sentimientos muy profundos. Honor al coraje de todos los combatientes y dolorosa recordación por las jóvenes bajas en un enfrentamiento con mínimas posibilidades, a pesar de nuestros derechos claramente superiores”.
Trascendente gestión diplomática
“Hoy recordemos también un enorme logro diplomático, ocurrido cinco meses después de nuestra rendición, que impidió que el Reino Unido consiguiera que se declarara el fin de la controversia de soberanía y la consagración definitiva de la autodeterminación en las islas. Maniobra de gran lucidez, protagonizada no tanto por un gobierno argentino, literalmente fuera de combate, sino por el cuerpo de diplomáticos profesionales conducido por un destacado canciller proveniente de la política, Juan Ramón Aguirre Lanari, y un gran diplomático profesional como Carlos Muniz”.
“Londres preparaba una declaración de ONU letal para nuestros derechos. Pero, débiles como habíamos quedado, el Palacio San Martín ingenió una contramaniobra de brillante sensatez: una resolución que mantuviera la controversia de soberanía exactamente igual a la que existía antes de la guerra.”
“La historia enseña que todo país que pierde en el campo de batalla lo primero que procura es reconstruir la situación previa al conflicto, para comenzar todo de nuevo. ¿Qué hizo entonces la diplomacia argentina? En lugar de una propuesta solitaria, meramente reivindicativa, con poco eco, se las ingenió para que la endosaran nada menos que diecinueve países de América. El resto eran Canadá, Estados Unidos y los miembros americanos de la Commonwealth británica. Militarmente derrotados, podíamos demostrar que políticamente seguíamos fuertes y dispuestos a la lucha por el derecho. ¡Que Londres se las arreglara para presentar un bloque comparable!”
“Como espectacular resultado, la Asamblea de la ONU emitió la Resolución 37/9 de noviembre de 1982, declarando que la histórica Resolución 2065/65 mantenía plena vigencia, que la autodeterminación no se aplicaba en las Malvinas, que debían tomarse en cuenta los intereses pero no los deseos de los isleños y que la controversia, lejos de haberse agotado, continuaba plenamente vigente. Con ello el Foreing Office no pudo avanzar un solo casillero aprovechando la victoria por las armas. Obtuvimos 90 votos a favor, con 52 muy significativas abstenciones y apenas 12 en contra, básicamente el Reino Unido y solo algunos miembros de su comunidad. Aparte del aluvión de votos favorables tómese en cuenta que las 52 abstenciones -gran parte de ellas europeas- en realidad fungieron como una muda pero palpable señal de buen retorno. Y con semejante victoria, nuestra diplomacia, en una situación dificilísima, consiguió impedir que vencidas nuestras armas, no se perjudicaran nuestros derechos.”
Necesidad de exaltar
un triunfo pocas veces visto
“En nuestra opinión dice esa Resolución 37/9 los argentinos debemos rescatarlas del segundo plano, y en estos cuarenta años y en las próximas recordaciones, exaltarlas como un triunfo pocas veces visto en las Naciones Unidas. Un éxito de la Argentina y de los principios que nos otorgaron orgullosa identidad en el mundo. Esos mismos que hoy aparecemos defendiendo tibiamente ante la barbarie de Ucrania”.
Manejo ejemplar del tema
“La entretela de semejante gambito permite saber que se desplazaron al menos dos grupos de diplomáticos a Europa solicitando apoyo expreso, pero para negociar al menos posibles abstenciones, y, en América, el abierto acompañamiento en la presentación y el apoyo en la votación. Un equipo selecto de juristas se encontraban en Roma, abocados a la mediación papal, por lo que poco pudieron aportar, de manera que se multiplicaron los esfuerzos.
Y en América el acompañamiento justamente de Chile, con un Pinochet muy enfrentado a la Argentina, debió ser resuelto directamente por Aguirre Lanari que en sus memorias cuenta: “El (canciller) de Chile se negó hasta último momento y le dije: ‘Si no querés firmar, no lo hagas, yo lo presento igual’. Entonces lo firmó.”
“La brillantez de la maniobra permitió no solo derrotar abrumadoramente a Londres en la votación, sino conseguir que Estados Unidos, hasta entonces eternamente votando en abstención, por primera vez sufragara en favor de la Argentina en las Malvinas (aunque supusiera coincidir con los No Alineados) cambio de actitud que luego asentó en la OEA”.
Trascendencia del
procedimiento diplomático
“Thatcher, enormemente disgustada, reprochó amargamente al presidente Reagan y su embajador emitió fortísimas quejas ante el secretario de Estado George Schultz. Pero lo que Washington estaba haciendo era marcarle a Londres de nuevo la cancha: “Hasta en la guerra en Malvinas los acompañamos porque fue una violación argentina a las cartas de la ONU, pero América es un espacio de interés estratégico para los americanos y ustedes ya no juegan en ese territorio.”
“En Europa, el vacío fue semejante: por la postura británica solo votaron Antigua y Barbado, Belice, Dominica, Fiyi, Gambia, Islas Salomón, Malawi, Nueva Zelanda, Omán, Papúa-Nueva Guinea y Sri Lanka. Ningún europeo. Todos los demás se abstuvieron. Mensaje evidente: “En la guerra con ustedes; en la paz hay que sentarse y negociar”. La victoria no da derechos, cachetazos de Occidente a la historia de la violencia imperial de tres siglos de Gran Bretaña.”
“En tanto, recordable boutade del Foreing Office, que, ante una exhortación del entonces Papa al diálogo, contestó que “considera la cuestión de las Islas Falklands como bilateral entre naciones y que (el Papa) no tiene rol para jugar (en la disputa).” Notable contradicción para una cancillería que todo el tiempo está pidiendo considerar a los isleños como tercera parte.”
“Además del enroque norteamericano, algunos otros hitos favorables despuntaron en esa histórica ocasión. Con Chile, por ejemplo, comenzó un proceso de entendimiento, que a los pocos años terminó con la solución de la totalidad de los límites andinos y con Santiago poniéndose de pie en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas para alegar como abogado oficial de los derechos argentinos en las Malvinas. Y con los hermanos de la región y los vecinos más cercanos dejamos de considerarnos hipótesis de conflicto, iniciando un ejercicio de acercamiento que generó el Mercosur y la época de mejor convivencia en toda nuestra historia.”
Reflexión final
“El ejemplo de la Resolución 37/9 debe llamarnos a la reflexión. De no cambiar seguiremos con la política exterior de la permanente frustración, reivindicada hoy por los Kirchner: perennes campeones morales, buscamos quedarnos con la razón y otros con las islas y las pasteras, y así eternamente. Las actitudes del todo o nada nunca produjeron cambio alguno, sino la prolongación del statu quo y la pérdida de oportunidades. “
“Perder el 2 de abril y ganar con 37/9 fueron dos batallas de ninguna manera definitivas. La soberanía se va a resolver cuando la Argentina vuelva a ser un país respetado y con alianzas internacionales cuyo peso no se pueda ignorar. La discusión jurídica no es todavía ahora, pero ya es tiempo de convivir y trabajar generando ante el mundo el perfil de país que nunca debíamos haber perdido.”
La claridad y precisión del artículo de dos calificados autores sobre el tema Malvinas, consolida el orgullo de los correntinos por la trascendente actuación de nuestro comprovinciano, el dr. Juan R. Aguirre Lanari.
Y es justicia difundirlo.