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Iglesia y Estado ¿asuntos separados?: una revisión de las tres constituciones

El debate sobre la educación religiosa volvió a plantearse con la reforma constitucional de 1949, durante el peronismo. Sin embargo, a fines del siglo XIX ese tradicionalismo católico se vio afectado por los embates del liberalismo. La institución religiosa mantuvo su lugar de predominio en la vida social y cultural de la provincia.  

La historiadora María del Mar Solís Carnicer analizó en forma comparativa los procesos de reformas constitucionales de la provincia de Corrientes de 1889, 1913 y 1949; con el objetivo de indagar sobre las representaciones acerca de la laicidad, la religión y el Estado presentes en ellas. Esta investigadora del Centro Científico Tecnológico Nordeste (Conicet) consideró a las tres reformas constitucionales como representativas de tres momentos políticos diferenciados en los que las relaciones entre la Iglesia y el Estado provincial se vieron afectadas.

“Las dos primeras constituciones tienen muchos elementos en común, más allá de haber transcurrido más de veinte años entre ambas reformas. Tanto en 1889 como en 1913 ocupaba el gobierno de la provincia Juan Ramón Vidal, uno de los principales líderes políticos del partido autonomista de Corrientes. Vidal tuvo un largo predominio en la política provincial, fue un referente en la práctica de la política del acuerdo y compartió el gobierno en ambas oportunidades con un sector del partido liberal", explicó la historiadora.

Los más de veinte años que median entre una y otra, y los diferentes contextos en los cuales fueron aprobadas no se reflejan en su contenido, especialmente en lo que se refiere a las relaciones entre la Iglesia católica y el Estado provincial, respecto de las cuales no se plantean cambios significativos.

Solís Carnicer se concentró especialmente en estudiar los debates planteados en las convenciones, la identificación de las posturas defendidas por los diferentes sectores políticos e ideológicos, los actores involucrados, los argumentos esgrimidos en cada caso en torno a esta cuestión y sobre otras vinculadas con ellas, como la educación religiosa.

 A partir de ese análisis, la historiadora contribuyó al conocimiento del proceso de laicización en la Argentina, desde la perspectiva de un caso provincial.

Su investigación fue publicada recientemente en la revista de historia Quinta Sol, editada por la Universidad Nacional de la Pampa.

1889

La primera reforma, en 1889, responde a un momento en el que el liberalismo anticlerical era el que predominaba en las élites gobernantes, señaló Solís Carnicer. Es quizás esta la reforma más importante en este sentido, porque observó en ella un fuerte interés puesto en la creación de un Estado laico, más aún teniendo en cuenta el contraste con la Constitución anterior, en la que prácticamente se había declarado a la religión católica como religión oficial de la provincia.

Así, la investigadora insistió en que quitar la obligatoriedad en el sostenimiento del culto católico y de pertenecer a dicha religión para ocupar el cargo de gobernador y la ausencia a toda mención al catolicismo en su articulado dan cuenta de ese impulso laicista y podrían ser pensados como un “umbral de laicidad”, ya que estas cuestiones no fueron modificadas posteriormente.

Sin embargo, Solís Carnicer reconstruyó a través de los debates en las convenciones, que estas no eran ideas compartidas por todos los miembros de la élite política, ni siquiera por los del mismo partido gobernante.

1913  

La Constitución de 1913, detalló,  directamente guarda silencio sobre la mayoría de estos puntos; no se incluyen estos artículos que expresamente se manifestaban a favor de una separación de ambas instituciones, pero tampoco se agrega ninguno que avance en sentido contrario, aunque se agrega la posibilidad de que el juramento del gobernador sea únicamente “por mi honor y la patria”.

La historiadora aclaró que debe tenerse en cuenta el contexto más general de acercamiento entre la Iglesia y el Estado que se da hacia el centenario de mayo y, en el caso particular de Corrientes, el hecho de que recientemente se hubiera creado el obispado local, lo que pudo haber influido en el cambio de estas relaciones.

1949

La Constitución de 1949, en cambio, se realizó en un contexto completamente diferente. Solís Carnicer remarcó que esto se dio bajo un gobierno peronista fuertemente influido –en el caso de la provincia de Corrientes– por el nacionalismo católico. 

Entonces la Iglesia volvió a ser protagonista, particularmente en el discurso de los convencionales y los rituales que se llevaron a cabo en torno a la convención constituyente. Sin embargo, en el articulado de la nueva Constitución, la Iglesia no avanza considerablemente sobre las instituciones provinciales (no se menciona nada sobre el sostenimiento del culto católico ni la obligatoriedad de profesarlo para ser electo gobernador), indicó la historiadora. 

Sí, en cambio, pasa a ocupar un espacio central en el área educativa, que en realidad nunca había perdido del todo pero que por primera vez se va a explicitar en el articulado de una constitución provincial. “Esta mayor presencia simbólica del catolicismo que se observa en la reforma de 1949 no se plasma en la letra de la ley, lo que refuerza la idea de que en la Constitución de 1889 se alcanzó un “umbral de laicidad” y que el estatuto de la Iglesia católica no se modificó más allá de los cambios de clima políticos y sociales”, señaló la investigadora del Conicet.

Tradicionalismo

Para Solís Carnicer es significativo el hecho de que Corrientes, siendo una provincia con un fuerte tradicionalismo católico que impregnó su sociedad desde los tiempos coloniales y cuyo influjo incluso se profundizó desde fines del siglo XIX, haya tenido momentos de mayor y menor acercamiento en el plano de la política institucional, una situación que aporta nuevos matices al conocimiento de la ya compleja relación entre Iglesia y Estado.

En cuanto a la Iglesia Católica, la historiadora destacó como importante que en 1859, la Iglesia de Corrientes, que hasta ese momento formaba parte del obispado de Buenos Aires, pasó a integrar el obispado de Paraná, jurisdicción que se mantuvo hasta la creación de la diócesis de Corrientes, en 1910. La religiosidad era un rasgo distintivo de la sociedad correntina, marcada desde sus orígenes por un fuerte tradicionalismo católico. 

Embates del liberalismo

Solís Carnicer hizo hincapié en que el tradicionalismo católico se evidenció particularmente en la gran influencia que tuvieron las órdenes religiosas sobre la sociabilidad, la educación y la cultura desde los tiempos coloniales. El calendario religioso regía las actividades de la vida social, especialmente de los sectores de la elite, remarcó.

La devoción a las vírgenes de Itatí y de la Merced y a la Cruz del Milagro se manifestaba en multitudinarias procesiones y actividades que nucleaban a la mayor parte de su población. 

“A fines del siglo XIX, ese tradicionalismo católico se vio afectado por los embates del liberalismo, que se reflejan, por ejemplo, en el fuerte influjo del positivismo en la educación provincial en torno a la figura de J. Alfredo Ferreyra. A partir de allí, se observa un retroceso de la influencia de la Iglesia católica en la vida pública provincial, especialmente en las normativas constitucionales, aunque mantuvo su lugar de predominio en la vida social y cultural”, dijo Solís Carnicer en su trabajo.

Si bien no hay investigaciones que profundicen en la historia de la Iglesia en esta provincia, la historiadora consideró que la indagación de los vínculos entre Iglesia y Estado puede aportar al incentivo de nuevas indagaciones y al avance y complejización del conocimiento de los rasgos, ritmos y alcances que tuvo la laicización en las diferentes regiones de la Argentina.

Peronismo

El mito de la nación católica se irá cristalizando rápidamente en el peronismo de Corrientes y en ese sentido, según Solís Carnicer, es significativo lo que ocurrió con motivo del segundo aniversario del 17 de octubre, en 1947, convertido en un verdadero ritual que recordaba el origen mítico del movimiento. 

Se realizaron diversos actos en distintos puntos de la ciudad y con distintos organizadores. Uno de los principales, llevado a cabo en la Escuela Normal de Maestras, integró los actos preparatorios en honor al Congreso Mariano con el del día de la Lealtad Popular, y en él, el único orador fue el profesor de la escuela, vicario general de la diócesis, monseñor Julio Santajuliana.

La constitución provincial de 1913 estuvo vigente hasta 1949, año en el que se reformaron la Constitución nacional y todas las constituciones provinciales. Solís Carnicer consideró que se trató de una reforma ambiciosa, que formó parte del denominado constitucionalismo social al que adhirió el peronismo y en el que la Iglesia católica volvió a convertirse en protagonista.

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