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/Ellitoral.com.ar/ Cultura

El corazón chamamecero latió fuerte con El Bocha y Lorena Larrea

La presentación del Bocha Sheridan se demoró casi una hora, y el público lo esperó. Lorena Larrea Catterino ofreció un show que emocionó hasta las lágrimas, “es la primera vez que canto sola, cuídenme”, pidió. 
Foto: Marcos Mendoza

 El Bocha Sheridan y la Fiesta Nacional del Chamamé maridan perfectamente y de manera natural. No hacen falta condimentos ni agregados para que estas presentaciones sobre el escenario Osvaldo Sosa Cordero sean un éxito. Si canta el Bocha la gente llora, pero no llora de tristeza,  llora de emoción, y es un llanto que conecta corazones. 

Los que van a sus shows saben de antemano que esto es lo que va a pasar y quizás por ello, el viernes durante la octava luna festivalera, el intérprete por excelencia de Flores del Alma fue ovacionado incluso antes de ser anunciado. Su aparición estuvo demorada, y la gente lo esperó. Pero no fue el único que en esa velada toco la sensibilidad del pueblo.

Foto: Marcos Mendoza

Lorena Larrea Catterino cantó desde su más profundo dolor y generó una conexión mágica con el público “esta es la primera vez que canto sola, cuídenme”, pidió y su gente la cuidó. El Ballet Oficial también supo calar hondo y fue cuando a través del ejemplo dejó un mensaje de superación digno de ser imitado. El auditorio lo agradeció con gritos, sapucays y aplausos de pie.  

En la Fiesta Nacional del Chamamé hay artistas que buscan seducir al auditorio y para eso se ocupan de preparar buenos espectáculos, y mucho mejor si son novedosos. La idea es no aburrir mostrando siempre lo mismo. Este no es el caso del Bocha Sheridan a quien parecen no interesarle las conquistas, y claro, no le interesa conquistar porque ya enamoró y fidelizó a su público. 

Acompañado por unos pocos instrumentos, dos de ellos ejecutados por sus hijos Santiago y Pablo, el artista fue la figura principal de la octava noche chamamecera del Cocomarola. Su presentación estaba prevista para la 1.20 pero por motivos que no trascendieron, se retrasó una hora. Así es que promediando las 2.15 de la madrugada y sin que los presentadores anunciaran aún el siguiente número, el auditorio comenzó a corear “olé, olé, olé, Bocha, Bochá”. Y es que la espera se había hecho larga y la ganas de escuchar, de cantar y porque no de llorar, ya se hacían insostenibles. 

Foto: Marcos Mendoza

Tranquilo, sobrio y sin parafernalia, Bocha apareció en escena alrededor de las 2.30 y cual estrella de rock, hizo rugir al Anfiteatro con solo levantar sus brazos. “Viejo Caa Cati” fue el tema elegido para iniciar el show que se extendió por aproximadamente 50 minutos, tiempo en el que sonaron canciones como “Corrientes Cambá”, “A mis amigos” y “Leyenda de Itá Hasé” entre otros. 

Santiago padre siempre da a sus hijos la posibilidad de interpretar algunos temas, a veces canta uno, a veces canta uno cada uno y también lo suelen hacer a dúo. En la presentación del viernes solo cantó Santi, y la elegida fue “Ñangapirí”. 

Quienes esperaron la presencia de Sheridan hasta la madrugada no estaban dispuestos a dejarlo ir fácilmente, tan es así que tres veces le pidieron “otra” y lograron un cierre ideal con “Niña del Ñangapirí”, “Flores del Alma” y “Cañada Fragoza”. 

 LENGUAJE DEL ALMA  

El buen arte es el que moviliza, el que no viene de la cabeza sino de un lugar mas grande, más profundo, el buen arte es ni más ni menos que la materialización del espíritu. Es por eso que, quienes llegan a la cima y permanecen en ella son los que saben traducir el lenguaje del alma. Cantar, canta cualquiera, tocar un instrumento también (con practicar es suficiente) pero atravesar al auditorio es un don, y está reservado a quienes primero se dejan atravesar por la vida y sus circunstancias.  

 Lorena Larrea Catterino se dejó atravesar por la vida, se rompió, se mostró vulneraba, pidió ayuda y el viernes regaló a la Fiesta Nacional del Chamamé una presentación mágica y lo hizo hasta donde pudo, después utilizó su tiempo para abrir el camino a una nueva generación de artistas.  

“Es la primera vez que voy a cantar sola, cuídenme”, pidió desde arriba del escenario, luego de haber iniciado su show desde abajo tal y como lo hace desde hace varios años. La tristeza de Lorena, que en el 2022 perdió a su marido y director musical, se tradujo en lágrimas del auditorio y amorosos aplausos, “quiero pedir un fuerte aplauso para Osvaldo Gómez, responsable durante más de 20 años del proyecto musical que llevamos adelante”, dijo y advirtió “vamos a ver si podemos seguir”, y sí, pudo seguir e interpretó una bellísima versión de “Para volver a soñar”.  

Su tiempo en escena no fue extenso, y lo utilizó también para presentar a Sin Corrientes Dúo asegurando que el año próximo estos chicos tendrá su propio espacio en la fiesta grande.  

 SIN SONIDO 

Debido a su calidad artística, profesionalismo y respeto, el Ballet Oficial de la Fiesta se adueñó hace tiempo del corazón chamamero. Sus presentaciones impecables son uno de los momentos favoritos de cada velada, pero el viernes el grupo superó todas las expectativas cuando logró sortear un problema técnico que hubiera desestabilizado a cualquiera. Es que en lo mejor del cuadro “Plenilunio”, se cortó totalmente el sonido. Lejos de frenar, los bailarines tomaron la posta y continuaron la danza al son de sus propias voces.

La música volvió varios minutos después, pero mal, sin coincidir con el momento coreográfico, luego la adelantaron, la atrasaron e hicieron un verdadero desastre sonoro. El Ballet no se inmutó por eso, los artistas siguieron hasta el final y el broche de oro fue con todo el Cocomarola de pie celebrando la entrega del grupo. 

 ALTO VUELO 

En la noche del viernes hubo mucho chamamé. La buena música comenzó temprano con referentes del género como  Gabino Chávez que interpretó canciones de Félix Chávez y de Mateo Villalba.  

Inmediatamente después, fue el turno del propio  Mateo Villalba  quien también tuvo una hermosa presentación “recién Félix Chávez cantó de manera maravillosa un tema que también estaba en mi repertorio, así que los invito a volver a escucharlo”, dijo casi como disculpándose antes de cantar “Arrebol”. 

Foto: Marcos Mendoza

Los Chaqueñisimos Cardoso llegaron desde Quitilipi para poner a bailar al auditorio festivalero y, además de cumplir su objetivo lograron estar entre los más aclamados de la noche.  

La Delegación de Santa Fe subió a escena alrededor de la medianoche Con una poderosa presentación que incluyó música y danza. El numeroso grupo dejó al público atónico por tanto despliegue y fue ovacionado por el auditorio.  

Desde Buenos Aires, la bandoneonista  Milagros Caliva trajo a Corrientes una dulce presentación notablemente cargada de emotividad. Además de tocar el instrumento que la hizo conocida, la artista se animó a cantar y el resultado fue excelente.  

La Familia Guedes llegó desde Brasil y una vez más recibió el abrazo del pueblo chamamecero que agradeció su arte. Más tarde Matías Galarza generó un gran momento musical con la Orquesta Chamamecera. Y el grupo paraguayo Tierra Adentro revolucionó el Cocomarola con una impronta chamamé-roquera.  

Con entradas agotadas, al cierre de esta edición se anunciaba la novena luna chamamecera que tenia entre sus artistas principales a Los de Imaguaré, Ernestito Montiel y el Cuarteto Santa Ana, y Gicela Méndez Ribeiro entre otros. 

 

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